“El tema de la campaña republicana es el supuesto socialismo de los demócratas. Ese argumento me ha mordido antes. No me lo creo. Ni Joe Biden ni Kamala Harris tienen nada que ver con la visión comunista de la sociedad”, escribe Carlos Alberto Montaner en su ya larga e indigerible diatriba contra Donald Trump.
En esto los venezolanos podemos dar lecciones porque ciertamente que nos ha mordido ese argumento tan recurrente del “no, vale, yo no creo”; pero también estamos escaldados en tratar de convencer a alguien del supuesto socialismo de sujetos como Maduro que aunque los únicos estudios formales que puede exhibir sean en la escuela de formación de cuadros del Partido Comunista de Cuba Ñico López, todavía hay quien se ofende con solo escuchar que su régimen sea comunista.
CAM recuerda a un compatriota cubano que huyó alarmado de España apenas los socialistas ganaran las elecciones en 1982, contra cuya experiencia se estrellaba cualquier razonamiento que él alegara. A la luz de la situación actual de estos países ya debería ser suficiente para admitir que aquel compatriota suyo es quien tiene razón.
Refiriéndose a notables personajes de origen cubano que desempeñan altos cargos en el establishment americano dice que “probablemente, ninguno de ellos se hubiera establecido en Estados Unidos de haber estado en la Casa Blanca un nacionalista antiinmigrante como el señor Trump”, y esto lo escribe aunque esos señores están allí y Trump en la Casa Blanca.
Trump estuvo casado con Ivana María Zelnicková, originaria de Checoslovaquia, y lo está con Melanija Knavs, natural de Eslovenia, es decir, con dos inmigrantes, no obstante, CAM insiste en esa monserga enfermiza de que es antiinmigrante, esto ignorando la cantidad de inmigrantes que apoyan entusiastamente su candidatura.
“Trump no quiere a los cubanos. Por lo menos no los quiere en territorio americano”. ¿Prueba al canto? Porque no revoca un decreto de Obama que suprimió el tratamiento de “pies secos, pies mojados” con que se beneficiaba a los cubanos que escapan de la isla. Mejor argumento imposible: la Orden Ejecutiva es de Obama; pero la culpa es de Trump.
“Tampoco quiere a los venezolanos, aunque los ayuda económicamente fuera de las fronteras estadounidenses. No les concede el Temporary Protected Status…”. En este punto es conveniente aclararle a CAM que el mayor interés de los venezolanos, en particular, la mayoría de la población, no es obtener un TPS en Estados Unidos, sino que se resuelva el problema interno del país, con lo que se solventaría no solo esa sino la situación del resto de los compatriotas en todo el mundo.
“No puedo ser trumpista, precisamente, porque Trump es un nacionalista, antiinmigrante, proteccionista, tres categorías que me producen un enorme rechazo”. Aquí comienza a despejarse el panorama. Veamos, CAM está contra los nacionalistas, ¿y cuál es la alternativa? Suponemos que alguna forma de gobierno mundial, que bien podría estar localizado en la ONU que, por cierto, ya se encuentra bajo la hegemonía socialista.
Lo de “antiinmigrante” alude a una cuestión que afortunadamente afecta más a Europa que a los EE UU, ¿cuál es la alternativa? ¿Un mundo de fronteras abiertas donde cualquiera pueda ir y venir según su criterio y circunstancia? Eso difícilmente se le podrá vender a ningún país de Europa individualmente considerado; pero lo más importante es que resulta un parte aguas que deslinda de qué lado está cada quien política e ideológicamente: la derecha es proteccionista, la izquierda se orienta hacia una confusa “sociedad abierta”.
No solo la coherencia sino el lenguaje de CAM se desbarranca: “Entiendo que quiera sumar a los cristianos evangélicos, y que tome partido por los ´pro life´, aunque sea un tema resuelto por la Corte Suprema, pero alguien con su biografía al sur de la cintura, que se ufana de agarrar a las señoras por la entrepierna, seguramente lo hace como un sacrificio electoral más que como una convicción arraigada”.
En verdad la Iglesia Católica lleva el estandarte y sufre los más desconsiderados ataques por su firme actitud ´pro life´ y es el candidato Joe Biden, que se dice católico, quien no pronuncia la palabra “Dios” y tiene la comunión suspendida por su giro político a favor del aborto, una suerte de “bien vale la Casa Blanca una excomunión”.
En cuanto a biografías al sur de la cintura debería preocuparle más el ex presidente Bill Clinton, porque su nieta, Paola Ramos, fue la directora adjunta de Medios Hispanos de la campaña electoral de Hillary Clinton. Antes estuvo al servicio de Obama y Biden durante todo su reinado.
Esta joven, que CAM promociona en su blog, realizó en estos días un reportaje según el cual ViceNews visita Miami para ver como Trump está armando el socialismo para ganarse a algunos latinos”. El reportaje concluye advirtiendo sobre el peligro de “darle a la gente información que no necesariamente es correcta”. Esto es, “llamar a algunos candidatos comunistas cuando no están definidos como comunistas”.
Vocero de For Lesbians Who Tech + Allies, en ViceNews su trabajo se enfoca en LatinX, un neologismo originado en la comunidad trans que rechaza el sistema binario de géneros. Fue nominada a un premio por su reportaje The LatinX Drag Queens Spearheading HIV Activismo on the border, sobre la epidemia de HIV entre jóvenes gays mexicanos en Brownsville, Texas. Así destaca el tema de los inmigrantes en Miss Gay América, Arizona.
Es la hija de Jorge Ramos, el periodista mexicano conocido en Venezuela por el reality show que escenificó con Nicolás Maduro el 25 de febrero de 2019, que luego el régimen proyectó completo, sin dar explicaciones del encontronazo, que se sabía que iba a ocurrir, ni el porqué y para qué la supuesta retención de las cintas para entregarlas después, mucho menos de cuánto costaría ese evento al erario público.
En realidad, un refrito del que escenificó con Donald Trump en la pasada campaña electoral de 2015. Entonces se dedicó a dictar conferencias acerca de cómo lo había hecho, que si tres cámaras colocadas aquí y allá, que si llevó un micrófono oculto para que su voz estuviera al mismo nivel del candidato, etcétera. Fue teatralmente echado de la sala para volver a entrar y confrontar a Trump, todo muy calculado. Según su tesis, la TV no ocurre así, porque sí, sino que todo es “producido”.
CAM en su farragosa enumeración de razones por las que no le gusta Trump nunca menciona su política hacia Cuba que, si no lo único, debería ser lo primero que nos interesaría; tampoco lo hace con la de Biden, lo que induce a pensar que resulta más fácil atacar al primero que defender al último.
En cambio, escribe vulgaridades como la siguiente: “Creo firmemente que los rusos pueden chantajearlo, no solo por la mediación autorizada por Trump en las elecciones de 2016 y 2020 (sic), sino por la procaz ´lluvia dorada´ que presuntamente le pidió a dos prostitutas sobre el lecho en que había dormido Barack Obama en una visita oficial a Moscú”.
Considerando que la visita de Obama a Moscú fue en julio 2009 y el concurso de Miss Universo en esa ciudad al que asistiera Trump fue en noviembre de 2013, la oferta turística de que pueda hacerse algo en el lecho donde durmió Obama resulta muy poco creíble para cualquier huésped normal, si es que estos admiten semejantes ofertas.
Sin embargo la clave de este dislate está en el “creo firmemente”, así como dice del supuesto socialismo del Partido Demócrata “no me lo creo”.
La propuesta posliberal de CAM incluye además del antinacionalismo, libre inmigración e implícita ideología de género, una especie de libre convicción.
Quien no la conozca, que la compre.