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La estupidez humana y las acciones políticas en Venezuela

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Foto AFP

La lectura de Allegro ma non troppo de Carlo M. Cipolla me ha proporcionado un marco de análisis interesante para comprender la crisis política y económica en Venezuela desde una perspectiva distinta. La teoría de la estupidez humana nos invita a reflexionar sobre los comportamientos y decisiones que nos han llevado a esta situación.

Es importante recordar que no se trata de señalar a individuos específicos, sino de reconocer patrones de comportamiento y buscar soluciones que nos alejen de la estupidez colectiva. La crisis en Venezuela es un llamado de atención para aprender de los errores y fomentar una cultura de responsabilidad y pensamiento crítico en todos los niveles de la sociedad.

Cipolla plantea una perspectiva interesante sobre la estupidez humana y su relación con el poder. Para el autor, “una persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio”. En el caso de Venezuela durante el siglo XXI, es evidente que el comportamiento de la gran mayoría de los líderes políticos ha tenido consecuencias devastadoras para todo el país.

El autor señala que los estúpidos, aunque presentes en todas las sociedades, pueden causar daños limitados o terribles dependiendo de dos factores principales. En primer lugar, la predisposición genética hacia la estupidez, que algunos individuos heredan en dosis considerables. Esto implica que desde su nacimiento forman parte de la élite de su grupo. En segundo lugar, el factor determinante es la posición de poder o autoridad que ocupan en la sociedad.

En el contexto de Venezuela, esta idea cobra relevancia al observar cómo la clase política ha tenido un impacto negativo en la economía y en la sociedad en general. La posición de poder que han ostentado los políticos y burócratas ha potenciado su capacidad de causar daño. Sus decisiones irresponsables, la falta de planificación, la incapacidad de llegar a un consenso y la corrupción, han contribuido a la crisis económica que ha sumido al país en la pobreza, la inflación descontrolada, un periodo de escasez de alimentos y medicinas, y otro periodo de abastecimiento de productos a precios inaccesibles debido al valor del misero salario básico.

Muchas personas se preguntarán cómo las personas estúpidas logran alcanzar posiciones de poder o autoridad. En Venezuela, las instituciones sociales tradicionales, como las clases y las castas, han dado paso a los partidos políticos, la burocracia y la democracia. En este sentido, las elecciones generales, que deberían ser un instrumento para el bien común, se convierten en una oportunidad para que las personas estúpidas perjudiquen a los demás sin obtener verdaderos beneficios a cambio.

Es importante destacar que la estupidez no se limita a un grupo específico, sino que se extiende a lo largo del espectro político. La falta de visión a largo plazo, la búsqueda de intereses personales por encima del bienestar colectivo y la incapacidad para comprender las consecuencias de sus acciones, son características presentes en varios actores políticos del país.

Cipolla explica la naturaleza impredecible y desestructurada de la estupidez. A diferencia de los malvados, cuyas acciones pueden ser racionales, aunque perjudiciales, los estúpidos actúan sin un plan preciso y sin seguir las reglas de la racionalidad. Esto dificulta la defensa y el contraataque frente a sus acciones, ya que sus movimientos son erráticos e impredecibles.

Coincido con el autor en que la falta de consciencia de su propia estupidez otorga mayor fuerza y eficacia a la acción devastadora de los estúpidos. En el caso de la clase política en Venezuela, esta falta de consciencia se ha traducido en una persistente negación de la realidad y una ausencia de responsabilidad por las consecuencias de sus decisiones.

Es importante resaltar que la estupidez no es exclusiva de un grupo político en particular, sino que atraviesa las distintas corrientes ideológicas.  Ante esta situación, es fundamental que la sociedad venezolana esté alerta y tome consciencia de la importancia de elegir líderes responsables, comprometidos con el bienestar colectivo y que sean capaces de comprender las consecuencias de sus acciones. La superación de la estupidez humana en el ámbito político requiere de una ciudadanía informada, crítica y participativa, dispuesta a exigir transparencia y rendición de cuentas a sus representantes.

Solo a través del entendimiento y la toma de consciencia colectiva será posible superar los errores del pasado y construir un futuro basado en la responsabilidad y el sentido común. La crisis económica en Venezuela es un recordatorio doloroso de cómo la estupidez humana de un grupo puede tener un impacto devastador en la vida de toda la población. Es una llamada de atención para evaluar nuestros propios comportamientos y exigir responsabilidad a aquellos que toman decisiones en nuestro nombre.

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