El ser humano, como todo ser vivo, no es un agregado de elementos yuxtapuestos; es un todo integrado que constituye un suprasistema dinámico, formado por muchos subsistemas perfectamente coordinados: el subsistema físico, el químico, el biológico, el psicológico, el social, el cultural, el ético-moral, y el espiritual. Todos juntos e integrados constituyen la personalidad, y su falta de integración o coordinación desencadena procesos patológicos de diferente índole: orgánica, psicológica, social, o varias juntas (…)
En este sentido, el concepto mismo de desarrollo, cuando está referido al ser humano debe ser bien entendido. Deberá ser entendido en sentido estricto (como despliegue o desenvolvimiento) en los niveles de las estructuras físicas, químicas y biológicas; pero deberá ser entendido en sentido solo metafórico al referirse a la configuración de estructuras psíquicas, sociales, culturales, éticas, espirituales u otras de nivel superior, ya que, en este nivel, no existe una sola meta prefijada genéticamente (…)
Miguel Martínez Miguelez – Nuevos fundamentos en la investigación científica
I Los desequilibrios del pensar político
La sociedad contemporánea desde los más altos niveles del poder político, intenta cada año desde la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, encontrar espacios que sincronicen los grandes desequilibrios del planeta, mientras los obstáculos ideológicos no sólo derivan en trabas para encontrar acuerdos integrales y generales, sino que apéndices de tales grupos políticos auspician otras organizaciones y “reuniones” cómo si éstas fueran en esencia con sus “documentos conclusivos” los que pudieran llevarnos hacia la paz mundial, y por ende, hacia el equilibrio de vida en todas sus formas biológicas, y en plenitud de máxima eudaimonia.
Después de la II Guerra Mundial el mundo giró hacia formas de pensamientos que en sus contextos políticos se ha dividido entre sistemas políticos libres y democráticos, y otros autoritarios y hegemónicos, los cuales han incidido en sus contextos económicos, sociales y culturales. Y es que, finalizada la llamada Guerra Fría, posterior al evento de máxima destrucción humana del siglo XX, la desintegración de la autodenominada Unión de Repúblicas Socialistas (URSS), desde finales de 1991, originó en ese entonces que aunque Rusia quedó como entidad de mayor influencia en ese diluido bloque territorial, el desarrollo de China motorizada por sus reformas económicas desde la década de los 80, la llevaron a convertirse en este siglo XXI, en el principal irreverente ideológico del pensar político de Estados Unidos, mientras que los confluentes de ideas, más que centrarse en las formas de gobiernos, pues, han dividido sus “diferencias” entre Oriente y Occidente; algo que si bien no diluye las pretensiones del poder político, para nada toca los extremos del capitalismo y el socialismo como agotadas doctrinas del poder económico, máxime en el siglo XXI.
O sea, que si algo debe tener en orientación de máxima atención ideológica es el destino de los grandes capitales que son en las dimensiones de sus riquezas las que van a terminar permitiendo los alcances del poder político, y sus influencias en el resto del planeta por parte de las potencias económicas que representan Estados Unidos y China, lo que en definitiva demuestra que las diferencias del pensar entre los bloques de hegemonías del dominio de los países en sus espacios territoriales, y poblaciones, no está sujeto precisamente por el mensaje de ideas, porque son las captaciones de ese capital las que marcan los espacios de interés común, sobre la base de las experiencias que han avasallado los tiempos, y que tienen un núcleo: la tecnología.
Entonces, si la unión de pensamientos de ambos grupos está visualizada por el desarrollo y avances tecnológicos, las diferencias ideológicas se convierten en desequilibrios del pensar, porque los grandes males que aún confronta el planeta en términos de pobreza, migración, contaminación del ambiente, extractivismo y sobreexplotación de recursos naturales, vinculados con otros problemas de derechos humanos como la trata, la prostitución forzada o la neoesclavitud; es porque estamos pasando a otra etapa de confrontación donde las diferencias del pensamiento están unidas en sus patrones del cómo apuntalar sus dominios tecnológicos; y éstos pues, si están asociados en sus inmensos potenciales se hacen más poderosos, porque quienes presentan desequilibrios del pensar en la orientación del poder político, ellos están unidos por ambos bloques en la integración de sus constantes evoluciones de suprageocomunicacionalidad, es decir, Microsoft, Google, You Tube, Meta (Facebook, Instagram, WhatsApp) X (antes Twitter), Amazon, y en menor medida otras redes, como Tik Tok, Telegram y derivados, saben que sus conexiones integrales, simplemente se han apoderado del poder político y económico que diferencia el pensar de quienes controlan el Oriente y el Occidente.
II “Inteligencia Artificial”: el fake news donde convergen todos centros de la suprageocomunicacionalidad
Con el mundo abierto por parte de los bloques de confrontación política; verbigracia, Estados Unidos y China, la suprageocomunicacionalidad de los grandes grupos corporativos de la tecnología mundial, Microsoft, Google, You Tube, Meta, X y Amazon, tienen todo a su favor para seguir dominando, primero el control pensativo de sus potenciales víctimas, es decir, una población mundial que sigue al pie de la letra cada una de sus indicaciones, quienes solamente parecieran ver la impresionante y potencial creación de sus mundos tridimensionales, donde el dinero en físico será historia en los próximos años, y donde ya se paga por su uso – PayPal parte del grupo X – o donde se multiplica el uso de criptomonedas, que incluso han inventado hasta “máquinas de extracción digital”, lo que significa, que estamos avanzando hacia la hegemonía de pensamientos, y no precisamente políticos, sino en una (de)construcción digital, en donde todo, absolutamente todo, tendrá que pasar por un teclado, y será controlado por los algoritmos que impongan las corporaciones tecnológicas.
De hecho, tales grupos que manifiestan diferencias en sus composiciones por aglutinar mayor número de usuarios como las públicas diatribas entre Marc Zuckerberg (Meta) y Elon Musk (X), ninguno de ellos, y menos, Microsoft o Google, han presentado reclamos por llamar “inteligencia artificial” sobre las nuevas formas de software o programas que se han venido ampliando, y que son el centro de las concreciones cibernéticas (robots) con las cuales el mundo tecnológico espera abordar todas las actividades sociales y económicas en el transcurso del siglo, y donde la educación – control pensativo – pareciera tampoco tener contrapesos hacia los espacios que ellos han venido ajustando conforme con las (auto)necesidades que vamos teniendo los grupos humanos en la sociedad tecnológica, y que pareciera que solamente tendrán respuesta con la “inteligencia artificial” donde tal «concepto», subordina a la inteligencia humana hacia sus “formas de pensar” y pensamientos.
Es más, profesiones como la filosofía, la sociología, la historia, o la propia educación, como centro de las ciencias sociales, ni siquiera están siendo parte de la promoción de los propios Estados como parte de la formación universitaria. El eje, si bien es acertado en las carreras técnicas y digitales, como complemento de otras muy importantes como la medicina – la más beneficiada del hecho tecnológico, con grandes intereses de Bill Gates, dueño de Microsoft -, la ingeniería y arquitectura, y el ámbito geoespacial – que domina X en disputa con la NASA – no puede obviarse que estos componentes curriculares ignoran las ciencias sociales en su formación pensativa, porque al fin de cuentas, toda la formación terminará siendo “a distancia” con respuestas tecnológicas – el nombre que debería tener la llamada “inteligencia artificial” – de buscadores y programas, cuyos algoritmos han sido concebidos por los especialistas de la suprageocomunicacionalidad; y sin ninguna traba “ideológica”, por quienes se disputan los bloques del Oriente y Occidente; al contrario, vemos como hasta Xi Jinping, el presidente de China, recibe al norteamericano y dueño de Microsoft como su “gran amigo”.
III Hacia la creación del Cosmo-Estado
La suprageocomunicacionalidad, es decir, la integralidad de todos los espacios de los hegemónicos grupos corporativos de la tecnología, tienen claros sus propósitos hacia el transcurso de esta y la próxima década. Lo insólito es que nadie desde la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, o de cuánta organización existente paralela a ésta propone o alerta que tales grupos van sin ninguna limitación hacia la dominación a escala mundial de los países y Estados, donde los más pequeños irán siendo “comprados” en todas sus estructuras, y lo mismo pasará con la naciones propiamente dichas, quienes desde aguas abajo, serán absorbidos por éstos grupos, quienes ya dominan las estructuras tecnológicas del planeta, y algunos naciones intentan con “leyes” cambiar rumbos que solamente pueden modificados con sentidos de inversa a la tecnología, que solamente está en el campo de las ciencias sociales vinculando éstas al plano de esa suprageocomunicacionalidad en similares dimensiones con las cuales han adoctrinado a una parte importante del planeta, que hasta permite con un casco o lentes de “realidad virtual” decidir que quiere o no quiere ver en su plano tridimensional.
La creación del Cosmo-Estado, implica que los Estados como actualmente se conocen, serán subordinados de esta forma de poder; y más aún, ni Estados Unidos y China podrán decidir políticamente sus acciones, porque hasta las empresas de las armas con tanto poder económico quedarán finalmente limitadas por un tridimensionalidad de Google, o las telecomunicaciones estarán marcadas por códigos que ya no serán “QR”, sino de mezclas pensativas de una respuesta tecnológica que ahora un mundo llama erróneamente “inteligencia artificial”, la cual subordina a ésta su propia inteligencia humana.
Microsoft, Google, You Tube, Meta, X y Amazon, y sus asociados avanzan sin dificultades hacia una tridimensionalidad en la formación del Cosmo-Estado, que sólo Ingenieros (1997), es quien probablemente mejor la define en El hombre mediocre: “El proceso de involución intelectual sigue el mismo curso que el de su organización, pero invertido. Primero desaparece la ‘mentalidad individual’, más tarde la ‘mentalidad social’, y, por último, la ‘mentalidad de la especie» (p. 168).
Inteligencia Artificial: el fake news de la suprageocomunicacionalidad y el Cosmo-Estado ¿Una suposición o una futura realidad? Tanto el capitalismo como el socialismo morirán. Vamos hacia el cosmoestadismo.
@vivassantanaj_