La idea que se vende alrededor del mundo es que Estados Unidos es un país admirado por su libertad, democracia y justicia, y que estos son pilares fundamentales de la nación. Sin embargo, esta supuesta realidad es falsa y es solo una sombra del pasado.

Actualmente, Estados Unidos es un país caótico donde la libertad y los derechos han perdido su valor y donde la realidad se ha desvirtuado. El movimiento «Woke», liderado por los demócratas, ha destruido conceptos básicos como el de la feminidad, convirtiendo a Estados Unidos en el epicentro de la desnaturalización de la realidad.

Estados Unidos hoy no es ni una sombra de lo que era. Y eso lo podemos ver con las actuaciones de la Casa Blanca y de la justicia americana.

Como sabemos, hace unas semanas se dio un tiroteo en un colegio católico en Nashville, que conllevó a la muerte de 6 personas de las cuales tres eran niños. Un ataque por parte de Audrey Hale, miembro de la comunidad LGBT, que decidió entrar con dos rifles de asalto a una escuela católica —esa religión que todo ese colectivo detesta— y sembrar terror.

Después del tiroteo, y después de que los agentes mataran a Hale, ¿qué hace la secretaria de prensa de la Casa Blanca? Dar un comunicado apoyando a la comunidad trans, no apoyando a las familias que sufrieron el tiroteo, ni mostrando la más mínima indignación de lo ocurrido. Simplemente pobres los trans, que ahora serán objeto de críticas, ¿cómo es esto posible? Cuando, por cierto, los tiradores de Colorado, Denver, Aberdeen y ahora Nashville, todos eran “miembres” del colectivo de la bandera de colores.

Los demócratas tienen la cabeza en cualquier lado menos en la realidad. Pero eso no es lo único que está azotando a la justicia americana.

Como sabemos, otra de las noticias que han saturado los medios de las últimas semanas es el juicio de Donald Trump, quien se ha convertido en el primer presidente en la historia de Estados Unidos que se enfrenta a un juicio penal. Es la segunda persecución que le hacen a Trump en menos de un año —recordemos cuando el FBI le allanó los hoteles Mar-a-Lago sin una razón justificada en ese entonces—.

El candidato más importante y controversial del Partido Republicano está siendo perseguido por la “justicia” americana cuando las elecciones se acercan.

Lo llamativo del caso resulta ser que el juez que abordará el caso es nada más ni nada menos que un donante de Biden, quien cuenta con familiares relacionados a la campaña política de la progre Kamala Harris. ¡Cuánta transparencia!

¿Seguros que esto no sólo es un atentado a la democracia americana?

La agenda demócrata dejó sus ideales bien claros hace mucho tiempo. Pero no hay duda de que está destruyendo el que era el “país de los sueños, donde todo el mundo quiere vivir”. Su democracia está claramente en duda y su justicia lejos de ser cristalina. Y la igualdad ha pasado a un segundo, o tercer plano, porque primero hay que privilegiar a los LGBT, luego a los que apoyan a Black Lives Matters y ya, por último, al resto de la población. Eso sí, si eres religioso, mejor cuídate, porque el Estado nunca va a dar la cara por ti.

Artículo publicado por el diario El Reporte de Perú


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