OPINIÓN

La Asamblea General de las Naciones Unidas y Venezuela

por William Santana William Santana

El 17 de septiembre de este año se inaugurará el septuagésimo cuarto período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York. La Asamblea General es uno de los tres órganos principales de la ONU con 193 estados miembros en la actualidad y es un foro donde se debaten cuestiones de interés mundial como la paz y la seguridad internacional,  el desarrollo sostenible, el cambio climático, la igualdad de género, etc. Estará presidida por el señor Tijani Muhammad-Bande, de nacionalidad nigeriana.

Bajo la secretaría de Antonio Guterres, uno de los personajes más grises que ha sido electo para ese cargo, la situación de Venezuela será objeto de atención importante, independientemente del curso de los acontecimientos desde este momento hasta esa fecha y de hecho así ya lo han adelantado el presidente Iván Duque al declarar que va a denunciar al gobierno de Maduro por la protección de grupos terroristas enemigos del gobierno colombiano, así como el anuncio del ilegítimo representante en la Misión de Venezuela en Nueva York, Samuel Moncada, de solicitar la condena a las medidas unilaterales legales y legítimas adoptadas por Estados Unidos en el mal llamado bloqueo económico impuesto recientemente  al régimen de Maduro, probablemente proponiendo una resolución similar a la del bloqueo a Cuba, que lleva décadas en el temario de la Asamblea.

Aunque falta poco menos de un mes para el evento, ya las delegaciones en Nueva York y las cancillerías están trabajando en las tareas que les esperan. Es por eso que el gobierno interino debe actuar desde ya a través de sus representantes en el exterior, proponiendo y difundiendo los asuntos de tipo humanitario, migración, gobernabilidad y seguridad regional, entre otros, que se tratarán en la Asamblea. Para ello ya cuenta con la buena disposición de cerca de 60 países y de la sociedad civil, nacional e internacional que pudieran poner su atención en dos asuntos que complementarían las alocuciones presidenciales y ministeriales: la participación en el tema A/73/192, titulado “La responsabilidad de proteger y la prevención de los crímenes de guerra, el genocidio, la depuración étnica y los crímenes de lesa humanidad”, asuntos relacionados directamente  con la Corte Penal Internacional, en la cual se examina actualmente la situación de Venezuela en fase de examen preliminar con miras a una investigación formal para establecer la responsabilidad penal individual internacional de tales crímenes, así como la inclusión de nuevo tema en la agenda titulado “La crisis humanitaria en Venezuela”.

En segundo lugar y en atención a las opiniones calificadas de aquellos más conocedores de la diplomacia y la política internacional, el nombramiento de un representante especial ante la ONU, conocedor del oficio, en particular  su Comité de Credenciales. Aun cuando no se obtenga una inmediata aceptación por las dificultades que plantea el reglamento para el reconocimiento, sería una demostración de la indeclinable determinación del gobierno interino en reafirmar su legalidad y legitimidad ante esa instancia, así como la ha obtenido ante una parte sustantiva de la comunidad internacional y del organismo regional más importante que es la Organización de los Estados Americanos. Adicionalmente, se deben establecer contactos y hacer un reconocimiento a las agencias especializadas, a la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos por su contundente informe, al Alto Comisionado para los Refugiados, la Organización Internacional para las Migraciones, al Fondo de la ONU para la Agricultura y la Alimentación , entre otros, por sus informes que servirán de insumos para los debates y decisiones, así como por su asistencia a los venezolanos afectados por el desgobierno de Maduro.

En tercer lugar,  hacer un lobby mayor ante aquellos países que aún no han manifestado su apoyo al gobierno interino y me refiero en especial a las islas del Caribe, en donde podría nombrarse un representante especial o embajador itinerante  para dicha tarea. Cada uno de esos Estados representa un voto y con ellos tenemos más cercanía geográfica y lazos que con Dinamarca o Malta, que sí cuentan con  representantes especiales. Igualmente, dicho representante tendría la tarea de neutralizar la información que de manera sesgada y tergiversada presentan los medios chavistas nacionales e internacionales.

Las oportunidades están sobre el tapete. En las reuniones de coordinación que tendrán lugar en Nueva York a todo nivel deberían abrirse espacios para la consideración de la situación de nuestro país, así como la posibilidad  de realizar una solicitud de audiencia con el secretario general en nombre de la legítima Asamblea Nacional.

Mucha agua habrá de correr hasta el mes que viene, pero debemos tener en cuenta que los problemas del país no se van a resolver con una varita mágica y hay que prepararse en todos los frentes para el futuro con un adversario dotado de recursos todavía en la arena internacional. En estos frentes la política exterior es fundamental y es por ello que se debe tomar ventaja de las oportunidades que está ofreciendo el escenario internacional apoyando el proceso de transición hacia un nuevo gobierno.