“Lo que no logramos con los votos, lo lograremos con las balas”, afirmó hace unas lunas atrás el autodenominado presidente obrero y pareciera, en primera instancia, que ha surtido efecto y está muy vigente. El régimen de facto ha incrustado la semilla de la desconfianza, la división y el egoísmo en los corazones de muchos venezolanos. El apartheid desalmado en su más infame esplendor. Más allá de la nefasta y terrible crisis que carcome vorazmente a la mayoría, el sueño conformista criogénico ha estado haciendo de las suyas sin parar y esto tiene como resultado no tener participación alguna en ningún asunto. ¿Realidad o simple cháchara?
Las noticias sangrientas y horripilantes han abundado desde el génesis revolucionario y siguen conmocionando a nuestra gente. Pero, más allá de causar asombro y rechazo a la perversa tiranía, pareciera que crea un sentimiento de división a quien no comparta, comente y pronuncie en contra de la misma. La búsqueda por los “likes” o “retuits” se ha convertido en una acérrima lucha de gladiadores y el Coliseo son las redes sociales. El régimen de facto con su maligno laboratorio auspicia cualquier tipo de imágenes o noticias y esta corre velozmente como una bola de nieve. En vez de usar esas valiosas herramientas que la tecnología nos ha brindado, la han convertido en bochornosos y estériles clubes de debates, paredones de fusilamiento sin piedad y el muro de los lamentos y llantos. La terrible consecuencia es menos participación y una gran confusión para muchos que están al pendiente de lo que sucede.
Nos aproximamos nuevamente a un año electoral y la carrera presidencial ha comenzado. Más allá de causar emoción ha desencadenado cualquier tipo de improperios y descalificaciones no para el candidato del régimen de facto y autor de la crisis, lo sorprendente es que es para los posibles candidatos de la oposición democrática. Insólito, pero real. “Si no es fulano, no”, “ese viejo está quemao”, “otra vez este pana” y un extenso etc. Son los comentarios más cotidianos y sutiles que nos encontramos con respecto a este tema. No existe un tabulador para medir las aspiraciones de otro ya que son legítimas de todo ser. No debe existir alguna crítica por aquel que aspira más, al contrario, es digno de enorgullecerse ante esta era de conformismo. Las profesiones no están por encima de ninguna y sus aspiraciones tampoco. ¿Es inferior aquel político que quiera ser concejal o presidente a un médico que quiera hacer un PHD en una universidad europea o norteamericana? O un ejemplo más básico, ¿se ha de tachar aquel que quiera pasar de una moto a una camioneta porque su esfuerzo lo vale? El trabajo rinde frutos y la dedicación tiene cosecha. Eso es ley de vida desde tiempos inmemoriales y no podemos despotricar en su contra porque el único favorecido es el régimen.
Seguiré siendo fiel creyente de la libertad porque ha sido nuestro estandarte de lucha, pero también de los partidos políticos que son vitales para la democracia por la cual peleamos y tratamos de recuperar. Si execramos a estos, estaríamos rayando en la hipocresía o la ingenuidad porque la democracia es un estado de partidos. Seguiré apostando mil veces a esos detalles que nos unen y dejando a un lado los que nos dividen como hermanos. Seguiré creyendo firme y sólidamente en la participación ciudadana en todos sus aspectos para concretar el cambio que tanto profetizamos, dejando a un lado los acérrimos reconcomios y divisiones estériles para darle paso, definitivamente a la reconciliación, respeto y armonía que tanto clama nuestra patria. No creo en la polarización ni el sectarismo porque, es la hora de todos. Es la hora de los gremios, de los partidos políticos, de los sindicatos, movimientos estudiantiles, es hora de las iglesias y ONG, es la hora de la gente, es la hora de jóvenes y adultos mayores, la hora de guayaneses y zulianos, andinos y orientales, capitalinos y llaneros, es la hora de los criollos y extranjeros, es hora de médicos y abogados, ingenieros y administradores, es la hora de los trabajadores y empresarios, amas de casa y profesionales del volante, es la hora de más acción y menos dicción para conquistar y recobrar lo que por derecho nos corresponde.
Más participación es la clave ante toda esta ola de información tóxica y dañina, ante las artimañas y jugarretas. Más participación, más motivación, más inclusión, más propuestas y acciones, menos crítica destructiva y más inclusión, más unidad y menos individualidad porque Venezuela y nuestro pueblo lo aclama. Es una tarea que nos corresponde a todos por igual. La ciudadanía con su legítimo derecho a superar esta miseria y a decidir su destino a través del voto libre, seguirá en las calles de todo el país hasta hacer a un lado de la historia la violencia y la brutalidad de los que hoy tienen el poder, para así lograr la paz y la reconciliación de todo un pueblo. ¡Sí se puede!
@JorgeFSambrano
#RendirseNoEsUnaOpcion