OPINIÓN

La ciudad a escala humana

por Francisco González Cruz Francisco González Cruz

Mérida, México

Una de las consecuencias más importantes de los avances de la Inteligencia Artificial y, hay que decirlo, de la pandemia del covid 19, es la valorización de la ciudad a escala humana, esa ciudad que está al alcance de la gente, que se puede caminar o recorrer en bicicleta o en un eficiente transporte local, tiene la escuela cerca, el servicio de salud ambulatoria, el templo, los comercios minoristas donde adquirir los víveres, panaderías, cafeterías, e incluso los lugares para tomarse un licor compartiendo con los vecinos. Igualmente, los parques con sus bancos, sus sombras y sus faroles.

Las grandes ciudades de enormes rascacielos y gigantescos centros comerciales, con los espacios muy especializados, todo distante que exige enlaces de grandes autopistas y uso intensivo del automóvil particular, buscan cómo humanizar los espacios donde la gente duerme, transformándolos en lugares para vivir. Frente a las ciudades con sectores especializados, donde en unos se duerme, en otros se trabaja, en otros se compra y en otros se divierte, hay la alternativa de los espacios donde se vive íntegramente, sin necesidad de frecuentes y largos desplazamientos.

En esta tendencia tienen ventajas las ciudades intermedias y menores, que mantienen una multifuncionalidad en su territorio, es decir, donde sus habitantes viven, trabajan, estudian y se recrean cerca, donde además tienen la ventaja de ser conocidos y conocer a todos, hacen vida en comunidad, conversan en la calle, en la esquina, en el parque y en los negocios. Donde cuidan unos a otros.

Las urbanizaciones, fraccionamientos, colonias y otras designaciones de los urbanismos periféricos, donde la vida comunitaria es prácticamente inexistente, en un mundo que avanza con en el trabajo en casa, el estudio virtual, la recreación pasiva y otros frutos tecnológicos, se obliga a la gente a encerrarse, a aislarse y deshumanizarse. Es una revisión del urbanismo extendido y especulativo, que tiende a expandir la ciudad sólo por codicia, ocupando los espacios naturales.

La ciudad tradicional, peatonal y amigable, vuelve a tener adeptos. Se trata de la identidad, del conocer ser y del lugar, de convivir en él. De rescatar el derecho a conversar, a tener vecinos, negocios conocidos, paisajes familiares, entornos donde nos sintamos cómodos, en confianza y seguros. Es la ciudad a escala humana.