OPINIÓN

Infidelidades: “El hijo del otro”

por Dra. Nancy Álvarez Dra. Nancy Álvarez

Ilustración de Juan Camilo Melo / El Tiempo de Bogotá / GDA

La infidelidad sube como la espuma y las mujeres lo son cada vez más. Hoy voy a enfocarme en las consecuencias de la infidelidad cuando una mujer casada se embaraza de su amante, y su marido no lo sabe. Así surge “el hijo del otro”, con todas las consecuencias para la pareja, el amante, los hijos del matrimonio y para la mayor víctima: ese niño que inconscientemente sabe que ese no es su papá biológico. Está en “tierra de nadie”, lleno de síntomas y confusiones.

Lo peor viene cuando crece y elige pareja. Si lo duda, busque mi libro Amarse no es suficiente y aprenda.

Me preocupa la ignorancia cuando alguien dice: “Yo no lo sabía, creía que era de verdad mi papá”. Lo saben hasta los niños adoptados, a los que se les niega uno de sus derechos más importantes: saber su verdadero origen.

Los estudios demuestran que, como saben que le esconden algo importante, comienzan a tener problemas en la escuela. En el fondo, sienten que no deben investigar, averiguar, en fin, aprender.

Vivimos equivocados. No es lo que experimentamos al estar despiertos lo que nos guía, lo que sabemos de nosotros. Es el inconsciente el que está detrás de todo y guía nuestros actos. Por eso, sufrimos de insomnio cuando algo nos preocupa, pero no entendemos qué.

Desde que somos concebidos en el útero de nuestra madre, ese “señor” registra absolutamente todo lo que hemos vivido, sentido y guardado. Y también lo que ella sufre, piensa y habla (incluso, lo que habla papá), se queda en nuestro inconsciente y determinará mucho lo que somos y seremos.

Gracias a Dios, cada día la ciencia se acerca más a lo que de verdad somos. Y le juro que tiene poco que ver con lo que nos han enseñado y aún nos enseñan en las “escuelas”. Ya lo dice El Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”.

La familia es una unidad emocional. Todo lo que pasa, se vea o no, les afecta a todos. No deseo que nadie se sienta culpable, pero sí responsable de su conducta y de cómo esta afecta a los que amamos. Casarse, tener hijos, divorciarse, es “solo para adultos”.

¿Qué debe hacerse?

-Revelar el secreto, pero —ojo— no lo haga sin ayuda de un terapeuta familiar. Si esto se maneja mal, todos perderán y hasta puede haber violencia y agresiones que lleguen a muertes. Es algo muy serio.

-Ese hijo debe recibir ayuda psicológica, preferiblemente con un psicólogo infantil. Los grandes, con un psicólogo bueno.

-Asumir las consecuencias. Pero, si no se enfrenta el problema con la verdad y el deseo de que todos sufran menos y recuperen su paz, los implicados estarán mal, deprimidos y eligiendo mal a sus parejas. En fin, reciclando conductas negativas de familia en familia.¡Que la fuerza los acompañe!

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