Apóyanos

La defensa laberíntica del Territorio Esequibo

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

Frecuentemente afirmamos que la recta es el camino más corto entre dos puntos. Sin embargo, a veces el camino más corto no siempre es recto. Javier Aramayona, en su artículo titulado “El camino más corto entre dos puntos no siempre es recto”, publicado el 5 de mayo de 2020 en la sección Café y Teoremas del diario El País, presenta la creación artística “Ansiedad” de Mark Brierly, –que reproducimos debajo del título de este artículo–, y nos explica que la obra juega con una geometría laberíntica y que “advierte de que solo hay un camino posible, pero en nuestras mentes se abren muchas alternativas”.

En particular, el autor explica que nuestro planeta, la Tierra, al no ser plano –aunque alguna gente (poca, por suerte) sigue insistiendo que tiene forma plana– es aproximadamente una esfera, y el camino más corto entre dos puntos de una esfera no puede ser una recta, sino que son las trayectorias dadas por los “círculos máximos”, definiéndolos de forma sencilla como el lugar por donde hay que cortar una naranja con un cuchillo para que nos queden dos partes exactamente iguales. Así, el segmento más corto del círculo máximo que pasa por dos puntos dados es el camino más corto, sobre la superficie de la esfera, entre ellos. Se utiliza la geometría de la esfera para ayudar a encontrar el camino más corto.

Ahora bien, ¿qué relación guarda la geometría de la esfera con la defensa del Esequibo?, a simple vista ninguna, porque no se está tratando de resolver un problema de geometría o matemáticas, sino que utilizo esta pertinente metáfora para significar la importancia de encontrar soluciones satisfactorias sobre la disputa del Territorio Esequibo (círculos máximos).

Con inmensa preocupación los venezolanos estamos viendo cómo la revolución bolivariana había olvidado el asunto durante dos décadas y ahora despierta abruptamente y organiza un laberinto de medios y mecanismos para su defensa, pisando el acelerador después de que el 22 de octubre de este año se realizara la actividad electoral de los partidos de oposición organizado por la Comisión Nacional de Primaria, que contó con una real y masiva participación de la sociedad civil, siendo acreditada como candidata opositora María Corina Machado, con más del 90% de los votos escrutados, para las elecciones de presidente del 2024.

A partir de entonces, la maquinaria del Estado ha enmarañado el clima interno e internacional con crecientes discursos y ruidos políticos sobre la defensa del Esequibo, seguido de ráfagas rápidas y constantes de propagandas y publicidad sobre “El sol de Venezuela nace en el Esequibo”, manteniendo discursos y declaraciones por todos los medios de comunicación y redes sociales, incluso, empleando términos –muy arriesgados– como “guerrerista” y “tambores de guerra”.

El pasado 3 de diciembre se llevó a cabo el referendo consultivo en el que la opción “sí” obtuvo la mayoría en las 5 preguntas planteadas. El 5 de diciembre el Ejecutivo Nacional presentó a la Asamblea Nacional el “Proyecto de Ley Orgánica para la Defensa de la Guayana Esequiba”, que fue aprobado en primera discusión de forma unánime en el marco de la urgencia parlamentaria declarada y actualmente se encuentra en consulta pública para luego pasar a segunda discusión.

Este proyecto normativo tiene 22 artículos organizados en 4 capítulos y cuatro disposiciones transitorias. Su objetivo consiste en “establecer los medios y mecanismos orientados a la defensa del territorio de la Guayana Esequiba, actualmente usurpado por la República Cooperativa de Guyana, como resultado del írrito Laudo Arbitral de 1899, con el propósito de asegurar la soberanía e integridad territorial de la República Bolivariana de Venezuela”. Se busca crear y defender el estado de Guayana Esequiba y formalizar el ejercicio de los poderes públicos estadales.

Infelizmente, con este Proyecto el Estado se propone aplicar una nueva prohibición de acceso a cargos públicos, en tanto que arbitrariamente podría calificar que cualquier ciudadano, por el solo hecho de opinar, incumple el deber de honrar y defender a la patria (previsto en el artículo 130 del Texto Constitucional y 8 del Proyecto), y, además, considere que dicha opinión favorece públicamente la posición de la República Cooperativa de Guyana en torno a la Guayana Esequiba o deshonran los símbolos patrios de la nación, sería sancionado(a) prohibiéndole ser postulado a cargo de elección popular o ejercer cargos públicos. Esto supone una manifiesta violación de los derechos políticos, derecho al desempeño de cargos públicos y derecho a la libre expresión del pensamiento de quienes quieran postularse a cargos de elección popular o ejercer cargos públicos.

Hay otro supuesto alarmante. El Estado propone prohibir (o renunciar) que se someta los asuntos relacionados con la independencia e integridad territorial a mecanismos de resolución de controversias, incluyendo arbitrajes y la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Esto presumiría que se quiere fortalecer el interés de abandonar el juicio ante la Corte Interamericana de Justicia, cuya competencia ya fue declarada por ese órgano judicial con arreglo del propio Acuerdo de Ginebra de 1966 (artículo IV, párrafo 2) y al Estatuto de la Corte (Artículo 36, párrafo 1), el 18 de diciembre de 2020. Los representantes del Estado venezolano presentaron el pasado 7 de junio de 2022 las excepciones preliminares objetando la admisibilidad de la demanda interpuesta por Guyana, y en abril del presente año la CIJ emitió su sentencia, determinando que tiene competencia para examinar el caso. Ya hay un proceso judicial sobre el territorio en disputa que no se debe desconocer.

La Corte Internacional de Justicia de la ONU, dictó el 1º de diciembre dos medidas provisionales con ocasión de la solicitud formulada por Guyana con motivo del referendo consultivo del 3 de diciembre de 2023. La primera, vinculante para Venezuela: “En espera de una decisión final sobre el caso, la República Bolivariana de Venezuela se abstendrá de tomar cualquier acción que modifique la situación que actualmente prevalece en el territorio en disputa, donde la República Cooperativa de Guyana administra y ejerce el control sobre esa área.”, y, la segunda, legalmente vinculante para ambas partes:“Ambas Partes se abstendrán de toda acción que pueda agravar o prolongar la controversia sometida a la Corte o dificultar su resolución”.

En un sistema democrático, los conflictos deben abordarse a través del diálogo, y este diálogo se refuerza con la diplomacia en el ámbito internacional. En este punto del actual laberinto político es imperativo que el Estado contenga su intranquilidad y use la lógica. No es el momento de crear una tormenta perfecta que potencie y multiplique capacidades destructivas. El proceso de anexión del Esequibo a la integridad territorial a través de una Ley Orgánica no es un camino efectivo. La lógica principal es lograr que nuestro territorio se corresponda al de la Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política iniciada el 19 de abril de 1810, con las modificaciones resultantes de los tratados y laudos arbitrales no viciados de nulidad, tal como está ordenado en el artículo 10 de nuestra Constitución.

Afortunadamente, el pasado 14 de diciembre, en un encuentro en San Vicente y las Granadinas, hubo un estrechón de manos entre los presidentes de los gobiernos de Guyana y Venezuela, pactando que no se amenazarán ni utilizarán la fuerza por conflictos bilaterales, como el actual sobre la soberanía del Esequibo. Una verdadera bocanada de aire de paz para la región.

Según parece, se ha levantado un poco el pie del acelerador. No ha tenido lugar la segunda discusión del Proyecto de Ley Orgánica para su aprobación y promulgación. Otra bocanada de paz para el país.

Nos toca en abril de 2024 la oportunidad de presentar nuestras defensas y luego esperar la decisión final que decida sobre la validez del Laudo Arbitral de París de 1899. Para todos los venezolanos es un momento histórico, complejo y único, para buscar líneas y acciones eficaces para recuperar nuestro Territorio Esequibo. Es un asunto técnico – jurídico. El discurso político debe ser razonable y ordenado. Finalmente. El país cuenta con los mejores académicos, historiadores, abogados y demás profesionales excepcionales que ya están dispuestos a ayudar a encontrar los mejores medios y mecanismos de defensa sobre el Territorio Esequibo. Es mejor contar con lo que mejor se cuenta.

Con serenidad y razón lograremos salir de este laberinto (círculos máximos).

Noticias Relacionadas

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional