La política es la realidad. De consolidarse la victoria del demócrata Joe Biden requeriremos de una nueva estrategia. Es importante para la oposición venezolana entender que pasaríamos a otra etapa que puede ser provechosa.
La estrategia es tender puentes con la nueva administración norteamericana; que sostenga todas las medidas que contribuyan con la salida de la facción mafiosa de Miraflores. Para que no aflojen la tuerca debe actuar la diplomacia con verdaderos expertos como Diego Arria. Un hombre que cuenta con los avales suficientes para ser un factor determinante en esta lucha.
Es el momento de la política en mayúscula, que definitivamente alejemos a quienes anhelan aprovechar la coyuntura histórica para seguir lucrándose en nombre del sacrificio venezolano. Siendo sinceros, los resultados no han sido buenos. Las medidas los han acorralado, pero el zarpazo definitivo se atragantó entre tanta exhibición egocéntrica, las opciones se quedaron en la mesa. Para ello contribuyó la complicidad interna amancebada con el gobierno. Mientras pasaban las esperanzas, el régimen siguió su champagne de abusos. La dictadura arruinándonos cada día más.
¿Qué perspectivas tiene Venezuela con un gobierno de Biden?
En primer lugar, Washington mantendría la condena al gobierno hegemónico de Nicolás Maduro. En el rechazo al régimen venezolano conservan unanimidad, varían en la estrategia, para salir de esto, pero en lo fundamental existe acuerdo, sostener que Joe Biden es un soterrado aliado de Maduro es una soberana estupidez. En plena campaña lo llamó matón y dictador que tiene a Venezuela en un infierno. Además, la historia de las presidencias demócratas es un aval incuestionable. John F. Kennedy y su defensa de los derechos civiles. Un hombre que se enfrentó al comunismo con firmeza, de la misma semilla de Franklin D. Roosevelt, en su lucha contra el hitlerismo. Ese espíritu no debe ser confundido con su lealtad con la libertad y la lucha venezolana. De hecho, las primeras medidas contra figuras de la dictadura comenzaron en 2015 con el gobierno de Barack Obama.
Fue aquella administración la que acudió ante diversos foros internacionales reprobándolos. Aquel gobierno condenó cuando la dictadura pretendía dictarle auto de detención a María Corina Machado. Fue precisamente Joe Biden, en gira por Suramérica, quien denunció toda la escalada de persecuciones. Son veinte años de pésimas relaciones entre los dos países. Dos décadas con gobiernos norteamericanos demócratas y republicanos: que han mantenido el mismo rechazo al nefasto gobierno totalitario.
Estados Unidos es un factor decisivo para obtener la libertad nacional, pero entendiendo que somos nosotros los que debemos encarnar el quiebre de la dictadura. Un liderazgo honesto y fresco como el de María Corina Machado tiene mucho que ofrecer. No es inteligente repetir el viejo discurso de la guerra fría.
Joe Biden definitivamente no es comunista. Es un hombre que ha reiterado su rechazo a nuestra desgracia. En el año 2014, siendo vicepresidente, acusó a Nicolás Maduro de atentar contra las libertades públicas en Venezuela, incluso el régimen publicó un comunicado rechazando aquellas declaraciones. Nos toca avanzar en otro escenario. Llegó la hora de la política de verdad, es el tiempo definitivo.
@alecambero