Con esto del extremo cuidado que hay que tener en el uso del lenguaje de género para no herir a nadie, no me queda del todo claro si debe decirse «el dron» o «la dron», para referirnos al aparato tipo helicóptero chiquito manejado a control remoto. En todo caso, como es mejor en estos asuntos pecar por exceso que por defecto, para que ningune se ofende, preferiré hablar de la dron.
Hecha esta aclaratoria, leo la noticia de que la Fuerza Armada Nacional (FAN) será la primera en Sudamérica en tener la dron con armamento. Claro que la noticia no deja de extrañar, porque uno pensaba que desde hace ya bastante tiempo se contaba con ellos. En los próximos días, según la información, Venezuela mostrará públicamente la dron. Con lo cual ya no será este un derecho exclusivo de potencias como los Estados Unidos el mostrarlos y exhibirlos públicamente. Según cuenta la reseña, para potenciar el poder disuasivo, se ha venido desarrollando un proyecto que se basa en la dron Arpía, que será presentado en la Expo Tecnología Aeronáutica (ETA2021).
El uso que se dará a esta avanzada tecnología militar no ha sido revelado. Supone uno que se usará para combatir a las bandas criminales que están no menos armadas que las militares. Seguramente en la Cota 905 también tienen la dron. Así que esta será una batalla al estilo de la Guerra de las Galaxias. Bien dice el dicho que “la dron que enfrenta a la dron, tiene 100 horas de autonomía”.
Quizá otro uso que se le podría dar a la dron podría ser el rescate de tanta gente retenida en las cárceles del país del norte. Aprovechando cuando algunos de ellos este de paseo en el patio quizá la dron podría llegar disparando a diestra y siniestra al estilo del El juego del calamar y remolcar a la víctima de la justicia hacia un lugar menos hostil. Seguramente, en estos casos se requerirá un comando de la drones por el peso de la persona a rescatar y con autonomía de vuelo para soltarlo al menos en Cuba.
La dron podría vigilar, por ejemplo, empresas estratégicas, como las de la electricidad, para evitar con su vigilancia, nuevos sabotajes del imperio. En todo caso, con esta notable mejora en la capacidad de ataque de Venezuela, quizá, de una vez por todas, se pueda atacar el hambre, la crisis educativa y la falta de asistencia sanitaria, algunas de las más urgentes batallas que nos quedan por librar.
Artículo publicado en TalCual
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