El Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) debatió el pasado martes 30 de mayo la “Implementación de todos los aspectos de la Carta Democrática Interamericana y sus desafíos”, un tema de gran relevancia en una sesión extraordinaria, convocada por las misiones permanentes de Estados Unidos, Canadá, Guyana y Perú, oportunidad en la cual los embajadores escucharon la intervención de un grupo de expertos y brindaron una serie de recomendaciones para responder con eficacia a los retos democráticos actuales.
Los temas abordados por el Consejo Permanente de la OEA fueron: la democracia y el sistema interamericano, la democracia y los derechos humanos, democracia, desarrollo integral y combate a la pobreza; fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática, la democracia y las misiones de observación electoral, promoción de la cultura democrática, la Carta Democrática Interamericana y el Plan de Acción Interamericano sobre Gobernabilidad Democrática de la Novena Cumbre de las Américas.
Se debatió fundamentalmente la revisión de la Carta lo cual debería implicar un mecanismo de examen de su aplicación dentro de los Estados miembros. así como verificar los “alcances y limitaciones” del principio de no injerencia en los asuntos internos de un país y la aquiescencia de los miembros a permitir mecanismos de revisión de forma permanente., Se considero el principio de no injerencia debe estar limitado por tres pilares fundamentales: el respeto por los derechos humanos, la comisión de crímenes de lesa humanidad, y el establecimiento de) mecanismos vinculados con la defensa y preservación de la democracia.
Veintidós años después de su firma en Perú, el panorama latinoamericano no ha mejorado dentro de los índices democráticos que se publican anualmente, tal como lo he reseñado en artículos anteriores en este diario -Anne Appelbaum y América Latina mayo 12, 2023- En este sentido, se destaca que hace dos décadas se consideraban las amenazas a los gobiernos provenientes de golpes de estado -Hugo Chávez 1992- y en base a ese fantasma se redactó la Carta (Ver capitulo IV, ”Fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática” Artículos 17 al 20). Actualmente las amenazas provienen de los propios gobiernos electos democráticamente los cuales en su ejercicio rompen con el equilibrio de poderes públicos, realizan elecciones espurias y violan los derechos humanos de su población. Veámoslo en el contexto regional y mundial.
Al momento de la firma de la Carta, solo Cuba se encontraba fuera del sistema interamericano como la única dictadura en el continente. Dos décadas después encontramos a Nicaragua y Venezuela conformando el deshonroso grupo, ambos fuera de la OEA por propia decisión una vez les fuese aplicado la Carta. Su invocada injerencia en los asuntos internos, evocando el absolutismo westfaliano, no fue convalidado por aquellos estados contestes en que el sistema ha evolucionado y que existen limites como son el respeto a los derechos humanos y la violación a los propios principios de la democracia. Sucedió esto durante el periodo entre la marea roja y la marea rosa en el continente. Actualmente y de conformidad con lo que indican los índices democráticos, nos encontramos con la conformación de un grupo denominado los para dictatoriales que son aquellos estados que, teniendo un origen democrático, apoyan a los autoritarios: Caso de la defensa de los gobiernos e Petro y López Obrador al golpista Pedro Castillo y más recientes el mismo Petro y Lula en el marco de dos reuniones multilaterales. Bogotá para tratar la crisis política y las sanciones al gobierno de Venezuela y Brasil en el contexto de una cumbre de integración donde se trató de “habilitar” a Maduro dentro del sistema. Ambas sin éxito, afortunadamente. En este contexto Argentina y Bolivia actúan de la misma manera y coinciden en reforzar el papel de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe a fin de sustituir a la OEA, cuyo patrimonio e institucionalidad en favor de la democracia son únicos en el continente.
El contexto internacional también conspira contra los objetivos de la Carta. La influencia cada vez mayor de China, Rusia e Irán, tienen sus cipayos en la región, abiertos y solapados. Los avances económicos y militares hacen que los ideológicos tengan un terreno fértil y que aquellos esfuerzos realizados por los Estados Unidos al convocar cumbres sobre la democracia han sido vanos. Preocupante y es reiterativo de mi parte, que un conflicto armado de grandes dimensiones nos arrastre a consecuencias impredecibles sin tener la región según la lógica ni arte ni parte, solo el extravío y afán de poder de un grupo de mandatarios, mas no de lideres ni de sus pueblos ni de la región.
Para la OEA la vigencia y observancia de la Carta es consustancial con su propia existencia. Sin embargo, hay que actualizar su contenido en asuntos como el papel de la sociedad civil y los propios partidos políticos. Un ejemplo de ello es lo referido a la observación electoral. que estableció su solicitud a la potestad de a los gobiernos. Aquí cabria suponer que los partidos y la sociedad civil pudieran tener más interés y legitimidad en ello. Igualmente, la coerción que establece a los infractores no va más allá de la suspensión y recomendaciones, lo cual se ha visto completamente inefectivo en los casos mencionados. Aunque el ambiente no es el propicio para los cambios propuestos si se debe mantener la atención en este asunto como lo fue en la mencionada reunión del 30 de mayo. La fortaleza de la OEA proviene de la estabilidad de sus miembros cuyos vaivenes en los últimos tiempos han debilitado la gestión de Almagro. En las actuales circunstancias, especialmente en Suramérica, no se observa la posibilidad de crear un frente ni en favor ni en contra de las actividades del organismo. Sorpresivos los desplomes impensados de los pretendidos liderazgos de Petro y Lula.
Para Venezuela. Aun cuando el gobierno de Maduro se salió de la OEA y con ello pensó desvincularse de lo que establece la Carta Democrática Interamericana, dichas obligaciones se mantienen y su incumplimiento ha venido siendo sancionado por la Comunidad internacional, especialmente los Estados Unidos y la Unión Europea. En vísperas de una elección primaria para escoger un candidato único de oposición, sus partidos deberán exponer sus respectivos planes de gobierno y en lo que concierne a la política exterior deseable que en cada uno de ellos contemple el inmediato regreso a la OEA y el apoyo irrestricto a la Carta y a la Cláusula Democrática.
La democracia es una forma superior de gobierno, porque se basa en el respeto del hombre como ser racional. John Fitzgerald Kennedy