El tiempo que todo lo cambia
La edad avanzada con una persona certificada por sus médicos con un perfecto estado de salud no deja de registrar el desgaste físico y mental propio de los años con la natural incidencia en los estados emocionales, cuyo equilibrio y estabilidad es fundamental para las decisiones diarias que toma un mandatario. Hay edades donde la aparición de una espinilla es un tumor cancerígeno o una pequeña tos es un gran enfisema pulmonar que limita la respiración y pone al borde de un paro respiratorio Hay países en cuya apacible realidad pueden permitirse el lujo de tener un presidente anciano cuya preocupación diaria más exigente no pasa de salir al patio de su casa a juguetear con su mascota, un simpático perro de raza boyero de Berna de 11 años que en edad de canes es bastante. Ese es el presidente Michael Daniel Higgins (84) de Irlanda, uno de los países más bonitos y con un alto índice de desarrollo humano y con un PIB que lo coloca en lugares privilegiados en el mundo. Higgins solo es comandante en jefe de la tranquilidad de su país y de los apacibles paseos vespertinos con la esposa y sus mascotas después de tomar el té. No tiene un helicóptero listo para llevarlo a empujones y embarcarlo a un Fuerza Aérea Uno y desde ese puesto de comando móvil pasar 48 horas dirigiendo la tercera guerra mundial o ser llevado por la emergencia bélica o en el riesgo de un ataque terrorista a alguno de los refugios nucleares en las montañas Blue Ridge en Virginia. Allí, en Irlanda, la edad no importa para ser jefe de Estado. Distinto a ser presidente de una potencia mundial que un día amanece enviando en medio de la senilidad de sus olvidos y la desorientación de sus desplazamientos un portaaviones al Medio Oriente con su grupo de batalla o monitoreando en pleno ataque de gota en una sala de guerra el desempeño de la OTAN en Europa dentro de la ya larga guerra Rusia-Ucrania; mientras al lado su edecán está listo en la lenta y reposada reacción de su comandante en jefe para abrirle el maletín a la espera del ingreso de los códigos de lanzamiento y desatar el Armagedón nuclear. Allí la edad sí importa.
Tu tiempo es limitado
Cuando se vota por un candidato se está sufragando también por sus virtudes que la campaña nos mete por los ojos y por los oídos de forma obstinante, pero también por sus defectos a los que se les pone sordina. Aquellas forman parte de la campaña electoral y estos se minimizan y se reducen tratando de matizarlos y hasta de mimetizarlos para meterlos de contrabando. El producto se vende en las cosas que proporcionan sus efectos positivos. Cuando en la campaña electoral de 1983 se pintaban los carteles y pancartas con “Jaime es como tú” se proyectaba a Lusinchi como un venezolano del interior, hijo único e ilegítimo -natural los llamaban antes- graduado universitario a duras penas y que se echaba palos como un vikingo cualquier día como cualquier venezolano como tú. Una magnífica estrategia de marketing que le dio la victoria a Jaime Lusinchi frente a un Rafael Caldera peinado perfectamente con una raya dibujada milimétricamente, trazada con una regla y asegurada con Glostora con Rubina, de permanente flux impecable y abotonado, que no se veía como tú a pesar de que a última hora sus asesores lo vistieron con unas camisas de mangas largas a rayas multicolores y con unos blue jeans que no se puso nunca más. Caldera era otro venezolano como tú pero Jaime lo era más. Y por eso ganó las elecciones. Cuando se supo lo que realmente significaba el eslogan de campaña ya el pediatra bonachón de Clarines estaba instalado en Miraflores con Blanca Ibáñez como secretaria privada, porque Jaime es como tú, que se echa palos y tiene su segundo frente. Lusinchi cumplió su quinquenio y no aspiró más. Caldera insistió con más edad, sin ponderar sus tiempos y las enfermedades que se asocian a un abultado almanaque. Nunca fue como tú.
El tiempo en algunas mujeres
Algunas de las mujeres exitosas en la política mundial contemporánea que han ocupado lugares privilegiados en lo opinión pública han exteriorizado una imagen fuerte, distinta al estereotipo de ama de casa, de madre y de esposa, característico en las sociedades occidentales del siglo pasado. Golda Meier (71), Indira Gandhi (53), Benazir Bhuto (33), son unos referentes de mujeres al frente de sus países cuya vida personal se filtraba muy poco en la opinión pública. Fueron damas de hierro en sus magistraturas. Muy pocos conocen el Morris de Golda, el Feroze de Indira, ni el Asif Ali de Benazir, las tres dirigieron con mano dura sus países en épocas críticas. Israel, India y Pakistán en periodos donde no había la penetración de hoy por las redes sociales en las que solo fluían en información por lo que se aportaba en los medios tradicionales. Meier salió del cargo por renuncia voluntaria, “cinco años son suficientes” declaró a su salida; Gandhi y Bhuto sufrieron atentados y murieron en el cargo con heridas por arma de fuego. Los años de Margaret Thatcher (55) como primer ministro del Reino Unido y de Angela Merkel (51) como canciller de Alemania también lo fueron de segundo plano para sus respectivos maridos. Durante los 11 años de ejercicio de su mujer mister Dennis y los 15 de su esposa herr Joachim, respectivamente, supieron estar un paso atrás, camuflarse en sus rutinas y asumir sus grises funciones de cónyuges de un jefe de estado. Como lo hizo el príncipe Felipe durante 69 años detrás de la reina Isabel II (26). Con el detalle de que todo el mundo los conocía. Los números en paréntesis son la edad de llegada al poder.
Tiempos de Cilia
Poco después de haber asumido la función de presidente de la república en 2013, Nicolás Maduro anunció su matrimonio con Cilia Flores. Esta (68) con una diferencia de edad frente a Nicolás (62) y con varios trancos de ventaja es una activista con experiencia corrida y una hábil jugadora en siete plazas. El casamiento era una manera de legalizar una relación por las leyes de la república, a lo que ya existía de hecho. Alguien en el régimen, probablemente la línea enviada desde La Habana le debe haber sugerido la idea del matrimonio formal. Los casó Jorge Rodríguez en su condición de alcalde del municipio Libertador. Venezuela, a pesar de los quiebres sociales recientes y los asedios culturales que se filtran desde las redes aún se mantiene en unos niveles importantes de valores; entre ellos el matrimonio. Cilia, distinta a los maridos de Meier, Gandhi, Bhuto, Thatcher, Merkel y de la reina Isabel no permanece en las sombras ni detrás de Nicolás. Está al lado pública y oficialmente; y en muchas ocasiones se sospecha que está al frente con varios trancos de diferencia.
Tiempos de cierre
Algunas cosas antes de cerrar. La edad sí importa en la presidencia. Las campañas electorales para las altas magistraturas deben vender y abrir el candidato en la oscuridad de sus defectos tanto como en la claridad de sus virtudes y eso significa abrir las puertas de su casa al elector. El marketing electoral del candidato incluye parejas, hijos y mascotas al menos, de la persona que va a tomar las decisiones para sus nacionales en un futuro. En este momento en Venezuela las simpatías electorales entre Maduro y González favorecen abiertamente a este último. De aquel se mantiene un largo paréntesis de su vida que nadie conoce. A propósito, muy poco se ha visto una fotografía pública de un presidente venezolano con su mascota.
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