OPINIÓN

Intelligentia, una casta durante siglos ofendida

por Alberto Jiménez Ure Alberto Jiménez Ure

Hasta donde lo que presumo, mi lucidez me advierte y dicta. No alucino sintiéndome vivir en el curso del siglo XXI. Experimentamos la existencia luego de más de doscientos años de la llamada «Ilustración», asombroso suceso que produjo profundas e irreversibles transformaciones en Europa (siglos XVIII-XIX). 

Pero, en realidad, la Ilustración no falleció sino que se convirtió en Modernismo, Posmodernismo y Era Digital [a los cuales la Cultura, Ciencia y Tecnología fortalecería]. Mi «Razón Suficiente e Inmutable» me advierte y reclama adecuarme ulterior a mis indagaciones. Hace centurias que ciertas e infames «dignidades» han sido preteridas o abolidas entre quienes se han instruido: 

1.- «Dignidad de Omeya»  [fundador del Califato]

2.- «Dignidad de Monarca»

3.-  «Dignidad de Patriarca»

4.- «Dignidad de Aristócrata»

5.- «Dignidad de Duque»

6.- «Dignidad de Autócrata»

7.- «Dignidad de Príncipe» y otras conexas.

Durante el siglo XX, esa intesta «Dignidad de Jerarca Mayor e Indiscutible» fue una patraña inventada por «dictadores» de mucha o poca monta, según los casos. «Führer» se hicieron llamar, en tres idiomas, los genocidas Hitler, Mussolini, Stalin (pero hubo otros que no mencionaré) gracias a sus respectivas cofradías de mercenarios civiles y milicos. Un antiquísimo adagio chino enseñaba que «[…] ninguna persona es -ni podría ser- superior a otra […]», lo cual califico perogrullada porque no necesitamos formarnos filósofos para comprenderlo. Nadie estaría en condiciones de afirmarse «aventajado» con respecto a otro, aun cuando se arrogare «superioridad» virtud al bufonariado que lo sostuviese en funciones de poder.

No atribuyo la Preponderancia de la Razón a los intelectuales franceses que instigaron, legítimamente, insurrecciones a finales del XVIII (Marat, Robespierre, Danton, et.) por cuanto en la Grecia Antigua ya hubo ciudadanos dirigidos por «poliarcas». La Poliarquía fue una auténtica gubernatura de muchos. Distinta a engendros de «reyezuelos» y «arrastracueros nuevos ricos» bajo cuyos regímenes jamás ningún «individuo de perrería» co-gobierna junto con ellos y mucho menos turbas de salvajes. Tras fomentar convites de discordiatóxicos, «canallean» en perjuicio de quienes no somos «pudientes» ni ejercemos «funciones de gobierno». 

Ojalá el Diccionario de la Lengua Española me aceptase por verbo (neologismo) «canallear»: es conspicuo y exacto. La de dieciochescos y cultos franceses contra el monarca de turno no fue una «Revolución» sino bochornosa «masacre» e implosión de la https://apunty.com/doc/declaracion-derechos-del-hombre-y-ciudadano-pdf. Empero, obligó meditar a los racionalistas europeos sobre la vida y muerte sin previa consigna proselitista-panfletaria. Hubo quienes decapitaron a los degenerados padres del interruptus sistema paradisíaco falaz, metamorfosis del sujeto-bestia en hijo pródigo y novísimo. Aunque tendrían, primero, que padecer a un nuevo Bona (mala) parte.

Ciertamente, en mi condición de ciudadano libre, respetuoso de las leyes y preponderancia de la razón, exijo a todos los infractores que «canallean» en Ultimomundano que suspendan expresiones que ofendan a la Casta de la Intelligentia. 

Cuando sistemática y ridículamente afirman obrar conforme a los deseos de un «prócer resucitado», no imaginan cuán lunfardas lucen sus conductas porque [alevosamente] obstruyen la instauración de un sistema fundamentado en el «civis» (ciudadano) y la «civitas» (ciudad)

albertjure2009@gmail.com