La reciente decisión de la Real Academia Sueca de las Ciencias respecto a los ganadores del Premio Nobel de Economía 2024 subraya la importancia capital de las instituciones para la generación de riqueza de un país. Al otorgar el galardón a los profesores Acemoglu, Johnson y Robinson por sus estudios sobre “cómo la fortaleza de las instituciones influye en la prosperidad económica de los países”, el jurado no solo refuerza su convicción sobre el valor de las instituciones para la generación de riqueza, sino también para la consolidación de la democracia.
Para los investigadores galardonados la causa fundamental de la diferencia en la generación de riqueza es la calidad de las instituciones sociales y económicas. En la raíz del fracaso de los países está la ausencia de un sólido sistema de instituciones, apuntan. Para explicarlo identifican dos tipos de instituciones: las inclusivas y las extractivas. Las primeras se fundamentan en el respeto al Estado de Derecho y la generación de oportunidades que permitan a los ciudadanos desenvolverse para alcanzar sus objetivos económicos y sociales. Este tipo de institución incentiva los comportamientos que facilitan el buen funcionamiento de la economía, la creación de riqueza y el desarrollo de la sociedad civil. Crean oportunidades, pero también los medios para lograrlo: infraestructura, salud, educación. Las instituciones extractivas, por el contrario, conculcan derechos básicos, eliminan la seguridad jurídica, limitan el incentivo de la sociedad a generar riqueza, menoscaban el desarrollo social, concentran las capacidades económicas en manos de una pequeña élite que persigue extraer los recursos del resto de la sociedad para su propio beneficio. Las inclusivas suelen estar asociadas a sociedades democráticas, las extractivas son más comunes en autocracias.
La pregunta sobre la relación entre crecimiento e igualdad no ha sido del todo resuelta. La decisión de la Academia sueca reconoce, de hecho, que los galardonados plantean nuevas estrategias para entender la desigualdad. Al hacerlo muestran su preocupación por un crecimiento que impulse la inclusión, tanto la política como la económica. Acemoglu, uno de los ganadores del premio, aboga por las dos, mientras advierte que es muy difícil mantener la inclusión económica cuando se está gobernado por el puño de hierro de un autócrata, o que cuesta sostener la inclusión política cuando el poder está monopolizado por una persona, un grupo o un partido.
Una sociedad civil fuerte demanda mejores instituciones, con lo que se genera un círculo virtuoso de crecimiento económico, progreso social y mejora continua de las instituciones. De hecho, la fortaleza institucional no solo favorece el crecimiento económico, sino la propia mejora institucional. Su debilidad, por el contrario, da paso a la arbitrariedad, la desconfianza, la ilegalidad, el caos. Abre espacios para los personalismos, la imposición, la ausencia de autoridad, la política como reparto o rebatiña, el desconocimiento de los derechos, el incumplimiento de la ley, su abuso o su degradación a instrumento de privilegio o de venganza.
Fundadas en el acuerdo social, la confianza, la autoridad, el respeto de la ley, la definición de objetivos, las instituciones reflejan la capacidad de la sociedad para organizarse, para acordar, para planificar, para abrir espacios a la libertad, a la iniciativa. De la fortaleza de las instituciones derivan la confianza, la seguridad, el respeto, la estabilidad. Las condiciones para que puedan cumplir su función no son otras que solidez, autonomía, apego irrestricto a sus fines y a los principios que las animan, un marco legal efectivo, con derechos efectivos y separación de poderes. La condición de estabilidad, connatural en principio a las instituciones, incorpora y se refuerza con su capacidad de cambio, de ajuste, de renovación, en respuesta siempre a las necesidades y a las exigencias de los tiempos, de ningún modo a las imposiciones del autoritarismo o a las veleidades del populismo. Las instituciones están para proteger a las personas, los ciudadanos para robustecer y dignificar las instituciones.
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