Nuestra vetusta y megapandilla de siniestros quiere reformatear su protagonismo. Tesorería Nacional Venezolana consumida, pide, cual postre irrenunciable, convenir [entre políticos corrompidos, pero con inagotables e inmorales aspiraciones] la repartición de cargos públicos. Aparte, credenciales sin fechas de vencimiento para proseguir con el robo y crímenes de lesa humanidad. Consagrada su beligerancia desde los inicios del populismo (durante la «IV República» – 1961), ellos han logrado, de forma progresiva, ininterrumpida y exitosa, vulnerar, con caballos troyanos, todas las instituciones fundamentales. Devastaron una república que fue agraciada. En América Latina, Venezuela representa el ejemplo más asombroso en materia de exterminio con alevosía y corrupción cívico-militar arrogando impunidad.
El patético ceremonial conciliatorio de empresa política anuncia, primero, la tímida identificación de crímenes por parte de grupos interesados en gobernar. Segundo: quienes fueron cómplices por omisión de justicia o torcida interpretación de preceptos constitucionales argumentarán, previa praxis de la retórica en su fase dialectal confusa, por qué se deben descartar imputaciones. El proceso de pacificación y enderezamiento de la administración pública venezolana no exige cesar la violencia y arbitrariedad, hábitos que estigmatizan a los enemigos de la soberanía auténtica de los pueblos.
Quienes se mostraban opositores de la siniestra han culminado sumisos, tanto que, tras ser recibidas sus expresiones de rendición política dialogada, alias «Número Dos» del Triunvirato Tiránico Venezolano ordenó la apropiación indebida de las instalaciones del históricamente más prestigioso e independiente entre los diarios del país: El Nacional. Ese bochornoso y deleznable acto de abuso de autoridad se ha consumado. Anuncia la radicalización del Terrorismo Doctrinal de Gobierno en nuestra ultrajada república.
Con la palabra en fase de fonética, escrita o impresa hacia la derecha, los hombres configuramos misiles, y corresponde a indignados discernir para luego procurar que detonen [con precisión] en lugares correspondientes. Que el verbo encendido por la ira no sorprenda nuclear a conciliábulos. La derecha es el camino hacia la libertad, trabajo, riqueza, salud, dicha, evolución, propiedad y vida digna.
Soy apologeta del enfrentamiento intelectual entre partes cuyos estilos de gobierno colisionan al momento de discernir en redor al bien y mal, que nunca será «demodé» ni «maniqueísmo» como suelen afirmar los perezosos o partícipes del parasitismo implícito en el patrioterismo pueril.
El robo y crimen caracteriza, robustece, a los capos de la Siniestra Internacional que calla o encubre mientras medran en instituciones como la Organización de Naciones Unidas y la Corte Penal Internacional.
Con explícitas, inconmensurables e insufribles abominaciones, una cofradía de vándalos enseñorea en la República de Venezuela. No vivirá para siempre, pero palpita fortísimo en el corazón político de nuestro país una categoría difundida como «Jurisprudencia de Eternidad». Contra el goce y disfrute de la maldad por parte de cualquier régimen tiránico, enfilo mi indignación y propuesta que está aproximándose a una detonación nuclear. Alguien accionará y pondrá punto final al bestiario. Nunca lo he dudado.
@jurescritor