A veces, situaciones en la vida nos llevan a sacar conclusiones rápidas, fáciles y convenientes. Hamás asesina a mansalva a inocentes israelíes. La conclusión: terroristas y asesinos, quienes merecen un castigo ejemplar. Israel, en justa y legitima medida reacciona y se plantea la eliminación del Hamás y su organización mortífera. Conclusión: Genocidas… Hay que hilar muy fino para distinguir los matices. ¿No es lo mismo, pero es igual? ¿es igual pero no es lo mismo?
Para alcanzar su objetivo, el ejército israelí se despliega y el costo humano, como en toda guerra, es terrible, atroz e injusto. Hamás se esconde tras los niños, mujeres y ancianos. Se refugia y apertrecha en escuelas, hospitales, mezquitas, campamentos de refugiados. Espantosamente, utiliza a la población gazatí como escudo humano, lo cual, sumado al exiguo territorio de la Franja de Gaza, hace que el riesgo de muertes sea dramáticamente más elevado.
Lo que es una tragedia diaria para el gobierno israelí, es una estrategia para el Hamás. No hay ninguna duda. Israel es un país de instituciones, de estado de derecho, donde cada decisión es consensuada en la mecánica democrática. Se formó un gabinete de guerra amplio en el cual opinan diversas sensibilidades políticas. Asimismo, se siguen las reglas de la guerra para evitar victimas innecesarias. Así, se anuncian previamente los bombardeos, se permite a la población civil desplazarse hacia zonas “seguras” y se implementan diversas medidas para evitar mayores víctimas.
Pero allí sigue el Hamás, con su atroz estrategia, acompañada por un esfuerzo gigantesco por secuestrar la opinión mundial e inclinarla masivamente contra Israel y su legítimo derecho a la defensa. Por ello vemos los plantones en las universidades, se ideologiza el conflicto, se profundiza el
improbable islamo-izquierdismo, se manipula a los jóvenes a través de las redes sociales, se atiza el antisemitismo, se llama de nuevo a “empujar Israel al mar”, se adopta una nueva cruzada global frente a la estúpida idea de que Israel esta cometiendo un genocidio. Semejante despropósito.
Desafortunadamente, pierde la batalla mediática. Por décadas, Israel es asediada por Irán, por grupos chiitas desde Siria, por el Hezbollah desde el Libano, por los huties yemenitas. Constituyen el conocido “arco chiita”, lo cual no es sino un puente terrestre geopolítico para amenazar y eventualmente acabar con el Estado de Israel. Han jurado la destrucción de Israel. ¿Cómo reaccionar para proteger a su país y su población?
Pierdo el sueño pensando que cada víctima gazatí, es una víctima de más. Cierto. No hay ninguna duda. Pero el 6 de octubre, Irán y sus fichas, en una región explosiva, inauguraron un nuevo capitulo en el catalogo de espantos de la Humanidad. No obstante, la opinión mundial no pareciera enterarse del contexto.
Pensemos en Ucrania, desde hace dos años, llueven bombas y misiles sobre la población civil. Prácticamente, todos los días explota algún artefacto endemoniado en un mercado, en una escuela, en algún hospital y la cifra de muertos aumenta vertiginosamente. Vimos las fotos espeluznantes de Bucha, supimos de ataques indiscriminados en Járkov, se ha documentado ataques aéreos que mataron a civiles en la cola para obtener alimentos en Chernígov, nos horrorizamos del asedio en Járkov, Izium y Mariúpol.
¿Alguien ha visto “tomas” de universidades, de embajadas o consulados rusos?, ¿España rompió relaciones con Rusia?, ¿han vivido los rusos en el exterior, el mismo rechazo que los judíos sufren hoy día en ciertos países europeos? ¿Se apuñalan a rusos como sucede con inocentes judíos en Francia, en Suiza y otras ciudades? Se trata de una enorme manipulación mediática. Israel necesita preservar su legitimidad, la Rusia de Putin no, por ello, el blanco israelí es más fácil y conveniente para otros objetivos.
Y, para terminar, recientemente, Karim Khan, fiscal de la Corte Penal Internacional, anuncia la solicitud de emisión de órdenes de arresto contra el primer ministro y el ministro de Defensa de Israel. El hecho de equiparar a líderes demócratas israelíes con dirigentes terroristas del Hamás ha provocado reacciones legítimas en Israel, que denuncia el antisemitismo, y en Estados Unidos en solidaridad inmediata.
Sin embargo, el fiscal ejerce su papel cuando denuncia el uso del hambre como arma de guerra por parte de Israel, aunque no queda claro que existan pruebas sobre la intencionalidad genocida. También, cuando acusa a Hamás de exterminio, asesinato, toma de rehenes, violación y tortura; y toma altura cuando pide la liberación de los rehenes en manos de Hamas, en nombre de la moral y del derecho humanitario internacional.
Los métodos israelíes en Gaza son terribles. Es una guerra con consecuencias tan lamentables como los crímenes del Hamás del 6 de octubre. En ese sentido es lo mismo, pero ¿son iguales Hamás e Israel?
Definitivamente, no.
X: @A_Urreiztieta