Retomando lecturas alrededor de diversos autores clásicos como Max Weber, Alexis de Tocqueville, Pierre Bourdieu, Norberto Bobbio o el también fallecido Gabriel Almond o autores contemporáneos como Luigi Ferrajoli, Zygmunt Bauman, Yascha Mounk, Daniel Innerarity, Tzevetan Todorov por señalar algunos pensadores consagrados, encontramos que sus escritos están mas vigentes que nunca. Todos en común parten de una visión transdisciplinaria donde se unen sociología, derecho, ciencia política, filosofía, además de tener una visión crítica en el tratamiento que hacen de la sociedad actual, la democracia, los partidos, la ciudadanía y el estado entre otros temas y categorías sometidas a revisión en el mundo globalizado que nos ha tocado vivir.
De manera que es gratificante, a partir de las grandes transformaciones experimentadas en Europa o en nuestra región latinoamericana, leer estos trabajos, algunos publicados hace décadas otros más recientes, sus propuestas son densas, críticos, argumentativas, no pueden ser etiquetados de panfletarios, sus reflexiones nos inducen no sólo a abordar la cuestión de la política, la democracia, el funcionamiento de la democracia y demás, sino y fundamentalmente nos hacen repensar el papel que cumplen nuestras ciencias sociales en la actualidad.
Cuestiones de sociología uno de los trabajos más agradables de leer del dilecto sociólogo Pierre Bourdieu, nos abre una nueva lectura en estos tiempos de cambios substanciales, de manera que su abordaje es sin lugar a dudas una aventura intelectual, y que paradójicamente conforman como muchos otros autores y libros la expresión de sus posturas, propuestas y fundamentalmente vivencias, no crean que los consagrados escriben sólo tratados y voluminosos estudios, también encontramos excelente libros que son ensayos, entrevistas y recopilaciones de trabajos generalmente inéditos, conferencias y demás, no tan rigurosos a veces como los grandes tratados pero que sin embargo nos dejan un exquisito sabor y aporte al leerlos.
En este sentido, creemos que parte del pensamiento jurídico, sociológico y politológico contemporáneo, junto a los escritos y posturas de nuestros autores y escritores, deben tener a nuestro juicio una postura ante toda crítica y requisitoria, y que por tanto conforma un pensamiento y actitudes que afectan y chocan con muchos intereses y formas de pensar de algunos representantes, burócratas y demás, que ocupan determinadas posiciones de dirección en muchas instituciones de diversa índole.
Asumimos con responsabilidad que algunos escritos, declaraciones y posturas de estos autores y a veces de nosotros mismos, se presentan como irritantes e irreverentes, difícilmente podremos pedirles a quienes asumen posturas fáciles, justificadoras y genuflexas que comprendan y acepten de entrada nuestros libros, escritos, columnas y demás, los mismos no tienen otro compromiso más que ser críticos y comprometidos únicamente con la academia, la argumentación y en la medida de lo posible con la objetividad sin querer aspirar a la verdad omnipresente.
El aportar opinión y el enseñar discernir y resistirse a la retórica es una acto de solidaridad publica, o mejor dicho, una suerte de apostolado que la mayoría de las veces no tiene buena tribuna y réditos materiales, pues hay que sustituir el slogan por el análisis, la alabanza por la crítica, la argumentación requisitoria por el facilismo cómodo de sofá, en una sociedad o sociedades que pareciera como sus ciudadanos se han vueltos acomodaticios y carentes de juicio crítico que es lo que en cualquier instancia o ámbito permite avanzar, rectificar y mejorar en la escala que se pondere.
Nuestra América Latina y por supuesto la Venezuela contemporánea lo hemos dicho incansablemente conforman un laboratorio demasiado rico de fenómenos, avances y retrocesos, progresividad y regresividad, transformaciones diversas y emergencia de fenómenos que requieren un tratamiento crítico y no posturas serviles a ningún gobierno, ideología o parcialidad. El trabajo académico e intelectual requiere trasparencia, sensatez, algo de pasión nunca fanatismo y una dosis elevada de crítica.