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¿Inhabilitar la narcotiranía y el fraude?

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Ronald Ojeda Moreno, teniente secuestrado en Chile

¿En cuál fase de la lucha nos encontramos en Venezuela? Qué debemos a estas alturas aún comprender? ¿Cómo podemos avanzar? ¿Con qué cuenta la tiranía para detenernos y sostenerse en el poder? A estas preguntas claves y posiblemente a alguna otra estamos obligados a responder certeramente, para lograr salir del secuestro o muerte suspendida, como llaman los expertos del combate al crimen de lesa humanidad que ello comporta y en el que pretende seguir manteniendo a Venezuela el actual narcocriminal régimen de Caracas.

Todo análisis se inicia desde la facultad del libre pensamiento con que se nace. Se posee por naturaleza la propiedad de poder discernir, siendo cualquiera de nosotros un ser humano sano, normal. Del razonamiento ilustrado de Emmanuel-Joseph “el Abate» Sieyés lo hizo sobre la posibilidad de superar aquel orden opresivo en que se constituía la sociedad francesa de los “Tres Estados”: el primer Estado, el clero; el segundo Estado, la monarquía y nobleza por nacimiento; y el tercer Estado, que lo constituía más de 90% de los franceses, subdividido éste en otros dos: la clase comerciante con manejo de la liquidez de capital de los burgueses, y la otra por los que laboraban como siervos-labradores de tierras  o  “sans-culottes”. La mayoría de los historiadores confirman, tal como Georges Lefebvre (1874-1959), que de los aproximadamente 27 millones de seres que habitaban la región francesa de entonces, hacia finales de la penúltima década del siglo XVIII, era una abrumadora mayoría plagada de miseria y enfermedades, a la que había sido conducida. Esta última sentía que ya no tenía nada que perder más que arriesgar la vida para tener vida.

A dos siglos de aquellos comienzos de la abolición de la monarquía absolutista, en tiempos de Luis XVI, se desarrolló el proceso de la Revolución francesa, y decapitando el año de 1792, continuaría su fase de siembra del terror que los llevó a descabezar a los máximos líderes radicales y defensores del uso de la “guillotina”, con miles de víctimas del odio, entre 15.000 y 17.000 estiman historiadores de tal periodo del “Reinado del Terror”, y que a los propios difusores de tal ambiente, como por ejemplo el médico-editor Jean Paul Marat, del ala extrema izquierdista de los Jacobinos, cuyo predicamento llamaba a dar continuada aplicación de la pena capital, desencadenó la reacción extrema de una joven militante girondina, Charlotte Corday, quien le diera muerte con apuñalamiento al corazón, pensando que acabando a este máximo exponente-promotor del ajusticiamiento serviría a su nación al terminar tales difusiones y llamamientos; acabando la propia Charlotte en la guillotina, y prosiguiendo el terror como fórmula, que concluyó ejecutando al mismísimo líder de la revolución Maximilien Robespierre.

Ante una Venezuela dividida y desencantada por seudo liderazgos inconsistentes e incongruentes, la necesidad de una vigorosa dirección política con valores y principios de un venezolanismo auténtico tendrías que ser elegida. Por encima de sectarios grupitos, surgió después del bochornoso tiempo del supuesto gobierno de transición designado por la Asamblea de 2015 e iniciado en 2019, la fortalecida e insustituible legitimidad de la Elección Primaria arrojó desde entonces una certera promoción de la unidad efectiva, desbordando expectativas con un movimiento electoral democrático indetenible. Las primarias que lideró María Corina Machado Parisca, y que fue legítimamente electa como cabeza de ese nuevo liderazgo en Venezuela no hay posibilidad alguna de deslegitimarlo mediante las burdas triquiñuelas de diseño psiquiátrico de un Jorge Rodríguez superado por la claridad de un pueblo y su malicia para ganar su libertad. No podrán conseguir un nuevo engaño a la nación venezolana, ni mediante pretendida estratagema de sustituir con marionetas del régimen de Nicolás Maduro para convertirlos en candidatos presidenciales creíbles, ni por la represión ante el pueblo corajudo que de seguir pinchándolo los va a embestir y cornear profundo.

No habrá decapitación en términos figurativos más que la del propio Maduro, quien de seguir negándose a entender que le llegó la hora de pactar su salida de Miraflores en incruenta e inteligente solución política, deberá atenerse a las consecuencias que su propio predicamento de odio y terror está acelerando, y que no dudamos que pueda terminar en llevarlo a la guillotina política (nuevamente en términos figurativos) junto a su acólitos.

¡Apúrate Maduro, antes de que te pille el toro resabiado del pueblo venezolano! Tú que te crees que estás cortando rabo y oreja, no vaya a ser que antes de lo que pienses salgas más bien trasquilado…

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