Siempre dijimos que la economía global está lejos del “peak oil” o el fin del petróleo como factor indispensable de la economía.
Lo que se puede acercar a pasos más certeros es la emergencia de las renovables (solar y eólica) que podrían ir reemplazando el uso de fósiles, pero pensar en “la muerte de los fósiles”, de momento por los próximos 50 años es impensable.
Un elemento que ayuda a ambas industrias es la tecnología. El avance de la tecnología hace que ambas industrias: fósiles y renovables (solar y eólica) puedan eficientizar procesos de manera que la industria oil y gas sean menos contaminante y la de renovables sea más barata en su generación.
En tanto, en Estados Unidos y en Arabia ocurrieron dos hitos político y económico que tiene que ver con la industria petrolera.
Veamos el primer caso: una legislación estadounidense (para la reducción de la inflación) que impacta, definitivamente, en la industria de combustibles fósiles: lo que ocurrió con esta nueva legislación es que se incrementa los denominados “créditos de carbono” en 70%. Significa que el programa de crédito fiscal federal “45Q” permitiría a empresarios e industrias reducir sus impuestos federales en función de la cantidad de CO2 (dióxido de carbono y GEI gases de efecto invernadero) que pueden “extraer” o “secuestrar” de la contaminación del aire que proviene de actividades de sus industrias. Obviamente son procesos técnicos bastante complejos y costosos, por ello el estímulo estatal.
En otras palabras, van a estimular (con bastante dinero estatal) la captura del carbono que sus propias industrias generan. No olvidemos que “secuestrar” carbono no genera efectivo, no es una “industria” rentable para nadie, por ello el estado se involucra estimulando éste proceso inyectado dólares para respaldar financieramente el costo total de los proyectos de captura y secuestro.
A partir de 2027 el programa proporciona 50 dólares por tonelada métrica si el carbono simplemente se “deposita” bajo tierra (secuestrado) y 35 dólares por tonelada métrica si el carbono se usa en operaciones mejoradas de recuperación de petróleo. El uso dióxido de carbono líquido tipo solvente es muy eficiente para disolver el petróleo que está atrapado en rocas almacenantes a gran profundidad bajo tierra. La industria petrolera considera que esta técnica (uso de dióxido de carbono líquido para recuperar petróleo de las rocas almacenantes) podría ser una próxima gran ola de desarrollo financiero que hará que la industria esté nuevamente bien “alimentada” con capitales adicionales.
Un detalle con relación al CO2: la industria utilizó casi en su totalidad los denominados “depósitos” de CO2 que se producen de forma natural, entonces sólo resta “capturarlos” del medio ambiente, a un elevadísimo costo que por cierto será cubierto por el Estado (llámese los contribuyentes). Entonces surge esa iniciativa, esa ley “de Reducción de la Inflación” que va a incrementar créditos fiscales del programa 45Q a 85 dólares por tonelada métrica para secuestro y 60 dólares por tonelada métrica para procesos de recuperación de petróleo. Habrá, entonces, más dinero del estado para actividades privadas que, de otra forma, sería difícil encararlas.
Esta pieza legislativa (ley) entregaría miles de millones de dólares a empresarios, emprendedores e innovadores en créditos de baja tasa a los propios industriales que producen petróleo (y gas) emisoras de dióxido de carbono (CO2).
Es, como dicen algunos expertos colegas en Estados Unidos, un apoyo indirectamente directo a la industria de combustibles fósiles que va a estimular un nuevo mini/boom de la industria, con dinero federal (estatal) que será utilizado “para combatir emisiones de CO2” pero que se inyectarán en la industria petrolera.
La industria petrolera necesita proyectos de captura de carbono subsidiados por el gobierno federal para mantener el flujo de petróleo. El mismísimo CEO de la petrolera Exxon dijo, recientemente, sobre la “captura” de carbono como el «santo grial» y pidió que el crédito fiscal del programa 45Q se aumente a 100 dólares por tonelada métrica.
Lo descrito anteriormente es un hecho que definitivamente marca la agenda de la industria. Y hay un segundo evento que nos convence a pensar que la industria petrolera tiene mucho camino por recorrer, por innovar, con dinero privado y estatal, con más tecnología para ser más eficiente. El segundo elemento que quería destacar hoy es el relacionado a la petrolera árabe saudita Aramco, la mayor empresa petrolera del mundo, que anunció un beneficio neto récord de 48.400 millones de dólares en el segundo trimestre 2022, gracias a la subida de los precios del crudo por la guerra en Ucrania y la fuerte demanda de recuperación económica pospandemia.
Es la segunda muestra palpable que el petróleo y el gas aún tienen una presencia indiscutible en la política y principalmente en la economía mundial. En el primer caso vimos que una ley puede beneficiar a la industria fósil de forma “indirecta” y el segundo caso el éxito de la estatal petrolera Aramco por sus ventas de petróleo.
Pese a la persistencia de la volatilidad en los mercados mundiales y la incertidumbre económica, lo ocurrido en la primera mitad del año confirma nuestra visión de que la inversión en nuestro sector es fundamental, tanto para que los mercados sigan bien abastecidos como para facilitar una transición energética ordenada«, dijo el presidente de Aramco, Amin H. Naser. La apuesta de Arabia Saudita, además de sus innovaciones en tecnología, en renovables, sigue siendo a jugar fuerte a su principal eje económico: el petróleo.
Foto: Internet, captura de carbono.
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