OPINIÓN

Intérprete del espíritu

por Carlos Paolillo Carlos Paolillo

Pina Bausch y Fernando Suels

Más de tres décadas de trayectoria profesional cuenta en su haber Fernando Suels, el bailarín venezolano que logró durante su larga estancia en Alemania hacerse de un sólido prestigio profesional. Recorrió con éxito un camino similar al transitado en su momento por los también nacionales Carlos Orta y Arnaldo Mendoza. Igualmente, se puede equiparar al cumplido por David Zambrano y José Navas en sus respectivos contextos de Bélgica y Canadá.

Durante más de 20 años formó parte del selecto elenco del Tanztheater de Wuppertal, el ensamble de Pina Bausch, que logró los más altos índices de impacto social en el ámbito de la danza contemporánea mundial. La identificación de Suels con el neo expresionismo en la danza fue temprana, no obstante su formación inicial de las manos de José Ledezma en el Taller de Danza de Caracas, escuela reconocida por su orientación hacia una depurada dimensión abstracta del movimiento, alejada de codificaciones teatrales rigurosas. Así, se convirtió en un bailarín de notable pureza en su expresión corporal, a través de la cual, sin embargo, mostraba un intenso mundo aún por revelar.

Casi al mismo tiempo que se abría a su desempeño profesional como intérprete de Ledezma, comenzó a explorar en otras alternativas del cuerpo más allá de la perfección de las líneas y la precisión técnica. Junto a Luis Viana descubrió un espacio vital para la introspección del movimiento y una gestualidad violenta.

En la memoria permanece su participación, aún muy joven, en la muestra coreográfica de Viana titulada Liturgia de encierro (Sala Rajatabla, 1989), donde dio muestras de su doloroso espíritu y su apremiante estética. Allí mostraba un impulso incipiente, portador de una convulsión honda y genuina.

Fernando Suels en el Wuppertal Tanztheater

Su interés definitivo por la danza teatro fue creciendo y abarcando también sus preocupaciones intelectuales, que lo llevaron a concretar su tesis de grado universitaria en el área de la comunicación social, sobre un tema que ya lo inquietaba: el expresionismo como concepto y estética y sus implicaciones en el desarrollo de la danza venezolana. En esta investigación, documentó las presencias en Venezuela de Kurt Jooss, Harald Kreutzberg Pina Bausch y Susana Linke, en momentos históricos distintos, y sus posibles implicaciones en el posterior surgimiento y evolución de las manifestaciones de la  danza expresionista en el país.

Pronto decidió su viaje de estudios a la Folkwangschule de Essen, el referencial centro fundado por Jooss, donde profundizaría en los postulados demoledores y críticos de la expresión germana del cuerpo, quizás desde una perspectiva distinta a las de sus   orígenes y adecuada a las realidades de la  segunda mitad del siglo XX, aunque igualmente aniquilante.

Suels reconoce en Pina Bausch a la figura inspiradora y en Jean Cebron a su maestro y orientador inicial de su trabajo artístico en Alemania. La consagración de la primavera, Barba Azul e Ifigenia en Tauris, de Bausch, además de un  montaje dirigido por Susana Linke, coreógrafa con quien logró una especial empatía, representaron fundamentales procesos de aprendizaje que prepararon su ingreso oficial al elenco estable del Tanztheater de Wuppertal a partir de 1995.

Suels definió como inagotable su larga experiencia en la compañía alemana. “Era como un misterio lo que sucedía dentro del trabajo con Pina. Cuando culminé mi primer año en la compañía, sentí que tenía años trabajando, supongo que fue el tiempo de adaptarme a la intensidad del ritmo con el que se laboraba diariamente. Al lado de bailarines que tenían 25 o 30 años trabajando allí, resultaba  imposible no sentirse recién llegado”.

Fernando Suels en el Wuppertal Tanztheater

Para el bailarín, los procesos vividos al lado de Bausch, sus compañeros y las comunidades con las que tuvo la oportunidad de interactuar durante una productiva y distinta  etapa creativa, resultaron sus vivencias más significativas como intérprete de las obras de Pina.

“En la compañía muchas veces se hacía un trabajo de campo, digamos una indagación  de algún país del mundo  y esto se tomaba como referencia para una nueva creación. No se trataba de hacer una pieza sobre un país, creo que la observación de  la diversidad cultural es un modo de encontrar inspiración para continuar creando. Lo más interesante en esa experiencia para mi era siempre la gente, sí, básicamente la gente que encontrabas en diferentes lugares  inspiraba toda esa locura”.

Actualmente, Fernando Suels  vive en España, donde adelanta su propio centro internacional formativo y de creación. Sus largos años de permanencia en el Tanztheater de Wuppertal determinaron un compromiso decisivo con una tendencia de la danza que indaga el alma humana sin concesiones, propósito complejo de alcanzar especialmente en tiempos de culturas determinadas por sofisticados recursos tecnológicos. Allí, seguramente, mantiene el sentido ético del intérprete que siempre se propuso ser.