OPINIÓN

Juan González: el responsable del naufragio de Joe Biden ante Maduro

por Juan Francisco García Escalona Juan Francisco García Escalona

El padre de la estrategia de flexibilizar sanciones

Al momento de avaluar por qué Nicolás Maduro se sostiene en el poder, a pesar de la grave crisis social, económica y política que se vive en Venezuela, y sobre todo con sus peligrosos vínculos geopolíticos con Rusia y países árabes como Irán, Siria, entre otros, y su dilatada relación en Latinoamérica con Cuba y Nicaragua, se hace imprescindible comprender el rol protagónico y la influencia que ha ejercido el Sr. Juan González, quien ha sido asistente especial del presidente Biden desde hace muchos años y en la actualidad es el director senior para el Hemisferio Occidental.

González, sin ninguna duda al respecto, ha sido el constructor de canales para el entendimiento en el caso de Venezuela con la dictadura de Nicolás Maduro, al pulso de anunciar flexibilizaciones, y comodidades para producir acuerdos según su trasnochado criterio. A medios de comunicación ha dicho abiertamente con rimbombante orgullo: “Hemos desmantelado una política fracasada de la administración Trump de querer imponer un cambio de régimen a través de sanciones”. En todo caso, la pregunta que ensordece en el ecosistema político y social es: ¿Dónde está el éxito? Nicolás Maduro continúa en el poder y Venezuela sigue impactando negativamente en la seguridad de la región con una migración masiva, la extinción de los derechos humanos es un clamor en los ciudadanos; perseguidos, reprimidos y torturados por el sistema, la verificación de victimas que efectúa el fiscal Karim Khan de la Corte Penal Internacional, proporciona datos dantescos e inimaginables, en Venezuela se vive un holocausto de dimensiones modernas.

El fantasma de Donald Trump en la imaginación de este funcionario, de ninguna forma debe ser el eje transversal en la toma de decisiones y en la estrategia a ejecutar ante una dictadura que aprovecha toda posibilidad para aferrarse al poder y espantar toda opción que conduzca a la nación y sus ciudadanos a libertad y la democracia, el costo de las comodidades al sistema cruel que oprime a los venezolanos es desconocido para Juan González, en América Latina popularmente se comenta: <Puñalada en cuerpo ajeno no duele>, la política equivocada y quizás emocional con el palpito de diferenciar una administración de la otra ha provocado un océano de libertades y consentimientos, que hacen muy lejana la posibilidad en términos reales del retorno de Venezuela al sistema de tutelaje de los derechos humanos, debe destacarse en las mediciones y estudios de la acelerada y dislocada dirección que ha tomado la política norteamericana con respecto a las dictaduras en Latinoamérica los desaciertos de este clave funcionario.

En la continuidad del error, Juan González ha visto en su paisano Gustavo Petro, un aliado en la oferta de acuerdo a Nicolás Maduro, soslayando la experiencia de vida negativa que Petro representa en la violenta sociedad política colombiana, atreviéndose a decir con un mensaje inocultable de felicidad; “en Colombia se navega indiscutiblemente hacia el cambio”, afirmando en una conferencia de empresarios, en Cartagena en agosto de 2.022, “hace 40 años, Estados Unidos hubiese hecho absolutamente de todo para impedir la elección de Gustavo Petro”, un mensaje además que pone en contexto revelador la típica narrativa de la izquierda latinoamericana, al referirse a la política de Estados Unidos con el carácter intervencionista, y con una mirada a lo profundo crea una distancia singular entre la administración Biden y los aliados históricos de Estados Unidos en Colombia, que han sido fundamentales para luchar contra; la proliferación de narcóticos, política migratoria, y acuerdos económicos amplios, que han beneficiado a esa nación, que según González van ahora a mantenerse con Gustavo Petro, agregándole una política de acuerdos en el plano del cambio climático, que ha sido un elemento sensibilizador en el discurso de Petro, que no tiene ninguna trascendencia en su comportamiento ni la de su gobierno, y por supuesto sumaron a la agenda hábilmente la incorporación del presidente Gustavo Petro en la búsqueda de soluciones pacíficas en Venezuela.

De manera que existe un conjunto innegables de elementos y de eventos, que desnudan la naturaleza de los desatinos constantes de Juan Gonzalez, en torno a Venezuela y ahora Colombia, sus viajes hasta Miraflores solo han brindado confianza al régimen de maduro, que tiene entonces verdaderas aproximaciones sobre las flexibilizaciones de las sanciones, que les permite manejarse con privilegios en el campo internacional porque han consensuado sobre diversos factores, contando para este propósito con el funcionario, quien es una pieza en el ajedrez que han logrado tenga un rol parcializado a la búsqueda de soluciones sin presiones de ningún tipo, donde Nicolás Maduro duerme pasivamente en un sofá minado de comodidades que eviten se enfurezca y no atienda los llamados internacionales, la cumbre en Colombia, no hacía más que blindar a Nicolás Maduro de fortalezas con una coraza diplomática diseñada por este funcionario, ratificando esta vía en la Cumbre, con la compañía del senador Chris Dodd, y de Jon Finer, principal asesor de Seguridad del presidente Biden, estrategia a ejecutar por Petro, la torpeza es estruendosa, la administración Biden sucumbe ante la maniobra certera de las tiranías, sin capacidad de advertir el engaño en el que se ahogan inevitablemente.

Toda la política guiada por Juan Gonzalez en América Latina es un fracaso, lapidando roca a roca, error tras error a la administración de Joe Biden, quien observara con el rostro de lo nefasto el endurecimiento del régimen de Maduro, quien es proclive a tomar la vía de Nicaragua, faltará que eso ocurra para que dimita el funcionario, y quede expuesto el error consentir a Nicolás Maduro. Porque ha sido un error empujar a un sector de la oposición a suprimir el gobierno interino, porque fue un error procurar un acuerdo de amplias garantías con quien no está dispuesto a tomar ningún camino que lo aleje de la preservación del poder, porque ninguna concesión para una dictadura sangrienta como la que se vive en Venezuela es más importante que preservar el poder en sí mismo.

El destino de Venezuela

De ninguna forma el destino de un país como Venezuela, y la rigurosidad de las negociaciones deberá depender de un funcionario sin alma, como lo es Juan González, es muy fácil hablar de paz total en Colombia y Venezuela, cuando las acciones son diametralmente opuestas a alcanzar esos objetivos, el fin ya lo diagramó el Libertador Simón Bolívar hace muchos años, “se está arando en el mar”. 

La proposición en Venezuela y América Latina no es la paz que deba lograrse a través de la guerra, ese precisamente es el chantaje de las dictaduras que violan de forma sistemática los derechos humanos de la población, tampoco es la paz que haya de lograrse a través de un laberinto de negociaciones intrincadas e inalcanzables; ni una paz que deba surgir de la discordia sin razones, tampoco debe ser una paz que dependa de situaciones jurídicas complejas, el mapa de comportamiento político de la tiranía existe, es harto conocido que no albergan disposición alguna de interrumpir los elementos que generan discordia; por el contrario, siempre laboran para aumentarlos y dividir aún más las representaciones políticas y a la población, es un caos donde pueden sostenerse en detrimento de toda base y valor social.

No obstante, la paz en Venezuela depende de darle cauce natural a los sentimientos humanos y ello no será posible con la administración de Nicolás Maduro; la reconciliación en Venezuela, el perdón y la justicia son los elementos primordiales que nos llevarán a experimentar la paz que buscamos aceleradamente. Si los canales de toma de decisiones internacionales como el ejercido por el Sr. Juan González no lo comprenden así, debería dimitir de tal responsabilidad o saltar del fango y corregir su constante y permanente error al relacionarse equivocadamente con quienes influyen en su toma de decisiones con respecto a Colombia y Venezuela.

La paz en Venezuela no debe depender del tirano, debe depender de los demócratas.