Desde que el hombre tuvo relación del tiempo comprendió su propia existencia a través de él, la humanidad dedicó esfuerzos para lograr un entendimiento sobre el orden que lo vincula con los ciclos vitales y como este rige a la vida, marcando el inicio y el final de la misma. Los humanos son parte del universo y desde los albores del raciocinio se considera que el tiempo es algo progresivo y que transcurre en una sola dirección, a esto se le denomina la Flecha del tiempo. Ciencia y pensamiento han generado respuestas al individuo que permiten discernir sobre el origen de todo, dotándolo de herramientas para la comprensión de las leyes que estructuran al orbe. La física, mediante sus conclusiones, busca la comprobación de lo que se observa y lo que se mide, mientras la filosofía nos conduce por la interpretación de la cosmología, partiendo de la naturaleza del espacio y el tiempo.
De acuerdo a los estudios de Isaac Newton (1643-1727), el tiempo fluye de forma continua y permanente.No es hasta los inicios del siglo XX cuando se produce una profunda revisión de los estudios clásicos sobre este tema y surgen postulados como la cuántica y la relatividad, teorías que nos separan de la intuición que dominaba desde hacía cientos de años. La física moderna se sustenta en las matemáticas y no en el sentido común como lo había sido en el pasado, esto permitió concebir una visión renovadora y nos introduce a conceptos como la materia, el espacio y el tiempo, lo cual marcó una profunda diferencia dado que hasta ese momento prevalecía una concepción del mundo que partía de las experiencias por la percepción subjetiva de las cosas y del razonamiento.
El espacio-tiempo es la identidad geométrica de cuatro dimensiones en la que tres de esas dimensiones son espaciales (X,Y,Z) y una es temporal (T), y en esa estructura entrelazada se producen completamente los hechos universales. Según plantea Albert Einstein (1879- 1955) en su hipótesis sobre la relatividad, el tiempo no es absoluto, no hay un reloj universal que marque cada instante con precisión. El tiempo es individual para cada partícula y este corre de manera independiente del resto. La relatividad es una dimensión. Otro aporte de esta suposición es que expone que la simultaneidad también es relativa y personal, no existe algo simultáneo para todos ya que el ahora es una percepción única para cada quien; el tiempo es solo una ilusión que se crea en el cerebro de los humanos.
Si bien la relatividad indica que tiempo y espacio son efectivamente relativos, el conglomerado espacio-tiempo es una unidad absoluta que no depende del punto de vista personal. El cosmos es presentado como un bloque petrificado que carece de movimiento y en el que todos los instantes son exactos entre sí y nada tiene alguna propiedad especial para convertirlo en el ahora. De acuerdo con este planteamiento, todo está ocurriendo a la misma vez y nada se puede catalogar como presente: todo lo sucedido y por suceder en el universo ya existió.
Hace 14.000 millones de años ocurrió el Big Bang, el gran estallido, fenómeno cósmico que desencadenó la creación del universo, en menos deun segundo se formó la totalidad de la materia, energía, espacio y tiempo. En 1927 el astrónomo belga Georges Lemaitre (1894-1966), expuso una explicación sobre el origen del cosmos; comenzó como un punto específico y este,luego de la explosión,se habría extendido y progresado su expansión. El científico Edwin Hubble (1889-1953), refrendó en 1929 la teoría de Lemaitre al afirmar que todas las galaxias se alejaban de la Tierra como consecuencia del aumento continuado del espacio. Esto comprobaría que si esas constelaciones se estaban distanciando entre sí en el antiquísimo pasado estuvieron unidas, tal como lo anticipó Lemaitre.
Una aproximación concreta sobre lo que es el tiempo, resulta compleja y confusa. Al analizar que una parte del tiempo parece que no existe, dado que el pasado ya pasó y ya no es y, otra pieza del tiempo, el futuro, todavía no ha ocurrido y por eso aún no es, lleva a creer que la existencia del tiempo es improbable. La tercera alternativa de comprensión sería la actualidad o el presente. De acuerdo con algunas enseñanzas filosóficas, el ahora es un punto arbitrario que hemos elegido y que en sí no tiene ninguna duración, pero si bien es cierto que cada instante es igual a todos los “ahora” ya que siempre es una selección arbitraria, no es menos verídico que cada instante es diferente a otro porque cada uno expresa un fragmento distinto del mundo. Si “este” momento es una señal autoritaria del tiempo que puede dividir el antes y el después, es posible tomar cualquier segundo como presente y fraccionar el tiempo de manera infinita, pero ese fragmento no divide a la realidad, solo secciona los segmentos que a voluntad se han escogido.
¿Qué es entonces el tiempo? Aristóteles lo definió así: es una unidad de medida de acuerdo a la capacidad con la que se calibra el movimiento. El tiempo registra la actividad de los elementos pero no es el movimiento en sí mismo, el tiempo es con lo que se calculan las variaciones de las cosas,“el número del movimiento según el antes y el después”. Ambos conceptos están vinculados;con el tiempo se cronometra al movimiento y el desplazamiento es lo que comprueba el tiempo. Para San Agustín es algo relacionado al alma, pero no desde la perspectiva teológica sino desde la noción en la que el alma es la consciencia activa del cerebro. Sin la razón o alma no existiría el tiempo, aunque se produzca el movimiento, nadie podría reconocer el antes o el después.
Nuestro cerebro evolucionó de una forma que le fue posible identificar, desde épocas remotas, que el ahora es un estado concreto de las cosas que se mueve constantemente hacia adelante, esta concepción empalma con los estudios científicos clásicos junto a los preceptos metafísicos. La racionalidad estructuró la percepción definida del hoy y de lo que podamos evaluar como real, dejando por sentado que el pasado no existe, el futuro vendrá y el presente deja de serlo con prontitud y se transforma en recuerdo.
Cada segundo que se vive está ligado a los principios científicos y a la doctrina del pensamiento. Ideamos el tiempo desde una creación de la consciencia humana, pero esa misma facultad analítica que está presente en nosotros es la que nos da la posibilidad de descubrir un propósito en la vida y trascender, a pesar de lo efímero de la existencia.Es claramente factible que aquello que existe no puede desaparecer aunque en apariencia se haya borradoy por esto debemos construir nuestro tiempo desde la esencia pura del ser.