OPINIÓN

Intención de partidos del G4 de suprimir el gobierno interino oxigena al madurismo

por Juan Francisco García Escalona Juan Francisco García Escalona

¿Es la oposición rémora del cambio del país?

 No es secreto las torrenciales críticas que constantemente se vierten sobre la dirigencia opositora, y a pesar de los errores la ciudadanía mayoritariamente siempre otorga respaldos, con la esperanza inagotable de derrotar a la dictadura; sin embargo, cada vez más se hace inverosímil la confrontación entre los distintos líderes, tal parece que la ambición personal y sus egos desatados son la prioridad y no la restauración de la democracia. Se ha vuelto vigente aquella afirmación del Generalísimo Francisco de Miranda: “A esta gente lo que le gusta es bochinche.”

El 5 de enero se debe elegir la junta directiva de la Asamblea Nacional, lo que pone de relieve la continuidad del gobierno interino a cargo del ingeniero Juan Gerardo Guaidó, la razón de su existencia, se ha justificado jurídicamente en el vacío de poder por el fraude electoral cometido por Nicolás Maduro, y su firme disposición totalitaria, de alzarse con el poder, negándole a la población la posibilidad de realización de elecciones libres, transparentes y verificables a través de organizaciones internacionales de alta capacidad y honestidad, pero toda la justificación jurídica y política anclada a la gravedad de la crisis multidimensional que azota a la nación pareciera echarse por tierra, por quienes están más decididos a acabar con el gobierno interino porque es una forma de acabar a su vez con Juan Guaidó, que derrotar al madurismo y abrir las compuertas de la Venezuela de todos.

Los diputados a la Asamblea Nacional 2015 pudieran dar un salto cualitativo, que envíe un mensaje a la ciudadanía, si solo actuaran por convicciones y no por mandatos y pactos de las cúpulas de sus partidos. Lo primordial es el país y no las cuotas de poder que reclaman esas organizaciones, después de tanta resistencia de la población, parece una condena naufragar en las ambiciones de las organizaciones Un Nuevo Tiempo, Primero Justicia y Acción Democrática.

La conspiración es gestada por el régimen, bajo el fino pulso de bisturí de Jorge Rodríguez. Tal parece que es Juan Guaidó un trofeo esencial para continuar su marcha a la perpetuidad. Guaidó, a pesar de todo, muestra intenciones de preservar el equilibrio y entendimiento con todos los sectores opositores más allá de las evidentes diferencias, es decir, intenta que prevalezca la unidad aun cuando parecen una jungla anárquica de hienas hambrientas, que actúan según su libre albedrío, al ritmo que se degollan unas con otras y procuran degollar al propio Juan Guaidó, para servirlo a los intereses de la tiranía. Recientemente, la periodista de investigación y especialista en fuentes militares Sebastiana Barráez sostenía en programa de EVTV Miami, de la también periodista venezolana Carla Angola, que el régimen desde hace bastante tiempo ha preparado en Fuerte Tiuna una celda para Juan Guaidó, donde actualmente tienen privados de libertad algunos militares.

Ante esta posibilidad latente, cabe preguntarse quiénes serán los que en detrimento de la política internacional que ha reconocido el gobierno interino de Venezuela, en contravía de los deseos del dictador, sirviendo para la protección de activos tan importantes como el oro existente en la banca internacional o los activos de Citgo, y las acciones judiciales para impedir el saqueo a través de los llamados bonos 2020, pretenden entonces dar pasos atrás y presentar los puñales ensangrentados, no con el ADN de Juan Guaidó, sino con la esperanza infinita de un país, de ir hacia adelante y vencer la tiranía que nos oprime y viola los derechos humanos de toda la población.

El gran problema de la oposición es una dirigencia que no posee conexión con los problemas reales de los ciudadanos, se espera que en este preciso momento histórico logren no solo la reflexión necesaria, sino un genuino despertar de conciencia y espíritu nacional, que imponga la continuidad de un proyecto, más allá de un nombre o una ambición de tipo personal. Venezuela lo agradecerá, de lo contrario estaremos perdidos. Más que por la acción del tirano, serán los propios obstáculos internos los que estancarán e impedirán cambios reales en la nación.

¿Qué hacer para no perdernos?

Nuestra dirigencia debe pensar en el país en primer orden, no hay recetas milagrosas, se trata de defender a través de la palabra, el pensamiento y la acción, la disposición de conquistar la democracia y libertad, no reaccionar ante el acecho del tirano es convalidar sus acciones y de traiciones tenemos amplios récords en toda la historia de la república.

Se hace recurrente volver al Libertador Simón Bolívar como una fuente de consulta obligatoria en momentos difíciles, con aquello de pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad suramericana, vacilar es perdernos.

Debemos llevar adelante la unidad, pregonada desde lo más profundo del sentimiento del Libertador como una obsesión para poder consolidar la libertad. Pareciera que nada ha cambiado de aquellos tiempos a los actuales, Bolívar exclamaba: «¿Cómo fomentaran el cisma los que conocen más la necesidad de la unión? Lo que queremos es que esa unión sea efectiva para animarnos a la gloriosa empresa de nuestra libertad; unirnos para reposar, para dormir en los brazos de la apatía, ayer fue una mengua, hoy es una traición, se discute en el Congreso Nacional, lo que debiera estar decidido».

Al igual que en 1811, la Asamblea Nacional de Venezuela genera contradicciones por lo que debiera estar decidido, aún están a tiempo de superar la trampas del adversario, donde con más espinas que flores se transmiten a todo el país, los riesgos de la angustiante desunión, creando una esfera de emociones que hacen imposible de comprender cómo van a dirigir el país, quiénes no tienen las fortalezas de superar sus propios fantasmas, siguiendo supeditados, a las rencillas, zancadillas y a odios internos, que los hacen vulnerables a vacilar en los momentos de mayores exigencias, y bien sentenció Simón Bolívar el padre de la patria vacilar es perdernos.

Resulta imperativo, resaltar que Juan Guaido y el resto de los dirigentes de oposición no son los enemigos, el único que afecta mortalmente los designios de la patria y la democracia por la que tanto se ha luchado desde la independencia es Nicolás Maduro y su proyecto fracasado de revolución.

Con tantas horas a oscuras que le resta navegar a la oposición venezolana, solo deben comprender que la luz que los debe guiar se encuentra en la unidad, lo demás es vacilar y, como dice mi buen amigo Luis Beltrán Franco, estamos quizás en los albores de la nueva Venezuela, debieran considerar que nadie se suicida en primavera y mano segura no se tranca.

@jufraga12