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La brutal campaña contra Netanyahu

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Netanyahu Israel ONU

Foto: EFE

Una de las estrategias habituales de la izquierda política y mediática, muchas veces seguida por una derecha acomplejada, es buscar un malo para justificar sus campañas. Es lo que sucede con Netanyahu que es mostrado como el paradigma de las indignidades. Esto permite dar rienda suelta al más desaforado antisemitismo alegando que todo es culpa suya y lo convierten en un Lucifer que ha emprendido una guerra por intereses personales. Por supuesto, el pueblo israelí es inocente porque es manipulado por un personaje atroz. Una vez más, el perfil parece surgido de una película o serie de escasa calidad. Los poderosos medios de comunicación de la izquierda europea marcan la pauta en esta estrategia que es asumida por mucha gente bien intencionada. No se dan cuenta que al otro lado están regímenes totalitarios como Irán y Rusia, así como sus tentáculos terroristas de Hamás y Hizbulá que no respetan los derechos humanos y las libertades públicas. Ni son demócratas ni quieren instaurar regímenes democráticos, sino sistemas en los que se persigue brutalmente a los disidentes y los homosexuales, no hay libertad religiosa y se margina a las mujeres.

Es el peor y más tenebroso integrismo islamista. No hay más que ver lo que ha sucedido en Afganistán. Cuando escucho a Sánchez y los sanchistas criticar a Netanyahu con un relato simplón me acuerdo de sus respectivas trayectoria académicas, militares y políticas. El primer ministro israelí forma parte de una prestigiosa familia de intelectuales. Tuvo una brillante trayectoria como militar, estudió arquitectura en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) e hizo un máster en la Sloan School of Management. Todo ello con paréntesis para defender a su país. Se graduó en arquitectura y en dirección de empresas entre los mejores alumnos del MIT. Antes de entrar en política desarrolló una brillante trayectoria en la actividad privada. Es un político brillante, eficaz y carismático, aunque controvertido, que gana elecciones. Como ha vivido y sufrido la guerra, su hermano Yonatan, general de las fuerzas especiales asesinado en la operación de Entebbe, quiere la paz. El relato que leemos y escuchamos es una inmunda mentira, porque sabe que no hay nada más valioso. Y no se conseguirá aceptando las condiciones de Irán y sus marionetas terroristas que quieren exterminar al pueblo hebreo.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).

Artículo publicado en el diario La Razón de España.

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