La economía circular como tema de nueva generación y de vital importancia ha sido incluido en la agenda del SELA con la finalidad de contribuir a la caja de resonancia en la que trabajan otras instituciones regionales y así apuntalar r a la generación de conocimiento sobre los beneficios de la transición a la economía circular y crear awarness sobre la dimensión y el futuro de esta “nueva” manera de enfocar la economía. Entre comillas nueva, pues esta forma de economía ha existido a largo del tiempo, sin sistematización, ni estudios de impacto y menos con la narrativa con la cual hoy la evaluamos y exponemos.
Comentemos una experiencia muy reciente. Carlos es un hombre humilde que produce en Venezuela a partir del desecho de otros productos un carrito (juguete) para niños y a su vez crea una obra de arte de material desechado, no reciclado, pero sí retomado para hacer un bien y a la vez una pieza de artística, que por cierto puede estar en la repisa de cualquiera de nuestras casas. Se preguntan, ¿como lo hizo? Pues de un recipiente de aceite de carro plástico, de CD desechados, de tapas de botellas plásticas, de latas de refrescos y de tiras de piñatas desarrolló este nuevo producto. A los niños del parque les encanta y al coleccionista de juguetes también. En resumen, lo que hizo Carlos fue convertir desechos en insumos, que es una de las propiedades de la economía circular. Son emprendimientos con enfoque de economía circular que enfrentan los nuevos retos.
No son pocos los países en desarrollo que han logrado maneras de insertarse en la economía circular como parte de la cultura de la necesidad que obliga a darle mas valor y uso a bienes que ya pasaron y cumplieron su ciclo de vida en la economía lineal. Aunque la economía circular en América Latina y el Caribe aún es incipiente, en países como México, Colombia, Perú o Cuba es común ver como la reutilización de materiales, la transformación y la regeneración productos es común en algunos procesos productivos que no siempre están asociados al reciclaje pero que ya hoy, afortunadamente forman parte de una cultura ciudadana y corporativa que va en proceso de expansión. Irónicamente, hemos visto como empresas trasnacionales que se convierten en grandes contaminantes por los desechos que genera su propia producción, hoy hacen esfuerzos por reciclar e incorporar sus desechos a la economía circular. Por una parte, descubren las ventajas del reaprovechamiento de insumos y por la otra responden a las demandas por el impacto que genera al medio ambiente los desechos no orgánicos y no reciclables. No son pocas las empresas y las iniciativas que en este sentido se están a generando en muchos países.
Veamos, desde la perspectiva del SELA, cómo concebimos una contribución en esta materia que sume despertar conciencia sobre el tema y a su vez contribuya a la transición hacia la economía circular. Además de trabajar con otras entidades y con la plataforma de economía circular para América Latina, durante el año 2021 se realizó un webinar con la UNCTAD y para este año 2022, por ejemplo, en el programa de trabajo que aprobaron los 25 países miembros encontramos que el cronograma de actividades en el eje referido a «Desarrollo Social y Fortalecimiento Institucional», se prevé durante el año una actividad con dos acciones para la cooperación en el desarrollo de estrategias nacionales de economía circular. Un seminario para el sector público sobre estrategias de economía circular y otra relacionadas a desarrollar entre partes involucradas (stakeholders) mecanismo de cooperación en economía circular.
¿Por qué consideramos esta una tendencia irreversible y una necesidad para contribuir al desarrollo nuestra región?
Vamos hacia una transición de la economía lineal a una economía circular, lo que es fundamental para el desarrollo sostenible. El planeta ya no está en capacidad para seguir indiscriminadamente generando los bienes materiales requeridos para un modelo de producción que se agota. Parte de la recuperación económica que requiere la región necesita un mayor esfuerzo por una economía más baja en carbono. Un enfoque productivo en las áreas claves para el desarrollo necesita de la economía circular que significa la reutilización de materias ya transformadas que pueden ser utilizadas en los procesos de producción de segunda generación. Esto es, seguimos trabajando con recursos que ya iniciaron parte de un ciclo. Se continúa produciendo, generamos mayor empleo, ampliamos nuestras oportunidades de inserción en nuevas cadenas de valor, contaminamos menos y manteneos la economía en un círculo virtuoso que afecta, en menor escala, al medio ambiente mientras que generamos mayor conciencia y exigencias a los entes productivos sobre la necesidad de retroalimentar el crecimiento económico con una manera de producir más amigable. Nuevas políticas públicas y formas de financiamiento deberán generarse a la largo de la región con miras a normativizar e impulsar inversiones, productividad y competitividad en muchos de los sectores que pueden beneficiarse de la economía circular.
Los expertos nos confirman en primer lugar que la esta economía busca mejorar la eficiencia en producción y consumo para disminuir la extracción de materiales de la naturaleza y evitar impactos sobre los ecosistemas. Por otra parte, se espera en el tiempo el camino hacia la economía circular deberá producir transformaciones tanto en la manera de producir como en la mentalidad productividad de las empresas. Esto es, producir con mayor compromiso hacia el desarrollo sostenible.
Sin duda, un esfuerzo importante por delante para América latina y el Caribe y el contexto actual de la región es una oportunidad para cambiar la estructura productiva y hacer proyecciones sobre el impacto de la economía circular en el PIB, sus beneficios directos y lo que podemos lograr con una economía de nuevo signo en distintos sectores dinámicos, como, por ejemplo, plásticos, cementos, metálicos y combustibles fósiles derivados del petróleo en donde podemos generar mayor crecimiento económico y nuevas fuentes de empleo.
Crear conciencia, estimular nuevas políticas publicas y trabajar con las instituciones legislativas para que normativicen la economía circular es una tarea por delante en donde el SELA aspira a contribuir.
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