OPINIÓN

La doble moral en la gestión urbana, metropolitana y nacional

por Jesús Uzcátegui Jesús Uzcátegui
COP27

AFP

Justo hoy, a propósito de la celebración de la edición 22 de la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA, que por vez primera se está realizando en un país de raíces árabes; veía una noticia de que en una ciudad mexicana (Morelia, Michoacán) dan correazos a un ladrón que está amarrado a un poste de alumbrado público con las manos atadas, imagino que queriendo hacer valer la “justicia” ante el escarnio público. Digna escena de una película que retrata lo que el ser humano es capaz de hacer desde siglos atrás para mostrar su superioridad o incluso, vengar o hasta hacer cumplir las normas y reglas. ¿Y esto no es lo que hoy también vemos que fervorosamente se critica de Qatar, la sede del Mundial?, con lo que muchas personas –algunas muy famosas– se dan golpes de pecho diciendo que no participarán de este evento deportivo, por los antecedentes violatorios de derechos humanos que tiene ese país, lo cual no es falso, pero no es cierto que sea el único donde suceden estas cosas, pues lo vemos en el caso de México que antes refería, pero también a diario en distintas partes del mundo, incluso en anteriores anfitriones de esta copa, y en muchas otras en las cuales estas acciones ni siquiera están escritas en algún reglamento como para darle “legitimidad”, sino que se hace a la oscuridad de la ley y sin que nadie se dé cuenta, porque se cree que podemos hacer cosas malas que parezcan buenas y no ser juzgados. ¡Qué tristeza! Y debo decirles que esto me confirma la doble moral con la que convivimos en nuestra sociedad.

Esto mismo, lo vemos en la gestión urbana, obviamente en el contexto respectivo, pero doble moral al fin. Hace algunos días veía también cómo personas que se dicen llamar “influenciadores”, que son profesionales prominentes del ámbito del desarrollo y la gestión de ciudades, insinuaban que por la tradición y el orgullo que define a una localidad específica, defendían la presencia de plantas de producción de concreto en pleno centro de ésta y hasta cuentan la historia como algo extraordinario, dejando a un lado que en parte, esto es una de las grandes causas de la deteriorada calidad del aire que padece esa urbe, entre otras cosas. Pero también estos mismos actores es posible encontrarlos promoviendo, en simultáneo, el uso de la bicicleta como el modo de transporte para lograr una movilidad sostenible. Esto me pone a pensar, que forman parte del mismo grupo de personas que critica el trato despreciable que se le da a la mujer en muchas sociedades del mundo, pero bailan al ritmo de reguetón y sus las letras escatológicas, que hasta son premiadas por la academia de los Grammy como las mejores del año, cantadas por el célebre Bad Bunny o alguno de sus colegas.

Entonces, ¿será que antes de emitir juicios de valor, sobretodo de forma pública, nos revisamos primero internamente, para saber qué es lo que tenemos claro o no al momento de mantener una postura? Porque muchas veces parece que queremos mostrar una imagen impoluta, sin tener lugar a grises, sino catalogando las cosas como blanco o como negro, sin entender que ello nos hace más vulnerables y sobretodo que cuando esto se trata de la gestión de ciudades, es absolutamente peligroso, porque puede conllevar a la toma de decisiones equivocadas, que no son coherentes ni congruentes con lo que realmente merecen los ciudadanos.

Lo cierto es que vivimos en un mundo dentro de submundos, en una sociedad en la que existen infinitas formas de ver la vida, tanto a nivel personal como colectivo. Estamos acostumbrados a condenar en sociedad y criticar a todo aquel que no se adapta a las normas establecidas en lugar de intentar aceptar que existen tantas formas de vivir como individuos hay en el planeta. Estamos acostumbrados a exagerar o atenuar dependiendo de los intereses creados y a no respetar la realidad e ideales de otros grupos sociales dependiendo de cómo viva el grupo social al que pertenecemos. Y peor aún, estamos acostumbrados a querer aparentar, aunque sea fingido, para poder calar en un grupo social o seguir ciertos patrones de moda.

Algunos cuestionamientos generales, que me surgen:

Para matizar lo dicho, aprovecho de hacer referencia a un resumen que hace la Dra. Sandra Guzmán (PhD en Filosofía con especialidad en Política, de la Universidad de Nueva York, Estados Unidos, quien defiende la causa ambiental), sobre la recién culminada cumbre COP27, que organiza la ONU, a propósito del cambio climático, sobre lo bueno, lo malo y lo terrible de esta conferencia mundial, en donde quedó más que evidenciada la doble moral en la que estamos viviendo, ante la cual debemos convertirnos en verdaderos agentes de cambio, si es que queremos tener en el futuro próximo un planeta más sano.

Entre lo bueno, se cuenta:

Entre lo malo, tenemos:

Entre lo terrible, se tiene:

Y finalmente, los pendientes:

Espero haberles contribuido, ¡hasta la próxima entrega!

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