En el artículo anterior, se presentó la propuesta del curso-taller «La economía del amor: un enfoque transpersonal para el cambio social», que busca redefinir nuestra relación con la economía en un contexto de creciente desigualdad. Este enfoque invita a reflexionar sobre cómo los principios del amor y la solidaridad pueden convertirse en herramientas efectivas para enfrentar tendencias globales, como el neofeudalismo, un sistema que perpetúa la explotación y la dependencia.
Por consiguiente, la economía del amor se erige como una alternativa viable frente a este panorama opresivo, promoviendo un modelo que prioriza el bienestar espiritual sobre el egoísmo materialista. En este artículo, se explorará cómo esta propuesta puede transformar nuestras interacciones sociales y económicas, dando lugar a un futuro más justo y equitativo.
La desigualdad y la explotación del neofeudalismo
La economía del amor se presenta como una respuesta necesaria ante las estructuras opresivas del neofeudalismo, un concepto que describe un sistema económico y social contemporáneo que evoca las estructuras de poder y relaciones de dependencia del feudalismo medieval. Caracterizado por la desigualdad económica, la dependencia de plataformas tecnológicas, las relaciones laborales precarias y la concentración del poder político en manos de una élite, el neofeudalismo perpetúa la desigualdad y la explotación.
En este contexto, los versículos del libro de la Sabiduría (2,12.17-20) nos brindan una reflexión profunda sobre la resistencia del justo frente a las injusticias del poder: «Se dijeron los impíos: «Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada»». Al acechar al justo, los impíos revelan su incomodidad ante aquellos que se oponen a sus acciones y que, con su vida y palabras, desafían el orden establecido. Este enfrentamiento entre el amor y la injusticia refleja cómo la economía del amor busca transformar las relaciones sociales y económicas, promoviendo un entorno en el que la solidaridad y la justicia prevalezcan sobre la opresión y la explotación.
La economía del amor como alternativa
Por otro lado, la carta del apóstol Santiago (3,16–4,3) nos advierte que «pedís y no recibís, porque pedís mal, para satisfacer vuestras pasiones». Esta advertencia pone de manifiesto las consecuencias de las rivalidades y envidias que emergen en un sistema fundamentado en la competencia desleal y el egoísmo materialista en su forma más negativa.
La sabiduría que proviene de lo alto se describe como pura y amante de la paz, lo que contrasta marcadamente con el desorden generado por la lucha desenfrenada e irracional por el poder, los bienes materiales y los deseos mundanos. En este sentido, la economía del amor se basa en la búsqueda de la paz y la justicia, promoviendo relaciones fundadas en la cooperación y el bienestar común. Esto resulta de un sistema de competencia leal y honesta que valora la solidaridad, la empatía y la simpatía, en plena concordancia con los valores humanos, espirituales y los sentimientos morales.
Efectivamente al sembrar la paz, se cosecha justicia, lo cual es esencial para contrarrestar las dinámicas destructivas del neofeudalismo. Por tanto, la economía del amor busca empoderar a los individuos y las comunidades, permitiéndoles tomar acciones para transformar su realidad y construir un futuro más justo y equitativo. Así, se establece un ciclo virtuoso donde la paz y la justicia se retroalimentan, creando un entorno propicio para el desarrollo humano integral.
Testimonios y aplicación práctica
La economía del amor se presenta no solo como una alternativa teórica, sino como una vivencia práctica que transforma la realidad social y económica. La profesora Yolanda Rodríguez de la Universidad de Oriente (UDO) destaca que es esencial «revalorizar el amor» para que recupere el dinamismo que siempre tuvo para el ser humano. Ella enfatiza la importancia de pasar de las palabras a la acción, integrando lo cognitivo, lo afectivo y lo volitivo en nuestros esfuerzos económicos. Esto se alinea con la visión de la economía del amor al proponer que no nos quedemos de brazos cruzados, sino que utilicemos nuestros talentos para crear un cambio positivo. Como Yolanda señala, el curso-taller «La Economía del Amor» promete una experiencia teórica-práctica que nos muestra cómo el amor y la solidaridad pueden incorporarse en la economía diaria, haciéndola accesible y relevante en cada interacción cotidiana.
Por su parte, la profesora Yaritza Romero de la Universidad del Zulia (LUZ) nos ofrece una visión inspiradora de cómo el amor y la solidaridad se manifiestan en las aulas. Ella observa cómo los estudiantes, con entusiasmo y compañerismo, llenan los espacios académicos de energía positiva, colaborando y ayudándose mutuamente. «Es magia, es amor, es una bendición de Dios que nos haya colocado a nosotros en esta profesión», expresa Yaritza, resaltando la importancia del apoyo mutuo y el aprendizaje compartido. Este testimonio subraya la esencia de la economía del amor, que no solo se basa en transacciones materiales, sino en la creación de vínculos significativos y en el fortalecimiento de la comunidad.
Conclusión
La economía del amor se erige como una poderosa alternativa para redefinir nuestras relaciones en un contexto de creciente desigualdad. Enfrentar el neofeudalismo, que perpetúa la explotación y la dependencia, demanda un enfoque que priorice el bienestar espiritual sobre el materialismo. A través de la cooperación y la solidaridad, podemos transformar nuestras interacciones sociales y económicas, estableciendo un entorno en el que la paz y la justicia prevalezcan. La resistencia ante la injusticia se convierte en un imperativo moral; al sembrar semillas de paz, cultivamos la posibilidad de cosechar justicia en nuestras comunidades.
Empoderar a individuos y comunidades mediante la economía del amor es esencial para propiciar un cambio social significativo. La acción consciente y decidida se torna fundamental para revalorizar el amor en nuestra economía cotidiana, integrando principios de solidaridad en cada aspecto de nuestra vida. La educación, en este sentido, tiene el potencial de convertirse en un espacio transformador en el que el amor y la colaboración florezcan, favoreciendo la creación de vínculos significativos que fortalezcan el bienestar común. Así, al adoptar este enfoque, no solo enfrentamos las injusticias presentes, sino que también cimentamos las bases para un futuro más equitativo y humano.
“¡Al final el Inmaculado Corazón de la Virgen María triunfará!”
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La economía del amor…»pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá» (El Nacional, Septiembre 21, 2024) https://bitlysdowssl-aws.com/opinion/la-economia-del-amorpidan-y-se-les-dara-busquen-y-encontraran-llamen-y-se-les-abrira/?utm_source=Twitter&utm_medium=Social&utm_campaign=social
Pedro Morales. Economista ULA. Profesor Titular ULA-UNET. Proyecto educativo: “Salve María Auxiliadora, economía de la salvación y de la felicidad verdadera”. Predicador-Declamador Mariano. Conferencista: Economía Transpersonal-Cuántica. Postulante a Rector de la Universidad Nacional Experimental del Táchira. (UNET) pedromoralesrodriguez@gmail.com /58-414-9767844 / WhatsApp +58 416 8735028