OPINIÓN

Inteligencia estratégica empresarial 

por Arminda García Arminda García

Hablar de inteligencia estratégica es referirse a la herramienta que permite tomar las mejores decisiones en las empresas, por lo que, si se aplica adecuadamente, es capaz de generar ventajas competitivas para que puedan actuar con mayor agresividad.

Muchas veces se suelen realizar estas acciones sin contar con suficiente información, lo cual puede representar ciertos riesgos. Su finalidad, además, es propiciar que el análisis se realice sustentado en evidencias, para así lograr que reduzca en lo posible la incertidumbre.

Esta evaluación debe considerar tanto la realidad actual como el futuro de la organización, con la finalidad de generar respuestas a sus necesidades, tomando en cuenta el aspecto económico, social, sus metas, intereses y el efecto que causa. Para esto, sus especialistas deben contar con suficientes datos que les sirvan de referencia, así como el debido entrenamiento y capacitación de alto nivel.

Una de las medidas que debe tomar la inteligencia estratégica en las empresas es estudiar lo que le depara en su futuro, con el fin de solucionar problemas grandes o pequeños que puedan afectar el cumplimiento de sus objetivos, a causa de ciertas acciones o hechos y sus posibles consecuencias. De esta manera, se hace necesario considerar tanto el corto como el largo plazo, para reorientar las circunstancias presentes y mejorarlas en favor de la materialización de los resultados deseados.

En este sentido, este instrumento permite tener una amplia y adecuada óptica con el fin de prevenir riesgos y detectar las posibles oportunidades, para lo que utiliza ciertos métodos y técnicas. Así pueden actuar antes de que ocurran los hechos en un esfuerzo por predecir cada proceso, implementando las mejores decisiones a lo largo del tiempo. Por esa razón, ha tomado mucha importancia y se ha perfeccionado su aplicación.

Se puede decir finalmente que, al disponer de una herramienta como la inteligencia estratégica, las organizaciones pueden maximizar su rendimiento interno organizando sus procesos, tomando las medidas más oportunas y mejorando su posición competitiva en el mercado. Debido a esto, representa una excelente inversión que optimizará la gestión y el desarrollo de la empresa, para que así puedan ser más productivas y consoliden sus objetivos económicos.