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Isla de Margarita: sin electricidad y sometida al sufrimiento humano

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Sin duda que la destrucción del país con el régimen de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, al ser ellos dos quienes controlan los ingresos de Venezuela, el primero por renta petrolera, y el segundo por vía de impuestos, demuestra que no les importa la nación, y lo que es más grave, menos la situación de calamidades que vive el pueblo, a raíz de la pésima administración de Estado.

De hecho, Nicolás Maduro como administrador de la renta petrolera no aguanta mínima auditoría para justificar el cómo, los 700.000 barriles diarios que estaría exportando Petróleos de Venezuela (Pdvsa), con un promedio de 70 dólares diarios por barril, generarían unos 50 millones de dólares diarios; en contraste con el segundo período de Rafael Caldera, donde el país exportaba unos 2,7 millones de barriles diarios, pero con un valor de 7 dólares cada uno, lo cual apenas permitía unos 19 millones de dólares diarios de ingresos al presupuesto nacional. La diferencia de tal realidad, es que con Maduro el salario y pensiones son inferiores en 15 dólares al mes, mientras que con Caldera jamás estuvieron por debajo de los 200 dólares mensuales, sin obviar, que para 1994, la nómina de la administración pública era entre tres y cuatro veces mayor que en la actualidad.

Por su parte, Diosdado Cabello con el llamado Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat), a pesar de que existe un Impuesto al Valor Agregado (IVA) que además es una aberración que cobra tal tributo desde el mayorista más grande, pasando por el resto de las tres o cuatro cadenas distribuidoras, hasta que llega al consumidor final, lo cual hace que el producto termine incrementado entre 48% y 64% – con el respectivo impuesto ingresado a las arcas – su valor de venta al pueblo, el cual, por supuesto, también suma la correspondiente matraca de las alcabalas que no se refleja en las respectivas contabilidades.

Ante tal realidad, el país no merece estar en la condición de abandono y desastre que se encuentra, siendo uno de ellos, la pésima prestación de servicios públicos como la destrucción del sistema eléctrico, la cual debe sumarse ante la deficiente distribución de agua potable, así como del gas doméstico y también de combustibles.

En tal sentido, la tragedia de racionamiento eléctrico que actualmente confronta la isla de Margarita -sitio donde resido- no puede ser más que adjetivada de inhumana, cuando la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) está aplicando hasta 16 horas diarias de suspensión de electricidad a los hogares de Nueva Esparta, y lo que es peor, sin que exista autoridad alguna que explique a los residentes y turistas, semejante situación que solo definen con el eufemismo -por no llamarlo de bazofia morfológica y barbarie semántica- de «Plan de Administración de Carga» (PAC).

No hay sociedad que aguante y tolere un racionamiento de tal magnitud por un tiempo tan extendido. Por ello, transcurrida prácticamente, una semana desde que inició la contingencia, y que no exista ente oficial que explique con detalle y máxima del tiempo que requiere la solución a esta grave crisis eléctrica, no sólo deja en evidencia la ramploneria de Corpoelec, sino que las interrogantes se multiplican, cómo por ejemplo: ¿Es realmente un problema de gasoducto hacia Nueva Esparta o existen inconvenientes en la represa del Guri, que también otros estados están confrontando racionamientos en menor tiempo? ¿Por qué no se muestran imágenes de los daños del gasoducto? ¿Tiene Corpoelec los materiales y repuestos eléctricos correspondientes para afrontar la eventualidad, así como dispone de los suficientes equipos y recursos humanos para esta contingencia?

Que a estas alturas Corpoelec omita un informe serio, creíble, conciso y sobre todo realista de la compleja situación, además de ser una protuberante y desgraciada irresponsabilidad, revela que desde lo más alto del poder no existe mínima sensibilidad por el sufrimiento humano, así como por las dificultades educativas, sociales, económicas y turísticas que está situación ha derivado sobre el estado Nueva Esparta, y con mayor proporción en la isla de Margarita.

Nueva Esparta agobiada por una restricción sin precedentes en la distribución de agua, la cual cuando llega a los hogares, hoteles y comercios, pudiera considerarse de no apta para el consumo humano, también en los últimos días estaba confrontando severas deficiencias en la distribución de gasolina y gas doméstico, ahora complementa un cuadrante de calamidades con el servicio eléctrico, y todo en pleno comienzo de la temporada turística, simultánea con el Mundial de Fútbol, lo cual viene a hacer más dramáticas las pérdidas para una insularidad que yace en la postración económica desde hace bastante tiempo.

Quienes controlan Corpoelec son unos mequetrefes de la administración pública. Individuos que sólo demuestran incompetencia, ineptitud y sobre todo panurguismo, cuando ni una mínima explicación existe para un pueblo que está confrontando con estoicidad y resiliencia, una crisis eléctrica que, incluso ya había sido advertida por especialistas del área, y analistas del tema social; verbigracia, esto también comprueba que desde lo más alto del poder, todo lo que diga el pueblo, es simplemente afasia para ellos, porque no les importa la gente y menos sus problemas.

El madurismo no tiene más excusas. Irónicamente todo esto ocurre cuando el jefe máximo de este grupo político desde Egipto lanza consignas de «salvación» contra el cambio climático. O sea, tal vez, sin saberlo, Corpoelec y Pdvsa están aplicando un ejercicio experimental forzado con los neoespartanos de disminución de consumo eléctrico, y en cualquier momento nos digan que en lo sucesivo nuestra única fuente de energía será la leña, y por ende convertirnos, en una isla «turística» 100% de luz y combustibles naturales.

No hay posibilidad de cambiar esta realidad, mientras el ejercicio chapucero de la política madurista siga controlando el poder. Nicolás Maduro y Diosdado Cabello son los únicos responsables, como administradores de la renta nacional de la catástrofe que vive Venezuela, y sin atenuantes cada minuto de sufrimiento que estamos confrontando en Nueva Esparta: ellos son los culpables.

Corpoelec se ha convertido en una entelequia eléctrica. Su inicial de «corporación» debe ser llamada chatarra y sus siglas transformadas precisamente en Chatarra Organizada para la Óbice Eléctrica – nueva Corpoelec – porque eso es lo que representan para Venezuela. Por lo pronto, el apagón que tuvo toda la nación hace un tiempo ha recomenzado su ejercicio por la isla de Margarita que simplemente ha quedado sin luz.

En síntesis, el madurismo ha desatado con toda su intensidad de aniquilamiento, el dolor humano contra el pueblo de la isla de Margarita y el estado Nueva Esparta al someterlo sin electricidad. ¿Hasta cuándo será el sufrimiento de las familias, y la devastación social y económica?

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@vivassantanaj _

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