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La conspiración de Diosdado

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El capitán Diosdado Cabello, desde su despacho de Política, Seguridad Ciudadana y Paz, no desde su programa Con el mazo dando, de flux y corbata, ha alertado -ese es el verbo que usó- sobre la “última” conspiración de los conspiradores de siempre que tiene por objetivo sabotear las elecciones del domingo. 

Los comicios del 25 de mayo son para “renovar” parlamentos nacionales, consejos legislativos regionales y gobernaciones con períodos vigentes hasta finales de año. 

Y aunque el capitán Cabello se lo calla, el principal saboteador es el Consejo Nacional Electoral, un organismo deslegitimado para convocar cualquier consulta electoral en el país. El CNE aún le debe a la nación, y a las leyes, las actas oficiales de las elecciones presidenciales del 28 de julio. Le debe al país y a la soberanía popular reconocer que Edmundo González Urrutia es el presidente elegido por la mayoría de los venezolanos.

El estudio más reciente de la encuestadora Meganálisis, realizado durante este mes, indica que solo 12,5% de los ciudadanos con derecho a voto está decidido a participar en los comicios del domingo. Sin embargo, la mente afiebrada de Cabello ha expuesto un plan de violencia generalizado, con atentados a embajadas, comandos policiales, hospitales, instalaciones eléctricas para alterar la plácida calma de un país donde el ministro del Interior, el capitán Cabello, dirige un programa televisivo llamado Con el mazo dando. En nombre de la paz, obvio.

Si ese 12,5% de ciudadanos tenía intención de ir a votar, con la catástrofe concebida por Cabello, que ya implicó la suspensión de vuelos desde Colombia, porque de allá vendrían los conspiradores con sus explosivos en las maletas, la data de Meganálisis puede quedarse corta en su pronóstico de participación electoral. 

Siempre queda el recurso de Elvis Amoroso, el jefe del CNE, que puso a votar a 10 millones de ciudadanos en el referéndum del 3 de diciembre de 2023, cuando el escenario de los centros electorales era desolador, o el esperpento del 28J cuando se interrumpió el proceso de escrutinio para dar una cifra sin sostén alguno a la cuenta del perdedor Nicolás Maduro.

Las elecciones del 25 de mayo son las peores jamás gestionadas en la historia electoral venezolana. Una piratería descomunal, sin información, sin que se sepa del proceso de verificación previo, en el que se elegirán, por ejemplo, más diputados de los señalados en la Constitución Nacional; se votará por un estado, Guayana Esequiba, que solo existe en la imaginación de los rectores del CNE, y, para colmo, se eliminó el código QR de las actas de escrutinio, que fue clave para el procesamiento rápido y eficiente de las actas del 28J. 

El desinterés masivo constatado en las calles, incluso por candidatos que se enfrentaban a la evidencia de que la gente desconocía que estaba en marcha un proceso electoral, es la respuesta ciudadana a la maniobra oficialista para escurrir el asunto primordial que los venezolanos exigen: el respeto y cumplimiento de la elección presidencial del 28 de julio. 

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