
Luis XIV
Qué es lo más terrible durante los días de juventud que todos experimentamos sólo una vez:
1.- Expongan al escarnio público, constantemente, nuestros niveles de tolerancia a un veneno que llaman Política, el cual nos inoculan para luego tomar muestras de nuestra sangre contaminada con lo imposible: entelequias, utopías. Pero la intuición infante advierte a todos que deben prepararse para subsistir o desaparecer junto con familiares o amigos. No hay escapes hacia lo paradisíaco de ilusos compulsivos. La suspensión de la existencia lo será en la cada cual y bogo a favor de la cualidad de sempiterna esa bienaventuranza.
2.- Hallar un camino que recorrer sin el acompañamiento de los seres que has amado y te alimentaron, cuidaron, dieron vestimentas y nociones educativas para que cohabitaras en el Infierno Terrenal con diversidad de personas.
3.- Tratar de separar lo que presumes escoria de tu inmanente hostilidad hacia quienes no mostrarán jamás empatía por tu presencia entre llamaradas.
4.- Una madre te llamará príncipe y será amorosa contigo, pero en la calle sólo serás el enemigo.
5.- Eres un niño y vigilan tus atrevidos movimientos. Si no lo hicieran podrías almacenar violencia en cualquier recipiente que ocultarías en el traspatio de la casa donde creces o en algún otro lugar.
6.- Los padres son «jefaturales» mientras creces y adentras al ámbito de los púberes a los cuales maravilla lo prohibido.
7.- Maestros y presbíteros también son «jefaturales», estos últimos indeseables porque, sucesiva e históricamente, los hombres inventaron dioses por utilitarismo. Han servido para mantenernos esclavos, explotados y ofendidos [a quienes no somos letales] con «terrores metafísicos» que temprano igual cada engreído opresor experimentará víspera de mirar el rostro al Demonio. No importará cómo sean llamados los profetas cuya misión es divulgar que eres culpable y necesitas dosis de contrición.
8.- ¡Oh!, eres un joven con pareja, acomodo laboral estable u ocasional, pero recibes una paga. Quizá sólo estudiante con aspiraciones para ingresar en la Burocracia Académica Nacional. Un artista plástico que solloza porque todavía nadie sabe que es un genio. Un escritor que ya incomoda con sus poemas y narraciones fantásticas cada amanecer. Un albañil adolorido porque un bloque le fracturó algún hueso y no podrá trabajar durante varias semanas.
10.- Aparecerá un sujeto que repetirá lo que [apócrifamente] expresado por el rey Luis XIV, a sus dieciséis años: «L‘État, c’est moi» (París, 1665)
A partir de ese instante comprenderás, profundamente, lo que significa la tolerancia. No tienes nada, ni esposa, hijos, trabajo, propiedad o pensamientos que no le pertenezcan.
11.- Ya eres un hombre viejo y sabio porque rememoras los instantes cuando niños [como tú] arrebataban lo que tuvieran los demás en tus manos para de súbito decirles que les pertenecía.
12.- Los mayores eran informados del comportamiento abusivo del infante e intervenían para restituir lo momentáneamente perdido a sus dueños.
13.- Ya eres un anciano y hablarás del Estado como una corporación cuyos luceros tienen fecha de apagamiento. Quienes entiendan nada dirán al respecto. Caminarán encorvados, aun cuando no sea por deficiencias de calcio en su estructura ósea. Les dolerá la espalda antes de su nada gloriosa muerte.
albertjure2009@gmail.com
Noticias Relacionadas
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional