La inmensa mayoría de la mitad de la población que votó por Petro, en su imaginario pensaba que votando por él se instauraría un gobierno que tendría como brújula un cambio positivo basado en la pulcritud del manejo del erario público, una nueva clase política imbuida del ideario de la igualdad y la solidaridad con los pobres y un programa de reformas que tendría como norte la eliminación de la pobreza y la desigualdad. Tenían razón en creer eso si se basaban en la propaganda de Petro y sus áulicos.

Pero si no se hubiesen dejado engañar por esa propaganda mentirosa y hubiesen reflexionado en los ejemplos de los regímenes en que Petro se basaba como modelo: Cuba y Venezuela, no estuviesen tan decepcionados de la realidad que muchos augurábamos. El gobierno del cambio es una farsa, y como todo gobierno socialista, es una mentira fundamentada en la distorsión del lenguaje preconizada por Orwell en su famosa novela 1984, es una farsa montada para el usufructo de una plutocracia socialista, que tiene como objetivo su enriquecimiento y la pauperización del pueblo para hacerlo dependiente del Estado y así sumiso a su dictadura.

La farsa del gobierno del cambio se comprueba en los “logros” de su primer año de gobierno: casi medio país en manos del narcoterrorismo, récord en masacres y líderes sociales asesinados, práctica suspensión de la erradicación de la droga, inseguridad campante en todo el país, corrupción y nepotismo generalizados, incremento de la pobreza y  grave situación de inestabilidad social, amén de un régimen personalista que busca la imposición del socialismo del siglo XXI por vías no democráticas, como lo acordado con el ELN de “reformar el modelo económico y político del país”, léase la sustitución de la democracia liberal y la economía de libre mercado por el sistema de dictadura del socialismo estatista, conversión que se realizará por medio de una constituyente simulada llamada la mesa de participación de la sociedad civil que se instala esta semana y que dirigirá los comités populares, copia del modelo leninista de “democracia” popular.

El gobierno de Petro tuvo un amplio consenso parlamentario en 2022 fundamentado en la traición de los partidos Liberal y Conservador a sus principios teóricos, pues en verdad esos partidos son una federación de clanes regionales de negociantes de la política que se venden al mejor postor; a principios de año ponen sus exigencias mucho más elevadas y Petro rompe la coalición, pero solamente para un receso mientras prepara un nuevo método de repartición de la mermelada, esta vez a través de negociaciones directas con los parlamentarios, apuesto al triunfo del gobierno en sus objetivos, tendrá las reformas que quiere, edulcoradas y maquilladas para querer hacer ver que los partidos impusieron sus puntos de vista “moderados”, pero en realidad el objetivo fundamental de Petro será concedido: la estatización del país.

En la salud a través de la imposición de ADRES como el monopolio rector de la salud, con la consecuente eliminación de las EPS y así acabando la provisión de salud eficiente; en lo pensional, imponiendo el sistema de pilares con 85% de la población cotizando al sistema estatal, con la consecuente aniquilación de los fondos privados y lo que es peor, las desastrosas consecuencias que esto tiene para el mercado de capitales y en la laboral, con la imposición de un código de trabajo empoderando a los sindicatos comunistas, creando una mayor informalidad y en general, empobreciendo a la inmensa mayoría del país, para hacerlo dependiente del Estado y así sumiso al régimen.

Es que desde la campaña se vio que era imposible el cambio, pues Petro llegaba al poder sobre los hombros de lo más corrupto de la clase política tradicional: Santos, Samper, Barreras, Benedetti, Trujillo, los Ñoños, etcétera. Además del apoyo tradicional que siempre ha tenido de los narcoterroristas de las FARC y el ELN, ahora se suman los del “pacto de la Picota” sumando así toda la economía ilícita a su campo. La corrupción estaba desde el financiamiento en manos en gran parte de su hijo Nicolás, como lo demuestra el video en donde se aprueba “correr la línea ética” y encargar a Nicolás de buscar el financiamiento de la campaña en la costa, ese mismo financiamiento al que se refiere Benedetti en los audios revelados por Semana. Claro, ahora Petro se lava las manos y tira por la borda al hijo “que él no crió” y habla de la “autodestrucción” de Nicolás. para salvar a Petro ya está lista la Comisión de absoluciones (digo de acusaciones) de la Cámara de Representantes, en la cual está la mujer de Barreras, el escudero Alirio Uribe y los “siempre listos” conservadores, liberales y del Partido de la U para absolver al presidente guerrillero de toda culpa.

En conclusión, se comprueba que con Petro lo que existe es la farsa del gobierno del cambio, habrá más de lo mismo, o mejor dicho, permanecerán los problemas de siempre pero ahora peor, pues se está estableciendo el verdadero cambio: la transformación de una democracia liberal con un sistema económico de libre mercado por una dictadura del socialismo del siglo XXI, con un régimen económico de socialismo de Estado, ya lo acordaron la mesa del diálogo con el ELN y será ratificado por similares con las «disidencias” de las FARC y los del “Clan del Golfo”, así se llegará a la “paz total”, que es la de la dictadura estalinista de Petro, establecida con el apoyo de una “oposición” colaboracionista, que sufrirá los rigores del comunismo, como lo están sufriendo los colaboracionistas en Nicaragua y Venezuela.


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