En medio de la incertidumbre y oscurantismo que representa toda negociación con el gobierno de Nicolás Maduro, buena parte de la población se ha percibido al menos optimista con la posibilidad de una transición a la democracia a través de acuerdos integrales, que terminen finalmente en un evento electoral.
No obstante, el gobierno en su infinita capacidad de distorsión presenta el inagotable bucle de la conspiración criminal para asesinar a Nicolás Maduro, Vladimir Padrino y Freddy Bernal; tal alucinación febril ha conllevado la detención de 33 personas y sumando, lo que constituye un nuevo obstáculo en la búsqueda de la paz y la democracia. Los detenidos son desde militares y policías, hasta activistas políticos del Partido Vente Venezuela. Han dictado órdenes de aprehensión en contra de una serie de periodistas, y defensores de los derechos humanos, algunos de mucho prestigio. El realismo mágico que se ha presentado alrededor de esta obra carece de fundamentos y se constituye en un nuevo episodio de manipulaciones para no desprenderse del poder de ninguna manera. La detención de los militares César Siero, uno general y otro mayor del Ejército, hermanos de la magistrada Barbará Cesar Siero, vicepresidente de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia y encomendada a decidir el futuro de la ilegal inhabilitación política de María Corina Machado es una enorme “casualidad” que de ninguna manera debe sospecharse como una acción motivadora de estas persecuciones de inicio de año, aunque en política no hay puntada sin dedal. La buena fe y bondades que caracterizan al régimen venezolano no debe abrir brechas a las dudas o será castigada con la mal llamada furia bolivariana.
Un entramado de horrores, manipulaciones y sinsentidos se han cernido sobre los planteamientos del fiscal general Tarek William Saab, al paso de no lograr una gestión medianamente decente, cuestionado nacional e internacionalmente por sus posiciones de fanático político del PSUV, con su currículo de imparcialidad signado por ser exdiputado y exgobernador del Partido Socialista Unido de Venezuela, abriendo cada día más un abismo de incredibilidades, que sin duda son observadas por las instancias de justicia internacional que nada creen de los supuestos ajustes del Ministerio Público y el Poder Judicial de Venezuela, donde brotan cual manantial elementos para apalancar los señalamientos existentes. Uno reciente e inocultable es la detención del fiscal Renny Amundaraín y el defensor público Adís Salcedo, imputados por retraso u omisión intencional y obstrucción a la justicia, siendo así insoslayable de apreciar los casos más notables de estos “paladines” de la justicia, y nos encontramos con los juicios de Raúl Isaías Baduel, Carlos Lanz, el periodista y politólogo exdirigente del chavismo Nicmer Evans, el caso de Javier Tarazona, Canserbero. Mostrando a la justicia como un show para cubrir incompetencias y perseguir adversarios, como entretenimiento, ahora aterrizamos en la asombrosa conspiración de asesinato con la supuesta participación de la destacada periodista y defensora de los derechos humanos sin distinción de aspectos políticos Sebastiana Barráez.
Sin embargo, la novelesca narrativa que desarrolla el Ministerio Público en una especie de espectáculo, acusando y dando por culpable a través de la pantalla de TV, y redes sociales, choca contra la moral y la credibilidad de la señora Sebastiana Barraez, quien posee una dilatada carrera periodística, ejerciendo el trabajo de investigación y mostrándolo al país sin cortapisas, su estilo franco, sincero y contundente a desnudado desde hace muchos años la naturaleza hostil, y antidemocrática de la actual tiranía, demostrando con su verbo constante y su tenaz y persistentes trabajos de investigación periodística aquello de: “Una mentira no se convierte en verdad, lo incorrecto no se convierte en correcto y lo malo no se vuelve bueno solo porque sea aceptado por una mayoría”. Booker T. Washington.
De todos los periodistas ahora perseguidos y criminalizados en el denunciado intento de magnicidio, Sebastiana Barráez posee un reconocimiento importante de todos los sectores del país, ha acompañado denuncias de venezolanos sin importarles si son dirigentes o exdirigentes del PSUV o de algún partido de oposición, el espíritu de solidaridad y el respeto a los derechos humanos es la característica que mejor la describe y ubica en un peldaño especial en la conciencia colectiva de la ciudadanía a la hora de la búsqueda de la verdad, es un espacio que ha construido a pulso y desmoronarlo constituye un verdadero desafío para el fiscal general de Venezuela, se adentra en una carrera compleja donde la ciudadanía pesa ambas personalidades y no le es difícil asumir de qué lado está la verdad y de qué lado hay un récord funesto de mentiras y manipulaciones.
Ahora bien, el desafío se acrecienta en el intento de justificar lo injustificable, un mal cálculo político vierte mucha presión en un contexto de invalidación de los espacios de negociaciones internacionales. El gobierno de Venezuela no va a cumplir ningún compromiso que pueda significar su desalojo del poder, por más concesiones que Europa y la administración Biden estén dispuestos a hacer, porque ninguna concesión finalmente será más atractiva que la preservación del poder. Esta coyuntura de persecuciones solo podrá agitar el campo interno en el gobierno, quienes poseen la determinación de sacrificar a todo dirigente si eso significa mantener estable los acuerdos y conversaciones internacionales, quizás el fiscal, no se anticipo a un escenario capcioso donde él propiamente sea el gran derrotado, de manera que no perdamos la capacidad de asombro para valorar la inventiva que se desprende a partir de este preciso momento histórico que se desarrolla en nuestro país, tiempos de cambios a la vista.
@jufraga12