OPINIÓN

La ciudadanía exige decencia al liderazgo

por Armando Martini Pietri Armando Martini Pietri

El liderazgo es un tema estudiado, discutido, desde los antiguos filósofos hasta expertos contemporáneos, coincidiendo en que un líder es esencial para el éxito de cualquier organización religiosa, política, empresarial o social. Sin embargo, cuando se enfoca únicamente en la efectividad, se hace a expensas de la moralidad. En otras palabras, los líderes deben ser eficaces, no necesariamente decentes. ¡Error imperdonable!

Hemos sido testigos de escándalos que involucran a líderes políticos, empresarios y religiosos. Van desde la corrupción, acoso sexual y abuso de poder. Comportamientos inaceptables que muestran falta de decencia, en aquellos que deberían ser modelos a seguir.

El liderazgo es una habilidad crucial que se espera de cualquiera con responsabilidades en una organización. Es ayudar a creer en mañana, un mejor resultado del que se tiene hoy. La capacidad de guiar hacia un objetivo común y hacer que trabajen juntos, en equipo de manera efectiva para alcanzarlo. Sin embargo, no bastan las destrezas, también es necesario que sean decentes.

El liderazgo decente es decisivo para la organización que busque el éxito a largo plazo. Un líder decoroso es honesto, ético, humilde, de buenas costumbres ciudadanas, que se preocupa por el bienestar de los demás. Y si lo hace, por propia gloria, poder o beneficio personal no es un líder digno.

La importancia de la condición de líder se observa en el campo empresarial. Las empresas guiadas por personas decentes tienen resultados superiores en rentabilidad y sostenibilidad a largo plazo. Construyen relaciones fuertes y duraderas con sus empleados, clientes y proveedores, lo que se traduce en lealtad y compromiso.

Por otro lado, las que son dirigidas por indecentes enfrentan problemas éticos y legales que dañan reputación e incluso llevarlas a la quiebra. Por lo tanto, la decencia en el liderazgo no es solo una cuestión ética, sino de pragmatismo empresarial.

En el mundo político es compleja y controvertida. En general, se refiere a la conducta respetuosa, digna y ética que se espera de los políticos en su desempeño de funciones públicas. Incluye comportarse correcta, responsable, cumplir leyes y regulaciones; respetar, considerar y actuar en el mejor interés ciudadano.

Sin embargo, la política se perturba por la corrupción, se descompone por conflictos de intereses y se pudre en la manipulación. Es frecuente, que los dirigentes políticos sean acusados de comportamiento inapropiado, y de violar normas éticas, legales. Erosionando la confianza de la ciudadanía en el sistema político y la capacidad para gobernar de manera efectiva.

Para mejorar la decencia en el mundo político es necesario promover transparencia y rendición de cuentas. Divulgación pública de ingresos y gastos de los políticos, así como la regulación estricta de los conflictos de intereses. Vital fomentar la educación cívica y participación ciudadana, para que los ciudadanos comprendan mejor los problemas políticos y tomar medidas para abordarlos.

La decencia es la característica fundamental de un líder, de un estadista. Poseer valores éticos que se traduzcan en comportamiento responsable, serio y virtuoso. Presentando a los demás, respeto, dignidad, escuchando y tomando decisiones justas e imparciales. Ser transparente en las transacciones, así como mantener estándares éticos; inspirando confianza, motivando, tomando providencias ilustradas, y considerando las implicaciones de sus acciones.

Cuando son indecentes causan daño. Preocupados por propio bienestar, no del colectivo. Proclives a disposiciones arbitrarias, imprudentes y arriesgadas, sin considerar las consecuencias. La arrogancia no deja escuchar y considerar puntos de vista ajenos, llevándolos al desacierto. Su actitud, erosiona la confianza en las instituciones y el liderazgo, con efectos negativos en la sociedad.

Es importante que sean decentes en todo momento. Es parte fundamental de la formación y desarrollo en todos los ámbitos. Deben ser educados en los valores éticos y morales que sustentan la decencia, y ser evaluados en función de estos valores a lo largo de su carrera.

¡La sociedad debe exigir decencia a su líder!

@ArmandoMartini