Durante los últimos años se viene escuchando la programación y difusión de la denominada Agenda 2030, receta de medidas anunciada por el anterior secretario de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en el año 2013 en reunión de alto nivel con participación de entidades privadas y públicas (estatal) de forma global, donde se realizó una encuesta con una participación de 8 millones de consultados en todo el mundo, para a posterior ser aprobada por 193 Países que componen las Naciones Unidas.
Fue en el año 2015 cuando se suscribieron los acuerdos de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible con sus 169 Metas que vienen desarrollándose en la gestión del actual Secretario de la Naciones Unidas, António Guterres.
Dicho breviario tiene sus antecedentes en la Conferencia Internacional sobre la Población y Desarrollo, que se llevó a cabo en 1994 en la Ciudad del Cairo, Egipto; por otra parte, es importante recordar que el Foro Económico Mundial, celebrado el presente año 2021 en la ciudad de Davos, Suiza, trabaja en sinergia con los objetivos y metas de la programación de la Agenda Mundial 2030-2050.
Ya la agenda se proyecta desde sus primeras fases, no sólo hasta el 2030 como se conoce, sino más allá dando el 2050 como referente del establecimiento y consolidación del nuevo Marco Mundial, fundamentado en los principales ejes de la paz, prosperidad, desarrollo económico, social, medioambiental, además de todo lo referente a los derechos humanos a la persona, adoptando un nuevo marco de medidas fiscales, regulaciones y traslado de los subsidios fósiles a las energías limpias, renovables como la solar y eólica.
Por otro lado, los objetivos de desarrollo del milenio, como se les llamó en el 2000, vienen planteando los desafíos de reducir la pobreza, a través, de la adopción de regulaciones y medidas que permitan detener el crecimiento de la población como se estima en 9.600 Millones de Persona para el 2050; ya que según la Agenda 2030 se necesitarán tres planetas para proporcionar los recursos naturales necesarios para mantener los estilos de vida actuales.
Es por ello que vienen trabajando de forma ardua en el control de la natalidad, la anticoncepción a las cuales ya se han sumado las principales religiones del mundo, para frenar el crecimiento exponencial de la población mundial.
Se invita al lector e investigador a no quedarse en la superficie de las opiniones en los medios de comunicación y de las principales plataformas tecnológicas, sino que, por medio de un pensamiento reflexivo, revisar las páginas de las Naciones Unidas y de los principales organismos y foros internacionales con el objetivo de sacar sus propias conclusiones, de cuáles son los beneficios y perjuicios de la Agenda Mundial.
Hoy por hoy, la humanidad cuenta en la actualidad con una población de 7.837 Millones de personas, a pesar de los esfuerzos que se hicieron durante cinco décadas de sostener el control de la natalidad, con programas de salud y bienestar, educación con programas de igualdad de género, además de todas las variadas clases de métodos de prevención y anticonceptivos, donde hoy el aborto pasa a formar parte de las nuevas medidas subsidiadas, vía impuestos al control de la natalidad en la población mundial.
Por otro lado, no ha sido posible revertir el problema de la pobreza, ya que todas estas medidas se enfocan en los efectos, no en las causas de la pobreza que subsisten a raíz de modelos políticos y económicos concentrados y proteccionistas.
Ahora bien, la iniciativa de la agenda global data desde los años noventa del siglo XX y ya cuenta con 30 años de experiencia en la gestión en activación de medidas regulatorias, estas en vez de reducir la pobreza; en contraposición, aumentan las desigualdades en el mundo en materia económica y social, al igual que en el ámbito de la protección del ecosistema en vez de reducir la contaminación, se ha incrementado la destrucción del ecosistema y degradación de la tierra de manera sostenida y en materia de derechos humanos, prosperidad y paz en el mundo que son los principales pilares de la Agenda Mundial, vienen incrementándose regímenes totalitarios y tiranías en todo el planeta.
Por si fuera poco, regímenes totalitarios como los del PCCh en la China Continental y la tiranía en Venezuela, sólo por nombrar algunos, son países que asumieron plenamente los compromisos de la agenda 2030; programas que con el argumento de los derechos humanos, la protección del medio ambiente, tienen la potestad de vulnerar la soberanía de las naciones que residen en sus pueblos, por ejemplo, en materia de salud como sucede ahora en pleno período de la pandemia; generando además nuevo marco de medidas fiscales, económicas – sociales, financieras, legales entre las naciones.
Dentro del marco de los nuevos objetivos de desarrollo sostenible, comienzan colocando a la población mundial dependiente de subsidios y asistencia humanitaria, que llevan a las naciones a conocer realidades como las de países en guerras como Yemen, países pobres, víctimas de regímenes bajo la forma de cleptocracia que viven con más del 80 % del PIB de ayudas humanitarias.
Escenario muy similar a la situaciones de Cuba y Venezuela, que si bien Venezuela tiene recursos para desarrollar la economía y tener PIB a la par de países industrializados, la población subsiste hoy de las remesas familiares, ayudas internacionales y de los paupérrimos programas sociales que le brinda el régimen a la población en medio del confinamiento domiciliario, decretado en todas las naciones por medidas de prevención; encontrándose la población limitada a expensas de los gobernantes ante el argumento de protección sanitaria, entorno que hoy se reproduce en todas las naciones del mundo.