Apóyanos

Juramentos de cartón 

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

La dictadura venezolana, ya concretado el fraude electoral por parte del CNE y bendecido su resultado en el TSJ, después de una inaudita ola represiva que ha dejado miles de víctimas, se apresta a imponer su “victoria” forzando la adhesión de todos los ciudadanos a la sentencia de la Sala Electoral so pena de declarar desacato. De hecho, ya los principales voceros del PSUV, pensando en las elecciones futuras, afirman que quienes no reconozcan la fulana sentencia serán inhabilitados para ejercer cargos públicos y no podrán ser candidatos. Esto claramente es una situación de indefensión para quienes siendo opositores al régimen ejercen o pueden ejercer cargos públicos, tendrán que optar entre decir por obligación que ganó Nicolás Maduro o ser judicializados.

Ante el franquismo, en España, también se padeció una lacra similar. Fernando Savater cuenta, en el libro Los diez mandamientos del siglo XXI, la siguiente anécdota: “Recuerdo que, cuando era joven e ingresé en la universidad, los alumnos y los catedráticos teníamos que firmar una adhesión a los principios del Movimiento Nacional y de su caudillo, Francisco Franco. Si no lo hacías, no podías participar de la vida universitaria. Y allí íbamos y firmábamos ese papel sin mirar, y sin hacerle ningún caso, y luego te dedicabas al activismo político en contra de lo que uno acababa de asegurar que acataba. Era un ejemplo de la banalización de un juramento”.

Los juramentos bajo coacción valen lo mismo que un cero a la izquierda, no dicen nada de quien es obligado a suscribirlos ni deben avergonzar a sus víctimas. La vergüenza eterna es y será para quienes en posesión circunstancial del poder absoluto desean regodearse de declaraciones hechas bajo amenaza o confesiones bajo presión o tortura. Solo obtendrán palabras vacías, ficciones, reconocimientos a una victoria madurista que no ocurrió, de unas actas que nunca se mostraron aunque fueron supuestamente emitidas por el “mejor sistema electoral del mundo”. 

¿Qué vendrá después de forzar acatamientos de sentencias bajo amenaza de inhabilitación política? ¿Considerar delito pensar? ¿Convertir los actos gubernamentales en artículos de fe y reverencia? No lo sé, hay suficiente evidencia de que a la hora de hacer sufrir al pueblo venezolano la dictadura madurista tiene infinita creatividad, pero abandonar la lucha democrática no es una opción para los demócratas.

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional