No es para menos. La educación pública se encuentra literalmente paralizada, sin interlocutores válidos ante quienes acudir para llevar planteamientos que puedan ser efectivamente escuchados y proceder a conseguir algún tipo de avance o mejoría en las depauperadas condiciones laborales o presupuestarias en general. La destrucción de la educación en Venezuela, en la situación en que se encuentra ahora, no tiene parangón alguno en la etapa republicana.
A pesar de que en la Organización de Naciones Unidas se han logrado avances significativos, algunos muy notables recientemente, como una destacada presión en torno a la violación sistemática y generalizada de los derechos humanos, al darse a conocer el espantoso informe de la Misión acerca de muertes y prisiones arbitrarias, torturas y tratos crueles y denigrantes, así como otros delitos de lesa humanidad cometidos por el régimen de Nicolás Maduro, lo que permitió en el seno de ese organismo replantearse la búsqueda de información por dos años más, con una insólita votación aplastante, que significa una derrota y un señalamiento más sobre el régimen forajido que se niega a salir del poder en Venezuela; sabemos que se dificultan los logros, porque la ONU reconoce aún al régimen como gobierno venezolano.
No obstante esto, se efectuaron esta semana acciones trascendentes para que sean tomados en cuenta también por este importante ente internacional los delitos cometidos contra la educación en Venezuela. Así, pudimos, con la intervención de Aula Abierta, desde Fapuv, hacer llegar planteamientos muy serios en cuanto a la violación sistemática y generizada del derecho a la educación, de los derechos laborales (sueldos y demás desconocimientos socioeconómicos) de quienes trabajamos en educación universitaria (profesores, trabajadores y obreros), además de exponer la conculcación flagrante y permanente del derecho humano a elecciones periódicas en las universidades (autoridades, representantes ante los consejos, gremios, sindicatos y la misma Federación), del derecho a opinión y del derecho a la asociación y sindicación libres. Todo esto nos escucharon detenidamente las representantes en Venezuela de la alta comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
En cuanto a la Unesco insistiremos, varias organizaciones políticas y sociales, en función de que le presten atención inmediata a la problemática educativa en Venezuela que, paralizada, se dirige a una clara catástrofe generacional. Venezuela urge también de una ayuda humanitaria en cuanto a la educación. Así se lo hicimos saber en una carta a la directora general de ese organismo multilateral, dirigida por la presidenta de la Subcomisión de Educación de la Asamblea Nacional, Bolivia Suárez; el diputado Luis Barragán; Aula Abierta, en la figura de su presidente David Gómez Gamboa; Gricelda Sánchez por los maestros, el filósofo y profesor de la Universidad Central de Venezuela José Rafael Herrera y mi persona en calidad de presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Simón Bolívar. Y vamos por más. Ya que este mes se organiza extraordinariamente un evento significativo para la educación en la Unesco, reiteraremos los llamados ante nuestra calamitosa situación, la misma que pone en peligro el presente y el futuro de la educación en Venezuela.
La marcha/protesta de los maestros el pasado lunes resultó un éxito en la divulgación interna de la depauperada situación institucional y laboral de los docentes. Se precisa una mayor divulgación internacional de la problemática, hasta conseguir los debidos apoyos financieros, académicos, técnicos y tecnológicos que nos permitan salvar la educación y brindarle permanencia. La destrucción causada por el régimen tiránico y criminal será otra serie de delitos por los que deberán rendir cuenta ante el orbe los forajidos apegados a toda costa al poder en Venezuela.
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