Continuando con los conceptos planteados la semana pasada, sobre ideas políticas que han evolucionado durante décadas o siglos en el discurso pero muy poco en la práctica, tenemos los siguientes:
3-Los presidentes faraónicos
Una de las grandes características del presidencialismo en nuestros países, es la capacidad de los presidentes para presentarse como los ejes únicos del funcionamiento de todos los procesos sociales, políticos y económicos, por lo cual se plantean casi todos el deber «universal» de salvar a la sociedad, lo cual va desde la Cuarta Transformación en México, hasta los Planes de la Patria en Venezuela o la Propuesta de Ley de Bases en Argentina, por lo cual se refieren en muchos casos al reimpulso o reinicio de la nación, como si los países tuvieran un botón de reseteo como las computadoras.
Por esto es que la idea de la Asamblea Nacional Constituyente es tan popular y puede ser tan importante para los presidentes que buscan el poder absoluto, adaptando todas las instituciones existentes a la maquinaria politico-partidista como en Venezuela o buscando derribar todas las mismas, de una sola vez, como pareciera ser el fin de las múltiples propuestas del presidente Petro en Colombia.
Que los presidentes de nuestra región tengan tales conductas y mucho peores, como tratar a los ciudadanos en meros sirvientes de su voluntad, donde toda la sociedad civil esta alineada para la consecución de un Plan Nacional de Desarrollo, cuyo éxito como herramientas de políticas públicas, se observa en muchas partes del mundo, especialmente en Asia, debe ser motivo de análisis político, puesto que a pesar de los amplios poderes o facultades de nuestros presidentes, los resultados suelen ser muy distantes en cuanto a logros económicos y sociales, con otras regiones del mundo, donde se han logrado salir del subdesarrollo en cuestión de décadas.
Solamente en muy pocos casos como Brasil y especialmente el Perú, tiene una sólida tradición de control del poder presidencial, lo cual es parte de la lucha que tienen las naciones desde el siglo XIX para crear verdaderas repúblicas.
De todos estos casos, tal vez el caso más exacerbado de los poderes presidenciales está en la República Bolivariana de Venezuela, donde se requieren decenas de artículos para presentar y explicar las arbitrariedades acontecidas desde 1830 hasta el día de ayer, por el Poder Ejecutivo Nacional, además de tener la suerte de que el lector pueda creer hechos insólitos, si no conoce o no vive en Venezuela, por lo cual se hace muy útil la idea del «presidente faraónico» como la forma más sutil de descripción de la figura que asumen estos mandatarios.
4- El asunto de la integración latinoamericana
En la medida que pasan los años y se observa el éxito de la Unión Europea en la articulación de muchas de sus políticas públicas, creando instituciones continentales que funcionan adecuadamente, es normal preguntarse por qué en nuestra región el tema de la integración es tan complicado de realizar, incluso en términos académicos y comerciales, como debería ser el caso de la mayoría de los primeros acuerdos de integración, por lo cual la posesión de un título universitario o profesional no debería ser objeto de «trámites imposibles» para el libre ejercicio de su profesión u oficio, lo cual sin duda es comprendido hoy en día por los millones de emigrantes que han salido de Venezuela con amplio currículo profesional y han descubierto cómo desde Argentina hasta México se ha hecho muy poco durante las pasadas décadas, lo cual es uno de muchos problemas cotidianos que han hecho de la vida de los migrantes verdaderos calvarios cotidianos en sus experiencias de vida.
A pesar de ser un tema recurrente y obligatorio para todos los presidentes y gobiernos, el asunto de la verdadera integración regional requiere definir sectores que verdaderamente tengan un deseo de integración multinacional, para posteriormente ir empujando al resto de la sociedad hacia esa meta, dado que muchos intereses económicos y políticos, son reales enemigos de esas ideas, por su clara comprensión de que las diferencias de nivel entre muchos países, genera casos de dependencias desde los vecinos más débiles hacia los más fuertes, especialmente si son países muy grandes en lo económico y territorial, como México o Brasil.
Esas asimetrías regionales tan obvias, dentro de cada grupo regional o subregionales de países, presentan diferencias que han logrado ser conciliadas en Europa a través de sus instituciones comunitarias, pero que en el caso de Latinoamérica y el Caribe, la integración no funciona ni siquiera en el fútbol, puesto que Asia, África, Europa y Oceanía tienen una sola confederación por continente, mientras nosotros necesitamos 2 confederaciones.
Sacar la integración del discurso político de confrontación a Occidente es otro problema actual que complica este tema, puesto que los presidentes más entusiastas por el tema de la integración lo suelen utilizar como herramienta política para buscar aliados en los foros internacionales que voten en apoyo de sus propuestas en la permanente lucha contra el Imperialismo y sus empresas multinacionales, como bien hemos escuchado durante generaciones una tras otra.
Es por ello, que este tema no puede salir del sótano de nuestras políticas regionales, sino salen también de los discursos políticos extremistas con los cuales se suele manipular el tema para generar brotes de nacionalismo, lo que a su vez se incrementa por la existencia de históricos problemas fronterizos entre muchos países latinoamericanos.
La próxima semana cerraremos esta serie con el gran problema cultural de la región, como es la lucha contra la corrupción…