Mezquindad y desprecio. No hay otras palabras para definir el trato que el Estado da al sector más vulnerable e indefenso de la sociedad venezolana, como lo son los jubilados y pensionados cuando le otorga el mísero aguinaldo de 12 dólares y además en forma fraccionada… sí, leyeron bien, 12 dólares y fraccionados, un monto irrisorio si recordamos que la canasta alimentaria ya está en 520 dólares.
Si a lo anterior sumamos que la mayoría de nuestros abuelos padecen alguna patología crónica, como hipertensión arterial y problemas renales, la situación se torna crítica porque el dinero que reciben no les alcanza ni para comprar el medicamento que requieren.
Es demasiado injusto que otras instituciones como la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia y la FANB, reciban aguinaldos de hasta 12 meses de su salario, lo que profundiza la desigualdad social ante una pobreza que sigue aumentando a consecuencia de la hiperinflación incontrolable que tiene como aliado al dólar oficial y el paralelo.
Estamos en presencia de una política feroz en contra del derecho a la alimentación como derecho humano y la negación a una seguridad social.
Las autoridades solo tienen como prioridad adquirir más poder y para nada les importa el sufrimiento que padecen por el hambre nuestros jubilados y pensionados.
Una vez más y todas las que se pueda, exijo al Estado rectificar y otorgarle a los jubilados y pensionados aguinaldos dignos.