Foto AFP via Getty Images

El régimen de Nicolás Maduro no logra encontrar la fórmula definitiva para hacer desaparecer del escenario político-electoral a la líder opositora María Corina Machado. Su mejor carta sigue siendo, por supuesto, la ilegal inhabilitación que le tiene montada, utilizando los resortes institucionales del poder. El problema para Miraflores es que la vida continúa y, conforme, sigue creciendo aceleradamente la popularidad de la figura que encarna el descontento de la mayoría del país y de ese tan anhelado cambio político.

Y es que no hay nada que represente más peligro para un atornillado régimen autoritario y déspota que eso que llaman esperanza. Esa palabra que brota espontánea en cada recorrido que hace MCM por las calles del país.

Un poquito de esperanza es aceptable para estos gobiernos de facto, pero existen límites a ese sentimiento; y es allí cuando entra en juego el tropel de acciones desesperadas de Nicolás y su combo que – deshaciéndose ya de todas las formas políticas – están decididos a imponer, bien sea el mismo escenario del 2018 o una fórmula un poco más radical, similar a la de Ortega en Nicaragua. Esto es, una elección presidencial no competitiva, ni mucho menos transparente, que le asegure a la mafia en el poder su permanencia indefinida.

Hay que poner mucha atención a lo que sigue. Una de las razones (tal vez la más clave y de la que casi nadie habla) para mantener la candidatura de MC hasta el final, es que mientras ella no abandone o no resuelva designar un sustituto, que es lo que quiere desesperadamente el régimen, Maduro no podrá embarcarse en su tramposa campaña electoral con toda la fuerza y fluidez que desea su equipo de asesores. Esto explica en parte la demora del gobierno de facto en dar a conocer un cronograma electoral y, más importante aún, la fecha de celebración de la elección presidencial.

Ya cansados de la tenacidad y perseverancia de MCM, y observando cómo ese gran saco de imposturas se les ha venido vaciando (desconocimiento de las primarias, la propuesta patriotera del fracasado referéndum sobre el Esequibo, los supuestos cinco complots para asesinar a Maduro y algunos de sus esbirros, el secuestro de Rocío San Miguel), es que aparece Jorge Rodríguez convocando a los alacranes y demás factores colaboracionistas que se dicen de oposición, con la descarada intención de elaborar una hoja de ruta electoral a la medida del régimen, ignorando la existencia de MCM

En esa misma línea de descalificación y desaparición de la figura de MCM, Jorge Rodríguez quiso tender la misma trampa, al ofrecer la sede de la Asamblea General para la celebración de la reunión pautada entre las partes negociadoras del Gobierno de facto y la Plataforma Unitaria, a instancias del garante principal del marco de Barbados, el representante del Reino de Noruega.

Con la presencia en el recinto de la Asamblea Nacional del equipo negociador de la Plataforma Unitaria, el pasado 19 de febrero, la idea de Jorge Rodríguez era hacer ver al país y al mundo que la oposición allí convocada se estaría sumando a los demás grupos usurpadores en la elaboración de una propuesta nacional consensuada sobre el cronograma electoral.

Esta infeliz manipulación mediática fue adelantada por el jefe negociador de la Plataforma Unitaria, Gerardo Blyde, al recordar que lo usual en estos casos es realizar las reuniones de los grupos negociadores con la presencia de los garantes internacionales (Noruega y otros) en sedes fuera de Venezuela, precisamente para evitar ese tipo de tergiversación y descontextualización.

En esa circunstancia estuvo muy bien de parte de la Plataforma Unitaria emitir un comunicado para dejar las cosas claras. Uno de los elementos a destacar es la insistencia del sector democrático opositor en que el escenario más idóneo para la construcción de las garantías que permitan la celebración de unas elecciones transparentes y competitivas es el marco que ofrece el acuerdo de Barbados y no el conciliábulo pretendido por Jorge Rodríguez con la usurpación opositora. Por esta razón se propuso la creación de un grupo de trabajo bilateral cuya tarea ha de ser la formulación de propuestas formales respecto al cronograma electoral y la fecha de la elección presidencial de este año.

Lo que más desató la histeria de Jorge Rodríguez fue la parte del comunicado en la que la Plataforma Unitaria ratifica a MCM como la candidata de la oposición mayoritaria y su convicción de mantenerse firme en el camino del cambio por la vía electoral, esperando que esa reunión con el garante noruego “sea el reinicio por parte del régimen del cumplimiento del Acuerdo de Barbados y que no continúen evitando someterse a la decisión soberana de la inmensa mayoría del pueblo venezolano que quiere cambiarlos haciendo uso del poderoso mecanismo del voto”.

Claro que Jorge Rodríguez perdió los estribos enfrente de sus huestes de la Asamblea Nacional señalando que de ahora en adelante cualquier conversación o negociación entre las partes se llevarían a cabo en Venezuela, e insistiendo en que la PU no era el único sector de la oposición digno para conversar.

El régimen madurista sigue apostando a sacar a MCM del escenario electoral con el único propósito de generar desesperanza y, con ello, fomentar la abstención de la mano de los grupos colaboracionistas que le hacen un flaco favor al país. Pero el desespero de Jorge Rodríguez y de otros voceros del régimen no hacen sino reforzar la idea de que MCM debe continuar con su plan trazado de ir sumando voluntades a la causa democrática de Venezuela. Su recorrido por Oriente a principios de semana representa una constatación de que las cosas se están haciendo bien.

La avalancha sigue creciendo y el país democrático no debe desmayar en su empeño de seguir hasta el final.

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