En Argentina la gente votó cansada de tanta corrupción y engaño, de tanta humillación. Entendió que Javier Milei representaba la promesa de ser todo lo contrario a esa desgracia que sufrían desde que se instaló el kirchnerismo, aunque el estilo no gustara ni conocieran cómo instrumentaría sus propuestas.
El voto a Milei fue un castigo a lo que él llama “la casta”, que encarna la cleptocracia, pero que aquí en Venezuela existe más cohesionada y más dañina, causando una ruina más extensa y profunda. Allá la casta no ha podido penetrar totalmente el poder judicial, que aquí está a su servicio, como todos los poderes públicos.
En Venezuela hay muchas más razones para la irritación contra el descomunal robo de los dineros públicos y la ruina generalizada del país. Pero la alternativa no tiene los riesgos de la incertidumbre que reina en el país del sur, con las audaces promesas del nuevo presidente. La alternativa contraria al régimen es una mujer decente, sensata y audaz, seleccionada por una enorme cantidad de ciudadanos en una elección primaria impecable, que fue ejemplo de civismo y participación.
Aquí el voto por María Corina Machado no es sólo un voto castigo a la cleptocracia, sino a la esperanza bien justificada por un proyecto de país claramente expresado en su programa de gobierno llamado “Venezuela: tierra de gracia”, que se expresa en unos principios fundamentales: “Libre desarrollo del individuo, Estado al servicio del ciudadano y Economía de libre mercado”; y seis ejes de política para lograr la libertad, la democracia, y la prosperidad para Venezuela: “Restablecimiento de la libertad, la democracia y el funcionamiento efectivo del Estado; una economía para la prosperidad, la eliminación de la pobreza y el crecimiento de la clase media; una sociedad de oportunidades, inclusión y movilidad social, con salud integral de calidad para todos, educación para lograr igualdad de oportunidades, reivindicación del valor del trabajo y creación de un sistema de protección social efectivo; desarrollo de una economía verde resiliente, protección ambiental y transición del modelo energético; restablecimiento del lugar de Venezuela en el mundo y atención a los venezolanos en el exterior y; seguridad ciudadana para la regeneración democrática en Venezuela y defensa de la soberanía”.
La alternativa en Venezuela no es sólo contra la casta, es a favor de la Venezuela Posible.
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