Es una verdad de Perogrullo que para producir riqueza es necesaria la inversión. No sólo se trata de capital, sino que deben concurrir técnicas, tecnología y trabajo humano. Este último, en el actual momento histórico debe ser calificado, muy poco la fuerza de trabajo no calificada. La inversión en todos estos factores productivos implica estabilidad política, seguridad jurídica y educación de alta calidad en todos los niveles.
Maduro dando muestra de su incapacidad como gobernante y ausencia de formación para la función pública hace un llamado a inversionistas para que acudan a invertir en Venezuela. Los inversionistas no son tontos, precisamente, tienen capitales porque invierten en condiciones que les permiten reproducir sus capitales, o, al menos, recuperar su inversión. Los inversionistas buscan países que tenga reglas claras y confiables de los gobernantes, disponibilidad de mano de obra calificada y seguridad jurídica.
No hay inversionista que lleve sus capitales a países en donde sus gobernantes no tienen palabra, o no cumplen sus acuerdos o los interpretan a favor de sus intereses, además, que tiene la mentira como instrumento para ocultar sus finalidades u la situación real. No se invierte en donde la corrupción está generalizada en la esfera pública, lo que hace proclive la competencia desleal. Nadie invierte en un país en donde la educación está en el suelo y las políticas públicas se encaminan a generar una educación mediocre para evitar el conocimiento y no haya crítica. Los inversionistas no son locos para invertir en un país en donde no hay Estado de derecho y la justicia está al servicio del poder, totalmente sumisa a los deseos o peticiones de la autocracia gobernante.
Es sabido que sistemas ordenados de reglas e instituciones jurídicas, generalmente, se correlacionan positivamente con la prosperidad económica, la estabilidad social y el bienestar de las personas. Algunos estudios indican que un ordenamiento jurídico confiable, normalmente, atrae a un aumento de la inversión extranjera, aumento en los rendimientos y mayor riqueza. La riqueza, a su vez, posibilita la implementación de políticas públicas que fomentan la educación, la salud, la protección del medio ambiente y la igualdad de oportunidades, en sociedades democráticas, una mayor libertad individual. Se ha señalado también que un sistema jurídico que funcione adecuadamente no es solo un medio para el desarrollo, sino que es el propio desarrollo. El Estado democrático de derecho no es una herramienta de desarrollo, es también un objetivo del desarrollo. Además, el Derecho, entendido como una combinación entre orden público, Derechos Humanos, tribunales, derecho de propiedad, formalización de derechos, procesos relacionados con el combate a la corrupción, son aspectos esenciales para el progreso.
Venezuela posee recursos naturales de gran potencialidad para generar un desarrollo sostenido y sustentable en un marco de bienestar general. Teníamos un activo humano con formación de calidad que ha sido expulsado por las políticas negativas del régimen, quienes retornarían al país si hay condiciones para ejercer su talento. Nuestro país tiene enormes cantidades de petróleo y gas, aun necesarios en el mundo, posee oro, hierro, aluminio (bauxita), fosfatos, cobre, coltán, cobalto, tierras raras, grandes capas de lutitas de variados colores y composición potenciales para diversos usos. Cuenta con enormes ríos con potencia extraordinaria para producir energía eléctrica, riego, etc. Tierras con excelentes capas vegetales y cercanas a fuentes de agua de gran potencialidad agropecuaria. Venezuela es una potencia que puede alcanzar altos grados de desarrollo con bienestar general, pero requiere un gobierno capaz, abierto, confiable, con reglas claras, con respeto a los derechos humanos y libertades, un gobierno que combata firmemente la corrupción y que acepte el control de la función pública por órganos públicos y sociales independientes.
Los recursos de Venezuela, su posición geográfica, sus maravilloso y diverso paisaje constituye un gran atractivo para las inversiones. Muchos países se pudieran beneficiar de que sus nacionales invirtiesen en Venezuela. Tendrían acceso a recursos que no poseen, los capitales de retorno incrementarían la inversión interna. No hay duda de que Venezuela, en rumbo democrático y con libertades, aseguraría estabilidad en los países vecinos por el intercambio comercial que se desarrolle. Desde el punto de vista geopolítico debe ser de interés para el continente americano y europeo que Venezuela tenga un sistema de libertades y confiable, pues con ello se garantizaría acceso a recursos necesarios para el crecimiento económico social. No deben olvidar los países, en especial de América Latina que un régimen corrupto e inescrupuloso es fuente de desestabilidad. Basta preguntarse ¿Quiénes han propiciado el Tren de Aragua?, ¿quiénes sacaron a la frontera dotándolos de identidad falsa a los peores delincuentes presos en las cárceles venezolanas?