“Mi deber es construir esa unidad para salir de Maduro, sin unidad no saldremos de esto”. Juan Guaidó
Esta semana, a diferencia de otras, las ideas se amontonan y nos producen el mismo efecto que la escasez; o similares efectos, como cuando estamos secos, para decirlo en jerga periodística. Hoy, al contrario chapoteamos entre imágenes y opiniones para no asfixiarnos dentro de esa abundancia…
Es el caso, que el sábado pasado se llevó a cabo la reunión entre dos dirigentes de primera línea de los sectores democráticos venezolanos: Juan Guaidó y María Corina Machado (MCM); todo ello producto de la invitación que le hiciera el presidente interino. Con anterioridad, el tono de asentimiento, algo amargo, a conversar con el dirigente político presagiaba que nada bueno iba a salir de ese encuentro ciertamente importante. Tanto así, que en ningún momento despertó expectativas consoladoras, ni nadie pensó que de allí pudiera surgir “fumata blanca”. Como dijera una amiga carabobeña, Gladys Valentiner: “MCM nunca estará de acuerdo con ningún planteamiento que provenga de otro; que no sea de ella, pues ella solita tiene la razón, más nadie”.
Siguiendo adelante, aunque formo parte por principios del grupo de opositores democráticos —los otros no son tal cosa— que ha venido apoyando al presidente interino; aunque considero demoledora la carta de MCM, pienso que allí hay impresas unas cuantas verdades que valen la pena considerar antes de echarla al humilde cesto de la basura y el olvido. Omitir, me refiero a la precitada epístola, sería un grave daño que le haríamos al destinatario más que a la propia remitente, hay algunos puntos para la reflexión. Por lo tanto, el equipo del varguense debe sacarles utilidades a las cosas dichas allí, al margen de sus intenciones deliberadas. Incluso, a pesar de que el encargado de negocios para la Oficina Externa Estadounidense en Venezuela, James Story, declarara el día siguiente de la cita, que únicamente con la unidad en torno a Juan Guaidó se logrará el apoyo internacional, que esa es la posición de Estados Unidos; lo cual resulta en un incuestionable aliento para el presidente temporal, Juan Guaidó. Naturalmente, estos planteamientos que se hacen extrafronteras también deben pasar por las máquinas procesadoras y estudios de la oposición nacional.
Pero vamos a repasar algunos puntos de la carta en cuestión publicada por MCM: “Estoy decidida a impulsar la construcción de una plataforma donde participen todos los venezolanos comprometidos con el desalojo del régimen que excluya cómplices y corruptos”. “Apoyamos lo que aspirábamos sería un gobierno interino amplio, alejado del sectarismo transparente y centrado en el cese de la usurpación”. “Esto te lo dije en público y a través de dos correspondencias privadas que nunca contestaste”. ”El desastre de la entrada de la ayuda humanitaria donde se incorporaron figuras relevantes del mundo, se convirtió en un fiasco”. “El 30 de abril participaste en una aventura en la cual estaban los jefes de las mafias financieras, represivas y judicial”. “De allí derivaría un gobierno compartido que era y es inaceptable, además de inconsulto”. “Ni que decir de la inconstitucional decisión de incorporar a exdiputados chavistas a la Asamblea Nacional quienes implosionaron su funcionamiento”. Hay muchas más recriminaciones y sugerencias, tan extensas que se llevaría más espacio del que puedo disponer: diálogos con el régimen, gobierno de emergencia nacional compartido con el chavismo, activación del TIAR, negativa de Guaidó a aprobar el artículo 187.11. “Juan. El país te dio una tarea que no has podido o querido cumplir”. Termina más allá afirmando que su deber es enfrentar cualquier agenda de distracción disfrazada de unidad…
Quise señalar algunos puntos de esa extensa carta para advertir que por ellas las posibilidades de lograr la unidad y la integración de todas las fuerzas de oposición se alejan, ocasionando un desgraciado desgaste que como contrapartida favorece a Nicolás Maduro. Guaidó no dispone de mucho tiempo para hacer los correctivos; por lo tanto, debe apurar el paso. Las exigencias hacia él serán cada vez más contundentes. Sin embargo, quedó evidenciado que MCM está estancada, la opinión pública no la acompañó. Cuatro años con un discurso petrificado, cansón, involutivo, fatalmente ha envejecido junto con ella. La gente comparte sus inquietudes, pero no la acompaña. No termina de aceptar sus posiciones demencialmente arrogantes, inaceptablemente inflexibles y extravagantemente impositivas…