En toda mi vida no recuerdo haber pasado unas navidades en medio de tanta angustia como estas. Es verdad que en toda familia se experimentan sobresaltos, que la vida nos depara sufrimientos y al mismo tiempo nos va preparando para superarlos. Pero esta tragedia que nos conmueve ahora no tiene nada que ver con esas vicisitudes que hemos dejado atrás como parte de la experiencia con la que vamos tramontando año tras año.
El deseo de todos es que esta pandemia, covid-19, sea superada lo antes posible. Todo este año que despedimos se nos fue capoteando temporales de toda naturaleza, por eso los padecimientos de los venezolanos son más rigurosos que los que acusan comunidades en cualquier otra parte del mundo. Lo que ha caído sobre nuestra nación es una mezcla de maleficios con las Plagas de Egipto. Sin querer exagerar sobre nuestra crisis en particular, siento que no hay una calamidad que se le pueda comparar a la nuestra. Nos tomarían muchas cuartillas enumerarlas detalladamente para asegurarnos de que no aparezca ni una mínima sombra de dudas de todo cuanto afirmamos en esta crónica.
Sin embargo, nuestra ciudadanía ha resistido mostrándose ante los ojos del mundo como una sociedad noble y valiente, que no se limita a quejarse de sus males ni a esperar que nos vengan a socorrer, como correspondería hacerlo a una comunidad internacional verdaderamente solidaria. Lo cierto es que millones de venezolanos se han visto forzados por la tragedia a escapar de la muerte que les acecha dentro de un país tomado por el hampa en todas sus manifestaciones, eso significa también enumerar los padecimientos como parte de una diáspora que busca un reacomodo en espacios desconocidos, al mismo tiempo que dentro del territorio, otros millones de venezolanos persisten en dar la pelea mediante métodos y mecanismos que se van reproduciendo a lo largo de estas más de dos décadas de resistencia. Esa conducta deja ver la fibra de acero de las mujeres y hombres de Venezuela. Es una demostración palmaria de que nuestra gente no se rendirá jamás, pase lo que pase y hagan lo que hagan quienes como parte de esas mafias.
¡Jamás nos rendiremos, esa no es una opción porque somos hijos de un hermoso país, con un pasado glorioso, con ejemplos de sacrificios y esfuerzos gallardos en el presente y con razones muy de peso para insistir en lograr la libertad que nos merecemos!