A finales del siglo XX irrumpe en la escena poética eslovena la generación de bardos nacidos alrededor de 1960, escritores que van a ocupar el liderazgo literario e intelectual bajo una única bandera: el postmodernismo como denominador común, a pesar de que sus trayectorias por separado estarán marcadas por una incesante búsqueda de un sello creativo y una estética personal. El individuo postmoderno obligatoriamente ya no se encuentra condenado a dar un sentido a sus posturas, ahora parece estar circundado por una consciencia de sus limitaciones y por la permeabilidad de la creación artística. Cuando se aborda la obra de autores postmodernos se evidencia la conjunción de las distintas posiciones del pensamiento, lo existencial y una exaltación del elemento humano.
En Jure Potokar (Ljubljana 1956) los delicados matices de su obra están creados con un lirismo que conducen a la reflexión, que nos llevan al existencialismo pero, al mismo tiempo, nos capturan en una enmarañada red de ásperas emociones, lo efímero del existir y la inquebrantable condición de lo catastrófico. Su poesía pulsa el silencio y dibuja una fina línea en el espacio del vacío y hay un sentimiento absoluto: la esperanza del amor no puede desdibujar nuestra soledad.
Eres infinito en el vacío que llena tu alma,
mudo e incomprensible como un punto en el horizonte.
A veces a causa de tu mirada fija…
Brane Mozetič (Ljubljana 1958): Blanca nieves se come a los siete enanitos (1976), Lo azul del contacto (1986), Poemas por los sueños muertos (1995), Angeli (1996), Bocetos de una revolución inconclusa (2018), entre otros. Leer a Mozetic puede llegar, ciertamente, a ser cautivante, difuso y embriagantemente extático. Con un sentir profuso se explaya en la fascinación del amar peligroso, mostrándonos de forma descarnada su sexualidad plagada de jadeos, encuentros y desapegos, ilustrando las fórmulas conectivas que con elegancia y erotismo parecen prolongarse verso a verso como testigos de irredimible pasión.
Recuerda que todo alrededor nuestro acecha
para arrugar la piel, para que del ardor surja
la ceniza fría y la sangre que ahora lames coagule.
Alojz Ihan (Ljubljana 1961), su extensa obra abarca la poesía, los ensayos y la novela: Chica sureña (1995), Salsa (2003), Oda al santísimo cuerpo (2011), Ensayos cívicos (2013), etc. La contundencia del mensaje es una brillante característica de su expresión literaria como creador que con asombrosa facilidad recrea lo sencillo y cotidiano proveyéndole de una grandilocuencia que lo hace insólito y trascendental, lo evidente lo trasmuta en ambiguo y lo comprensible en cuestionable. Es precisamente por estos giros que sus textos se permiten adentrar en las rajaduras de la realidad empírica y, desde una nueva percepción, modifican la visión de la vida.
Es tiempo de hablarnos,
si hay siquiera algo que hablar,
y de compartir,
si hay siquiera algo que compartir.
Es tiempo y pronto nos quedaremos también sin él.
Aleš Debeljak (Ljubljana 1961 – Peračica 2016), este sociólogo, traductor y editor dejó una importante obra en la literatura de Eslovenia, los valores tradicionales y la profunda melancolía son distintivas características de sus publicaciones: El diccionario del silencio (1987), Figuras melancólicas (1988), Las formas de la imaginación religiosa (1995), El apretón de manos oculto (2004) y Contrabandistas (2015), entre muchos otros. Una intensa carga de indiferencia y pesadumbre inundan la composición de Debeljak; con un vigor irrefrenable pululan multitudes de emociones, el irregular transcurrir del tiempo trastorna lo nostálgico, haciendo de la existencia meramente un recuerdo. Los marginados, los exiliados, tienen una voz en la propia angustia del poeta, quien nos cautiva en la búsqueda del sentido.
Las cosas están vacías. No contienen nada. Como si fuera el fruto de un proyecto fracasado. El paisaje yace en el agua que verdea por unas plantas. Ensombrecida por las líneas del horizonte. Llena del vacío que todos temen.
Uroš Zupan (Trbovlje 1963), sus creaciones parecen destinadas a cicatrizar las viejas y dolorosas heridas, crean un reencuentro ser y no-ser. Con renovadora energía Zupan parece acercar al lector a un área cercana a los misterios del mundo. La espontaneidad aflora con el desparpajo de la fogosidad, sin las envolturas del patetismo, y nos desnudan un amor infinito. En un trepidante viaje pasamos del arraigo tradicional a un postsimbolismo con la naturalidad del agua o la luz. Precisamente, ese equilibrio que brinda serenidad a la lectura se trastoca positivamente en una experiencia de rica belleza; una sustancia intangible pero sensorial habita entre sus líneas.
…renacemos, nos es devuelta la unidad que nunca nos ha sido encajada,
renacemos para, cada uno, beber de los cántaros de nuestras vidas,
renacemos para observar hacia qué lado cae la sombra de la desconocida
palabra que en nuestros oídos resuena como la metáfora del corazón.
La poesía por excelencia será siempre esa arboleda de frondosos y acogedores robles en los que, tendidos bajo sus sombras, recreamos el parecer y se guarece la reflexión de nuestro tiempo. El ecuménico mensaje en la poesía de estos artistas, la hacen necesaria y propia, una vez sorteadas las barreras de las lenguas. Eslovenia nos brinda una eximia camada de poetas que merece ser explorada, escritores de afilada visión y fecundas sensaciones. La nostalgia recrea los recuerdos como estampas, imágenes grabadas hondamente en la memoria y en el sentir. Estos autores dejan una huella indeleble en la literatura con un fundamento metafísico que sacude lo anodino de nuestra contemporaneidad.
@EduardoViloria