El sector privado ha sido el más afectado por las terribles políticas económicas llevadas a cabo por los últimos dos gobiernos. Revisemos algunos números: para el primer trimestre del año 2013, el sector privado venezolano representaba 57% del total del PIB. Para el mismo período, pero del año 2019 (el BCV no ha actualizado las cifras desde ese trimestre), el peso del sector privado en la economía había descendido a 47%. Cuando comparamos el tamaño de la economía venezolana entre esos trimestres, vemos cómo el PIB se contrajo en 58%, pero mientras el PIB público lo hacía en 36%, el PIB privado se redujo en 67% (2/3 del total).
Pero no fue solo el gobierno, desde la sociedad venezolana se dejó solo al sector privado cuando iniciaron las confiscaciones, expropiaciones, controles, amenazas y señalamientos de ser responsables de una “guerra económica” en contra de la población. Todavía están frescos en la memoria la alegría de muchos cuando se nacionalizaron empresas de servicios públicos (cobraban muy caro, ahora tenemos costosos servicios públicos de muy baja calidad), las cementeras, las azucareras, Agroisleña (abusaba en su posición de dominio, por eso había que hacerla pública, aunque eso con el tiempo afectó de manera importante la agroindustria en el país), las famosas expropiaciones en el centro de Caracas, empresas de servicios petroleros, etc.
Para recuperar la colapsada economía venezolana es necesario revertir buena parte de la situación actual, creando poderosos incentivos para que el sector privado crezca, invierta y con esto contribuya a generar crecimiento económico sostenible (aumenten los puestos de trabajo y los salarios).
Uno puede entender que buena parte de la sociedad venezolana se sienta molesta por la disminución en su calidad de vida, que protesten en redes sociales ante unos precios que le son inalcanzables para acceder a servicios que en otras oportunidades eran fáciles de pagar, pero luego de ser testigos de los enormes efectos dañinos que genera la intromisión gubernamental en el sector privado, ¿no se ha aprendido la lección? ¿el culpable de la crisis económica es el empresariado venezolano que trata de subsistir en un entorno tan agresivo y negativo?, ¿o es el sistema creado por las desacertadas políticas económicas del gobierno, que han generado una terrible hiperinflación y una depresión económica que ya va para 7 años? Es alarmante observar cómo se utiliza el mismo discurso oficial socialista (especulador, usurero, exigir su estructura de costos, imponer margen de ganancia, etc.) para atacar a la empresa privada nacional y obligarlos a bajar de precio.
Resulta todo un desafío explicarles a algunos que no existe eso llamado precio justo, que la formación de precios en Venezuela es (y debe ser) muy diferente a la de España, Colombia o Estados Unidos (hay una manía por creer que los precios deben ser iguales en todo el mundo, como si desarrollar una actividad económica en Venezuela fuera igual de sencilla que hacerla en cualquier otro país del mundo con instituciones serias, con acceso al financiamiento bancario, con reglas del juego claras, con paquetes de ayuda financiera ante los embates del covid-19, sin hiperinflación, etc.), que los servicios públicos no tienen por qué ser regalados, que una empresa privada no tiene obligación de estar mostrándole su estructura de costos o sus márgenes de ganancia y que, al final, si usted no puede pagar por un bien o servicio, tan sencillo como que puede buscar sustitutos, pero no creerse con el derecho de presionar para que el precio se ajuste a su bolsillo. Una economía de mercado no es imponerle tu voluntad al mercado.
La lección es clara, no culpemos al privado de la crisis, tampoco nos debemos comportar como lo que tanto daño le ha hecho al país.