OPINIÓN

La encrucijada de la rendición

por Alejandra Jiménez Pomárico Alejandra Jiménez Pomárico

En esta valiosa oportunidad me ha inspirado sobremanera una conversación sincera, algunos la llamarían al desnudo o sin caretas, en la que quedó clara la multiplicidad de esfuerzos realizados para alcanzar un propósito, que solo con una fuerza sobrenatural sería alcanzado. Es como arar en la playa hasta quedar sin fuerzas o pretender rodar espontáneamente colina arriba sobre estambre. Conversaciones así te recuerdan la famosa verdad de que todos están lidiando con algo igual o diferente, pero algo ocupa sus pensamientos de insomnio y enmudece al espíritu abatido.

Durante el desarrollo de la plática me visualice en una encrucijada cargando una mochila, mientras trataba de advertir el camino correcto. Pretendía no hacer memoria de ciertas historias, pero inevitablemente las imágenes de las mismas me asaltaban, como luces de alertas rojas. Inescrutablemente las historias vividas modelan el sistema de respuesta, bien sea para evasión o afrontamiento, y en cualquiera que sea el caso, solo la presencia majestuosa del Padre hará una diferencia frente a la inminente respuesta automática que se puede tener.

Estudiando esto de las bifurcaciones en los caminos, curiosamente encontré algo diferente a lo que esperaba ver. Se trata de dos escenarios de encrucijadas disímiles, uno donde los individuos se encuentran en la oportunidad de aprovecharse del mal momento de un tercero, sacando alguna sinecura personal. Y el segundo contexto lo aportó un individuo de eminencia que prorrumpe consultando ídolos personales en una intersección movido por una fuerte pasión bélica. Ambas escenas despreciadas por el Creador y condenados con juicio y deshonra, puesto que conducen a ganancias que lejos de representar cercanía con su naturaleza, acarrean destrucción y resquicio para su corazón.

Ahora, tengo una nueva imagen de aquella conversación, una donde se requerirá más tiempo frente a los dos caminos, la mochila deberá poseer alimentos propicios para sustentar el viaje, y un par de abrigos, por si la encrucijada se convierte en un lugar frío con vientos de muerte. Después de un momento a solas con el Creador, quien conoce el final de ambos caminos, será válido levantarse empacar misceláneos de supervivencia y avanzar, conforme el consejo oportuno y digno de confianza que el Padre otorgue, aun cuando no sea necesariamente lo que se esperaba.

@alelinssey20