Desde el siglo XVIII incluso antes, hasta el presente se puso en boga esa manera victoriana de la división de clases, en especial, la clase popular, entre las categorías que se manejan dentro de las academias en las diferentes universidades, frases con contenidos, como, por ejemplo, la dictadura del proletariado, la división de clases y esa forma pietista de Cromwell, revolucionaria de eliminar las clases sociales desde un grimorio de hechizos depravados estatistas, para hacer una sola clase.
En fin, mucho se ha escrito de esta variables de las clases sociales en contra de la oligarquía con toda esa división de clases del materialismo histórico, hoy ese tema pasó a ser parte de una época romántica de la supercherías de Hegel, Marx y Engels, junto a todos los precursores, apóstoles y herederos del materialismo histórico, que en términos prácticos, sólo han servido para el fortalecimiento de eso que llaman, oligarquía.
Las últimas noticias revelan de manera oficial que la Administración Pública del Vaticano suspenderá a empleados y todo el personal que no presente certificado sanitario actualizado; es decir, la llamada dictadura sanitaria entró a la Iglesia como Lucifer en la narrativa para molestar a Job. Una pequeña muestra del poder de la clase dominante; pero no toda la observación son de éste lado; sino que, pueblos como Israel, donde se supone que tienen mayor respeto por las leyes originarias del Creador, hoy toda su población está inoculada, unos voluntaria y otros contra su voluntad; lo cual revela, la doble moral e hipocresía de tal ética espiritual, con claras contradicciones políticas con el texto y la cultura judaica. Si se hace una lista, todas las religiones, abrahámicas o no, junto a las innumerables sectas se replegaron a las órdenes de la clase dirigente de la oligarquía globalista a las que se supeditan las administraciones nacionales de cada región.
En ese sentido, analistas de la geopolítica no pueden separar sus observaciones ante el comportamientos de los diferentes sistemas nacionales, sin revisar la historia y los distintos textos proféticos; aunque hagan un supremo esfuerzo en no darle importancia, las escrituras proféticas son categóricas en el desenvolvimiento de los últimos acontecimientos, tanto de las profecías bíblicas como de otras más que vienen previendo con muchos siglos de antelación, como por ejemplo la apostasía, rumores de guerra, el llamado a la paz, pestes, hambrunas, el gobierno invisible en manos de un modelo anti mesías, entre otras observaciones.
La democracia, como se conoce hoy con todas sus aproximaciones, es una cuestión nueva, propia del siglo XX y esta dista mucho del pensamiento originario de las logias de la democracia liberal que se concibió en el siglo XIX por los padres fundadores de la democracia en América, relatada por Tocqueville. Hoy por hoy lo que se tiene es una eclosión de neo democracias populistas a la que se le han colocado una serie de nombres y categoría como, por ejemplo, democracia popular, justicia social, socialdemocracia, democracia cristiana, democracia participativa, democracia del siglo XXI, democracia protagónica, Estado de Bienestar y un sin fin de adjetivos estatistas y centralizadores del poder, más próximos en contenido a un sistema depravado, es decir, una tiranía totalitaria a escala global, que viene desdibujando principios, signos y valores de los fundamentos naturales de libertad, propiedad y justicia donde descansa un sistema de Estado limitado.
No obstante, se dice que el conocimiento no hace acepción de personas, por tanto, la falta de conocimiento y de los hechos es una pena en la sociedad; la tiranía se vale de la modificación del lenguaje político para cambiar la narrativa de los hechos; así argumentar la ética colectivista; por ejemplo, ya no se dice invasión, conquista se dice, reunificación; no se dice tiranía, pérdida de la soberanía o movimientos separatistas, sino la autodeterminación de los pueblos; ya no se dice, pérdida de derechos y libertades civiles o naturales, se dice certificado, pasaporte; ya no se dice expropiación, se dice utilidad o justicia social; no se dice, asesinato, genocidio, arresto domiciliario, medidas de confinamiento, estado de sitio, campos de concentración, se dice, asistencia pública o protocolos de seguridad sanitaria bajo medida de refugio; como tampoco se dice reducción de la población, se dice eutanasia, aborto inducido, sobre población, la lista es tan amplia como el idioma lo permite.
La democracia a la vista de los principios originarios del liberalismo político y económico, la han convertido, en una traslación de los derechos reales de las absolutistas monarquías sobre los derechos naturales de las personas, es decir han invertido los valores de la voluntad soberana, ella ya no reside en el pueblo, sino en los gobernantes y funcionarios bajo un poder sin restricciones. Es irónico que, todo eso ha sucedido bajo la obediencia absoluta y pusilánime de las academias y sus filósofos y teóricos estatistas, inflacionistas majaderos de un sistema depravado globalista en las distintas escuelas del pensamiento universal.
El costo de esta patente de corso pregonada es la expoliación de naciones enteras, quiebre de la familia, expropiación de la propiedad natural como la vida y los bienes patrimoniales, robos a través de altos impuestos, aranceles y tasas al comercio y a la vida de las personas, entre otros controles, que son las causas de la desinversión, desindustrialización, éxodo, marginalidad, deshumanización de los valores y principios de la civilización.
Verbigracia, ya no se dice caos de políticas fiscales inflacionarias de altos y progresivos impuestos depravados, abusivos y arbitrarios con permisologías opresivas que robustecen un Estado burocrático y tirano sin límites , se dice de manera retórica, gobierno del pueblo, en aras de una pseudo democracia de dominio absoluto en las naciones con sello globalista y totalitario.
En conclusión, la democracia viene en detrimento de ella misma, cuando existen principios naturales y materiales que no están sujetos a debate ni discusión, como la vida, la propiedad, la justicia, la libertad y los derechos naturales de las personas dentro de un marcó de seguridad, libre mercado, libre cambista, donde todo ello implica, desobedecer, rebelarse y deponer cualquier sistema de gobierno o régimen que pretenda infringir esos principios y valores universales; como viene sucediendo a lo largo y ancho del mundo ante las medidas que han llamado la nueva normalidad, donde sólo se muestra una clara intención del sistema en convertir a la población en servidumbre, esclavos, súbditos, vasallos, o peor incluso, cobayas de un modelo anti natural.