OPINIÓN

La abstención en las Naciones Unidas

por Luis Alejandro Aguilar Pardo Luis Alejandro Aguilar Pardo

Aquellos que nos detuvimos a identificar cuáles países votaron en la sesión especial de la Undécima Sesión Especial de Emergencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas el día 7 de abril de este año pudimos notar cómo aumentan las tendencias entre los países miembros.

Si seguimos la simbología de la tabla de resultados, debemos concluir que hay cuatro –no tres- efectos o modalidades del ejercicio del voto: “A favor” que se indica con el símbolo “+” en color verde, “En contra” que se indica con el símbolo “-” en color rojo, “Abstención” que se indica con el color amarillo y “Ausente” que se indica en la pantalla con un espacio vacío. Por cierto, en esta categoría se incluye el caso especial y único de Venezuela, cuyo derecho a voto se encuentra suspendido por mora mayor de dos años.

Durante esta Undécima Sesión Especial de Emergencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas se han realizado tres votaciones sobre tres resoluciones.

La primera -denominada A/RES/ES-11/1- fue el día 2 de marzo pasado. En esta oportunidad, la asamblea adoptó una resolución no vinculante, condenando la invasión de la Federación de Rusia a Ucrania.

La segunda -denominada A/RES/ES-11/2- fue el día 24 de marzo pasado. En esta resolución se condenó nuevamente la invasión a Ucrania y se añadieron demandas de cese de hostilidades, medidas de protección a civiles, personal humanitario, a grupos vulnerables y llamados a las partes a negociar.

La tercera –denominada A/RES/ES-11/3– fue el día 7 de abril pasado. En esta resolución se suspende a la Federación de Rusia de su participación en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

En la siguiente tabla muestro los resultados de las tres votaciones:

  A favor En contra Abstención Ausente
A/RES/ES-11/1 141 5 35 12
A/RES/ES-11/2 140 5 38 10
A/RES/ES-11/3 93 24 58 18

 

Se puede ver cómo la coalición que busca frenar a la Federación de Rusia perdió 34,04% entre las dos primeras  votaciones (la no vinculante y la declaratoria) y la tercera (la que impone una sanción). Las naciones que apoyan a Rusia incrementaron su participación en 380%. Las naciones que decidieron abstenerse incrementaron –entre la primera y la tercera votación- en 65,71%. Y, por último, las ausentes incrementaron en 50%.

Las naciones que se abstuvieron (30,05% del total de miembros) y que no estuvieron presentes (9,33% del total de miembros) suman 76 naciones que es el 39,38% de la totalidad de los miembros de las Naciones Unidas (193 miembros).

Me quiero referir en esta oportunidad a lo perjudicial y desconcertante que resulta la figura de la abstención. La figura de la ausencia –si fuere utilizada como maniobra- también sería igualmente criticable.

Las razones por las cuales votan las naciones y los objetivos que se persiguen en las Naciones Unidas no deberían admitir la alternativa de abstenerse en una votación. Se supone que las resoluciones sometidas a votación pertenecen al ámbito o espectro de lo “planetariamente importante” o a lo “humanitariamente importante”. No se trata de asuntos como la aprobación de un presupuesto para pintar la fachada de una casa. Si una resolución es, entonces, importante para los fines y objetivos específicos de las Naciones Unidas, cada estado miembro debería tener una posición definida, clara, transparente: o vota “A favor”, o vota “En contra”. Permitir que un estado miembro se esconda tras la cortina de “Abstención”, no decidiendo en un proceso de votación sobre temas de importancia supranacionales y eludiendo sus compromisos para con respecto a la organización y para con los restantes miembros a los cuales prometió colaborar, obedecer y defender sus principios y objetivos, es incongruente con la calidad e importancia del privilegio que se le ha concedido de ejercer su voto. Si en otros niveles el voto puede ser considerado un derecho y un deber, en el nivel de las Naciones Unidas es tanto un derecho como un deber, pero más aún: un privilegio cuya dignidad, importancia y resultados tienen transcendencia en todo el planeta.

Las Naciones Unidas es una organización de suma importancia para el planeta. Es en el mejor interés de todos los habitantes del mundo que las resoluciones que se propongan y que se sometan a votación sean aprobadas o negadas en un proceso en el cual cada nación demuestre que sí comulga y hace suyo el elevadísimo objetivo las Naciones Unidas de asegurar la paz y la seguridad en nuestro planeta. Repito: la primera y principalísima razón de existir de las Naciones Unidas es asegurar la paz y la seguridad en nuestro planeta. La decisión de una nación en un continente tiene efectos en otro continente. El voto de abstención de las pequeñas Islas Maldivas en la última votación -que anteriormente había sido “A favor” y justificado por su representante alegando su seguridad nacional y su imposibilidad de defenderse de una invasión- tiene efectos muy importantes hoy en Europa Central.

Dios guarde a V. E. muchos años.

@Nash_Axelrod.